VII

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JungKook no entendí como habían pasado de una pelea con gritos y empujones a este momento en donde se encontraba entre las piernas de la azabache que no paraba de gemir escandalosamente, sabía que era ella lo hacía para advertir a todo aquel que pasara por afuera de esa aula se enterara de lo que estaba ocurriendo en ese lugar, de esa manera no sólo los mortales comprendían que estaban los dos chicos más cotizados dentro del aula, sino también todas las demás criaturas que se andaban por los pasillos.

—¡JungKook! —gimió y le siguió un fuerte orgasmo que le hizo temblar por completo, Jeon suspiro y un poco antes de alcanzar el tan esperado clímax, la puerta se abrió de golpe.

—¡Jeon! —la voz del otro lado de la puerta que le pertenecía claramente a YoonGi hizo que JungKook gruñera, odiaba tanto ser interrumpido.

—¿¡Qué quieres?! —sus caderas seguían moviéndose contra la azabache, pero la sensación de estar al borde del clímax había desaparecido y sólo quedaba el enojo.

—El mocoso... —eso bastó para que se detuviera de golpe. —No lo encuentro... Y soltaron a los susurradores.

Sólo eso bastó para que JungKook saliera sin delicadeza de la joven bruja, se arreglara rápidamente y sus pies lo guiaran fuera del aula para quedar delante el rubio a quien empujó con todas sus fuerzas hasta hacerlo caer, YoonGi sabía que eso iba a pasar, porque había sido su descuido, pero... ¿¡Quién mierda iba a pensar que justo el estúpido de Gray quisiera sacar a sus repulsivas mascotas?!

Claro que por la cabeza de Min había pasado la idea de que alguien ya supiera sobre la existencia de JiMin, pero... Nadie sabía a parte de ellos, o eso quería creer.

—Te di una simple orden. —el tono amenazante de JungKook no era para nada una buena señal, YoonGi bajó la mirada al momento de levantarse.

—Me merezco la paliza, mi señor. — dice con respeto. —Pero debemos buscar al mocoso.

—¡No! —la voz indignada de Jennie suena, sin embargo, JungKook la ignora. —¡Jeon, no puedes dejarme así! –pero fue ignorada cruelmente por ambos demonios.

—Más te vale que se encuentre bien, porque si no... —el rubio asiente, comprendiendo el mensaje que quería dar el más alto.

—Tiene la marca. —le recuerda, aunque en vez de traerle paz lo hizo fruncir el ceño.

—A los susurradores no les importa eso. —YoonGi rogaba porque no fueran a encontrarlo, o lo único que encontraría sería el despedazado cuerpo de su cuerpo después de que Jeon termine con él.

Ambos corrían por los pasillos, JungKook gritaba una y otra vez su nombre, a los alumnos que pasaban por su lado los miraban extrañados, pero la angustia en los ojos de JungKook era evidente, sentía que la desesperación se estaba apoderando de su cuerpo al ver a un gran grupo de susurradores entrar por las ventanas y puertas con hambre, Jeon volteó a ver a YoonGi que al instante negó.

—No vinieron por mí. —dice sorprendido por la cantidad de monstruos que se hacían presentes. —Joder, quien sea el hijo de puta que los atrajo va a hacer un gran genocidio.

—Cállate. —dice JungKook con la cabeza doliéndole, porque le importaba una mierda todos esos mortales, pero si JiMin había sido encontrado por ellos...

—¿Buscan algo? —una voz tierna se hizo presente, Jeon se giró y estuvo a punto de lanzarse sobre el dueño de esa voz, ese peli-rosa que en más de una ocasión lo había estado molestando en cada cosa que hacía y algo le decía que ese sujeto tenía mucho que ver con la cantidad de susurradores que había en el lugar, sin embargo, su ataque fue frenado por los brazos de YoonGi que evito que llegara al peli-rosa.

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