XI

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EDITADO.

Jeon se encontraba caminando por los grandes pasillos de un edificio de color rojo, se escuchaban gritos y gemidos por todo el lugar. Era el prostíbulo del infierno, donde las almas con penitencias demasiado altas llegaban para ser condenadas a soportar los actos más crueles y despiadados infligidos por los demonios enfermos de lujuria.

A JungKook le daba asco, en toda su existencia sólo había pisado ese lugar cuando tuvo que sacar a SeokJin de ahí. Nunca más habría vuelto, pero ese bastardo se encontraba ahí escondido y él se encargaría de despellejar su cuerpo, había tantas maneras de torturarlo que pasaban por la cabeza de JungKook haciendo picar sus manos de ansias por cometer sus fantasías realidad. El aroma putrefacto lo llevó a una habitación llena de sangre, un charco sobresalía de la puerta y la puerta tenía marcas de garras.

—Te encontré. —con una fuerte patada abrió la habitación y ahí estaba, una criatura enorme le daba la espalda.

La criatura no se giró, pero Jeon podía ver plumas blancas y negras en el suelo con manchas de sangre, JungKook era despiadado, cazaba por naturaleza, pero siempre a presas grandes que pudieran defenderse... Él, por otra parte, siempre iba tras pequeños querubines o demonios pequeños, aquellos que surgían de almas suicidas o de pecados pequeños.

—¿Interrumpo algo? —la voz de Jeon se escuchaba gutural, el ser soltó un chillido similar al de un cerdo, aunque más alto y causando irritación al azabache.

—Pensé que el rey de arriba no bajaría. —la voz de esa criatura era grave, pero mucho menos imponente a la de Jeon. —Veo que mis mascotas te visitaron.

—Ves bien, aun cuando te saqué los ojos hace mil años, ¿no? —río el mayor para acercarse lentamente.

Lo que pudo ver le causó asco y estuvo a punto de vomitar. Un ángel de apariencia infantil estaba sobre la cama, sus ojos en blanco y lágrimas secas en su rostro igual que sangre seca, las alas estaban desprendidas de su espalda y quebradas en su totalidad, Jeon sabía que primero había roto sus alas para después arrancárselas sin piedad alguna, algo que le había afectado puesto que la imagen de JiMin esa noche golpeó su cabeza, odiándose tanto por haber visto el rostro de JiMin en esa situación.

—No deberías ser tan fanfarrón. — otro chillido agudo volvió a escucharse por el lugar. —No siempre podrás ganar.

—Ahí es donde tú y todos los idiotas de este lugar se equivocan. —sus pasos siguen lentos y la criatura sigue dándole la espalda, como si tratara de ocultar algo con su enorme cuerpo, algo que Jeon no se había dado cuenta todavía. —Yo siempre gano.

—No siempre majestad. —una risa aguda se escucha. —En el tiempo que ha jugado allá arriba, aquí abajo hemos descubierto el secreto de tus victorias.

Con rapidez se giró, el rostro de ese demonio era la cara de un cerdo con colmillo largos, en la cuenca de sus ojos se podía pura oscuridad por la ausencia de estos, en la comisura de sus labios salían chorros de sangre manchando su enorme panza que tembló al dar la vuelta.

Los ojos de Jeon pudieron captar otro cuerpo, igual que el anterior, un rostro infantil... Pero ese ángel caído era su medio hermano, sabía que Lilith podía ser el ser más oscuro y despiadado, pero ella era la única con el poder de tocar a sus hijos en cualquier sentido, si algún otro demonio se atrevía a hacerlo, era una clara sentencia de muerte.

—Aquí todos pensaban que era por nacimiento semejante poder... Pero no, no puede ser. —un chillido volvió a escucharse. —Por eso es que he estado consumiendo cada gota de poder.

—Eres un ser tan bajo. —soltó con desprecio.

—Mi rey, no debería molestarse. —se burló. —Cuando usted tiene consigo a un espécimen tan raro, como lo es su querubín de arriba.

Y Jeon no pudo contenerse más, los golpes comenzaron a caer sobre el rostro del demonio para manchar todo el lugar con la sangre negra que salía de las heridas creadas por el azabache, pero un sutil ruido se escuchó alertando a JungKook.

Miró de reojo y vio miles de ojos rojos en la oscuridad de la habitación.

—Oh, tenemos compañía mi Rey.

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.

.

JiMin se encontraba en las escaleras de la universidad mientras que Tae le miraba de pie.

—¿Y bien? —los ojos azules miraban ansioso a su amigo.

—No quiero perderte. —lágrimas inundaron sus ojos.

—Tae, nada de eso va a pasar...

—¡Si se enteran de esto será tu fin JiMin! —gritó con la respiración irregular. — ¡Ellos contigo no tendrán piedad y ese estúpido demonio sólo se irá como si tú no hubieras existido!

—Tae...

—Son muy crueles JiMin, desde que Lee tomó el mando con nuestra región... Sobre todo contigo, he tratado de entender su odio irracional hacia ti, pero no lo entiendo y tú sólo le das más razones para por fin acabar contigo. —un sollozo salió de sus labios. — ¿No comprendes la magnitud de las consecuencias?

—Las comprendo... —sonríe con un poco de tristeza al ver a su amigo así de destrozado. —Y, aun así, estoy dispuesto a enfrentarlas.

—¡NO ESTÁS PENSANDO CORRECTAMENTE! —gritó Tae con dolor en su pecho.

—Lo he pensado mucho Tae y esa es mi decisión, ¿puedes apoyarme? —al decir lo último tomó el rostro de su amigo y secó sus lágrimas.

—Siempre voy a apoyarte, tonto... —ambos rieron cómplices de sus palabras.

—¿Vamos a comer algo? —se levanta el pequeño rubio para jalar a su amigo. —La comida de aquí es tan buena.

—Sorpréndeme.

Ambos amigos caminaron a la cafetería, todos miraban al par con cierta curiosidad debido al aura de luz que no podían ver, pero que podía sentirse en todo el lugar.

—Veo que ya se reconciliaron. —YoonGi habló con burla.

—Así es Hyung. —sonrió JiMin.

—¿Eso significa que también tengo una oportunidad de que nos llevemos bien? —Tae sintió el calor subir por sus mejillas, desvió la mirada del rubio. —Lo tomaré como un sí.

En ese momento una pregunta llegó a la cabeza de JiMin, algo que Tae todavía no le había comentado.

—TaeTae. —el castaño le miró con una sonrisa. —No me dijiste porque te portaste así con SeokJin.

Y la tensión se formó en el ambiente, tan pesado que al mayor de ellos le preocupó el cambio tan repentino al igual que la mención del demonio peli-rosa.

—E-Eso...

Un escalofrío recorrió la espalda de JiMin, YoonGi se acercó al ver el violento temblor que azotó al cuerpo del rubio.

—Ey, ¿qué pasa pequeño?

—N-No lo sé... —se cubrió con sus dos brazos, sentía demasiado frío. —J-JungKook, ¿dónde está?

—No sé, no lo he visto en todo el día, ¿por qué?

—Tengo un muy mal presentimiento.

Los ojos azules de JiMin estaban llenos de miedo, YoonGi le miró confundido al igual que Tae.

—¿A qué te refieres JiMin?


Espero les guste este capítulo uwu, para actualizar el siguiente capitulo esperaré a que este alcance las 500 leídas o los 70 votos. ✨❤️
Les amo.

Angels.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora