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EDITADO. Lean todo el capítulo ya que se hicieron modificaciones a la historia, esto seguirá ocurriendo con los demás capítulos. Gracias por leerme.
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JiMin despertó en una cómoda cama, tanto que se dio el gusto de pasar sus manos por aquella almohada suave que sostenía su cabeza, todo estaba increíble, pero su mente rápidamente le recordó lo que había pasado en el cielo, él se levantó con la respiración acelerada y pánico en su mirada, trató de moverse para ocultarse, sin embargo, el dolor en su espalda le hizo detenerse para soltar un fuerte alarido de dolor.

-¡Ahh! -se mordió el labio en un vano intento de que el dolor fuera menos.

Sus ojos azules pasaron por todo el lugar y se detuvieron delante de aquel gran espejo que le parecía muy raro, se acercó y fue cuando al ver su reflejo una imagen horrible cubrió el espejo, su cuerpo entero comenzó a temblar con gran violencia y sus manos se fueron directo al cristal para comenzar a dar fuertes golpes sobre él, la temperatura del cuarto comenzó a descender y sus pulmones no parecían responder de manera correcta, respirar comenzaba a dificultársele demasiado hasta que con la poca fuerza que le quedaba se hizo a un lado, su espalda quedó pegada a la cama y su cuerpo entero temblaba.

-Debe ser una broma... -decía a penas audible mientras pellizcaba su piel con gran insistencia. -E-Ellos N-no pudieron echarme al infierno...

Unas voces en el exterior le hicieron alterarse, se estaban gritando, él comenzó a arrastrarse lentamente para tratar de escuchar lo que decían, pero era como si sólo escuchara las voces sin encontrarle sentido a las palabras dichas por quienes fueran que estaban del otro lado de la puerta, trató de controlarse, aunque su constante temblor y pánico que ya se habían apoderado de su cuerpo.

-No, debes estar jodiéndome ¿no? -la asombrada mirada de Min caía sobre él. -¿¡Un puto ángel?!

-No grites. -dice el azabache para dirigir su cabeza a su alcoba donde dormía el rubio. -Ya van unas 5 veces que te lo repito, ¿acaso cuesta mucho entenderlo?

-¡Mierda, sí! -exclama más bajo, con desesperación desordena su cabello. -Déjame verlo, no puedo creerte.

Se levanta de la silla, pero es rápidamente detenido por Jeon que le lanza una mirada de advertencia, pero al mayor le importa una mierda y trató de llegar al cuarto del mayor, pero este fue más rápido y lo arrojó contra la pared con sus dos manos sobre el cuello del demonio rubio que gruñó al sentir como el oxígeno a penas y podía pasar.

-No puedo creer que hagas esto por un puto ángel... -dijo entre dientes.

Con rapidez golpea el rostro de Jeon para liberarse y correr a la habitación, pero no ve nada, por un momento suspira aliviado de que JungKook le hubiera hecho una broma y nada de lo relatado fuera verdad, aunque esa idea abandonó su mente en cuanto sintió aquella aura potente con el olor de mil rosas, sus ojos brillaron en un potente violeta y caminó al closet, donde se ocultaba aquel ser...

Abrió de golpe y el pequeño ángel brincó lleno de miedo, los ojos violetas del demonio recorrieron sin vergüenza alguna el cuerpo casto del rubio delante de él que lo miraba con terror.

-Creo que podríamos empezar con nuestras viejas tradiciones, más cuando... -se relamió los labios ansiosos. -Es una belleza.

Una antigua tradición era secuestrar a los Ángeles para tener encuentros carnales y que su raza fuera aún más fuerte, aunque esto fue haciéndose cada vez más difícil por lo poco que solían bajar. Min era un demonio y los deseos primitivos lo dominaban con facilidad, su cuerpo comenzó a sentir una extraña ansiedad de corromper al rubio que se encontraba en el armario, se fue acercando al punto de acariciar su tersa piel, pudo haber seguido más allá, pero JungKook lo detuvo abruptamente.

-Manos afuera Min, es mío. -su mano estaba siendo aprisionada con violencia.

-¿Y qué harás con él? -gruñe el mayor. -Trató de explicarme a mí mismo que tienes algo cruel en mente, así que no me decepciones.

-No tengo porque darte explicaciones. -ambos chicos se veían con molestia.

-No te pido que me expliques. -de un jalón sacó al pobre rubio y arrojó contra el suelo. -Pero sabes bien que, en es una ley... Todos debemos pasar por él.

-Lo sé. -JiMin veía todo sin poder creérselo, cerró sus ojos y comenzó a orar, pidiéndoles a todos sus hermanos que levantarán tan horrible castigo. -Pero no estamos en el infierno.

-¿A qué mierda te refieres? -dice YoonGi sin entender.

-Es mi puto reino y si alguien pasa por este angelito... -se agacha y toma con firmeza el rostro de JiMin. -Únicamente seré yo.

-N-No... -y sin haberlo visto venir, JiMin sacó una pequeña daga dorada de quien sabe dónde.

El pequeño ángel junto toda su última fuerza y se empujó hacia Jeon y clavó la daga en su hombro, el demonio sintió un gran ardor recorrer todo su cuerpo, era una daga celestial la que ese enano tenía en su poder.

Sus ojos chocaron con los oscuros del gran demonio, sus grandes manos lo alejaron con un duro empujón, ambos se encontraban perdidos en la mirada del otro... Uno sólo tenía desolación, pero determinación, mientras el otro tenía una mirada incrédula. ¿Acaso ese ser no sabía a quién estaba retando? Él con un simple soplido haría retorcer al pequeño ángel.

-Pequeño bastardo. -no alcanzó a detener a Min quien rápidamente lo tomó de los hombros y estrelló contra la pared. -Bien, necesitas que te demos clase de modales, pequeña mierda.

JiMin se removió a pesar de sentir tremendo dolor por la presión que metía el demonio en su espalda, un sollozó agudo fue lo que salió de sus labios y Jeon río entre dientes. Con un perezoso toque quitó a YoonGi y giró al rubio para tenerlo de frente.

-¿Por qué? -dijo tan bajito para que sólo JiMin pudiera escucharlo, el pequeño ángel cerró sus ojos al sentir el aliento del demonio sobre su cabello. -Eres un rechazado del cielo y sigues pensando que soy tu enemigo.

JiMin tembló y sintió las lágrimas acumularse en sus ojos, JungKook levantó su rostro con sus dedos sobre el delicado mentón del chico.

-Contesta. -mira de reojo a YoonGi. -O el que se encargará de ti será mi amigo.

-N-No soy un rechazado... -murmuró igual de bajito. -Mientes...

-No, no miento. -lo despega un poco de la pared y toca sus omóplatos con delicadeza causando un jadeo de dolor. -Las tuve que ocultar por ti. -sonríe de lado. -Se comenzaron a agrietar y las plumas a caer, ni siquiera te diste cuenta de ello.

Y era muy cierto, tal vez las agresiones hubieran sido más dolorosas si sus alas estaban al descubierto, ¿Cómo era que ese demonio se había atrevido a hacer algo tan intimo? Porque las alas de un ángel no podían ser tocadas y mucho menos manipuladas por cualquier otro ser que no fueran los arcángeles o Dios, ¿Ese demonio quién se creía que era? JiMin contuvo las ganas de golpearlo y no sólo por ese acto que lo manchaba todavía más, sino por blasfemar a sus hermanos, quería gritarle que todas esas mierdas eran mentira, pues... No, no podían haberlo echado.

-Recuerdas todo lo de ayer. -continúa el azabache. -Te mandaron a mi reino a morir.

-Entonces mátame. -la voz de JiMin salió firme y dura, YoonGi río detrás del más alto. -Mátame, porque no estoy dispuesto a servirte.

JungKook entendió ese sentimiento, el preferir morir que ser servidor de algo... Con la única diferencia de que JiMin seguía creyendo que su falso Dios bajaría a premiar lo por ese acto tan leal.

-Pobre ingenuo.

-¿Qué? -dijo JiMin y YoonGi se burló, pensando que primero lo torturarían hasta que la muerte llegara por él, pero no...

-No te mataré. - sus ojos estaban firmes, ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder. -No lo haré, porque primero te pondrás de rodillas ante mí.

-Primero muer...-el menor calló al ver la cercanía que había tomado JungKook.

-No, lo harás gustoso... -y beso los labios del rubio. -Porque te enseñaré lo que hace un verdadero Dios. -susurró sobre los labios de JiMin que había quedado sin aire. -Y está vez caerás, pero con mayor intensidad, con la diferencia de que no caerás sobre un frío pavimento, sino... en mis brazos.

Angels.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora