P R O L O G E

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El reino de los cielos puede ser el paraíso de los humanos no pecadores, de los ángeles fieles e incluso de los guerreros bondadosos. Aunque para todos aquellos que traicionaron a su Dios era un infierno.

Hubo un ángel que se enamoró de un humano, su amor fue tan grande que ella decidió renunciar a sus alas, a todo con tal de estar con su amado, sin embargo, murió al dar a luz a un hermoso niño de cabello rubio y ojos azules como los de su padre.

El hombre ocultó a su pequeño hijo, su amante le había anunciado que tratarían de encontrarlos, de arrebatarle al único recuerdo de su hermosa mujer... Y pasaron unos meses donde era feliz cuidado al bebé, pero la suerte no estaba más de su lado. Una noche escuchó el desgarrador grito de su pequeño hijo, cuando corrió en su rescate un hombre muy similar a la madre de su pequeño le amenazó con una espada, en una de sus manos tenía al niño que lloraba, como si supiera que pasaba.

—Por favor, por favor no se lo lleven... —sollozó el humano que cayó de rodilla ante el arcángel.

—No te quedarás con él, con él no. —su voz salió hostil, sus ojos dorados se clavaron en el humano con gran desprecio.

—Amelia no querría esto, ella pidió que lo dejaran conmigo, ¡¡No pueden hacer esto!! —el hombre sonrió con malicia.

—Podemos querido pecador. —baja la espada y la enfunda, se acerca a pasos decisivos al pobre hombre, con su dedo toca su frente y sus ojos se iluminan.

—No...

Esa noche no hubo más palabras o llantos, el arcángel subió a los cielos con el hijo de su preciada hermana, desgraciadamente el destino de ese pequeño iba a ser completamente diferente al de cualquiera.

Los años pasaron y el pequeño crecía, tenía prohibido acercase al Señor, a los pequeños querubines y le era prohibido tocar a cualquiera, porque podía pegar su impureza en ellos.

Sin embargo, ese pequeño niño nunca creció con odio, siempre fue amable y admiraba a lo lejos como el Señor brindaba abrazos a sus pequeños ángeles, siempre fue espectador de eso y aunque no quería admitirlo, terminaba llorando al nunca conocer la calidez de alguien que te ama...

Cuando llegó a la edad de 15 años comenzaron los castigos más terribles que cualquiera pudiera imaginarse... ¿Su crimen? Ser hijo de dos pecadores y tiranos.























Angels.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora