7 (3). La pelea

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7. La pelea. (3)

No todo es color de rosa en las relaciones, y la de Yusei y Judai no era la excepción.

Estaban estresados, cansados e irritables con tanto trabajo y cuentas que pagar, atender al perro y encargarse del mismo. Habían estado serios y rezongones por igual esa semana, hasta que, por una cosa de nada, ambos se gritaron.

Judai no había echado la ropa a lavar cuando le correspondía, y cuando Yusei se lo recordó, se mostró molesto, reclamando a su vez a Yusei por no llenarle de croquetas el tazón a Kohi.

-Sinceramente -dijo Yusei-, no me di cuenta. Venía con otras cosas en la cabeza.

-¿Sabes? Yo también a veces tengo cosas en la cabeza -respondió el castaño, quien estaba en el sofá con un libro en la mano y lo alzó para Yusei-. Tengo papeles que ordenar, y no creo que la ropa sea más importante que el perro...

-¡Sé que no lo es, pero ten un poco de consideración! ¡Yo trabajo a veces hasta la madrugada y tú fácilmente llegas antes de las seis! -replicó Yusei al instante.

Judai se puso de pie, indignado.

-¿Me reprochas, acaso? ¿Soy una carga para ti? ¡Dime! Porque te recuerdo que quien me invitó a vivir juntos fuiste tú...

Yusei movió las manos un momento, quedándose callado como opción. No porque no tuviese argumentos con los cuales contrarrestar sino porque no le veía sentido a la discusión.

-Iré afuera un rato... Te veo después. -Cogió su chaqueta y salió de la casa, dejando a Judai con el corazón acelerado.

...

Yusei fue al lobby del edificio, para sentarse en la entrada y pensar. Se pasaba la mano por la parte posterior del cuello para aliviar su tensión. No había esperado reaccionar así con el castaño, menos por algo así, pero estaba tan cansado, debía admitir.

Incluso ahora, con los ojos algo rojos de tanto estar frente a una computadora y la espalda doliéndole levemente. También comprendía que simplemente ese día no había sido el más agradable tras haber sido regañado por su jefe por una falta inocente y que no afectaba para nada el funcionamiento de su trabajo.

Suspiró, mirando al cielo.

...

Judai, por su parte, comenzaba a sentirse el peor. No habría querido gritarle a Yusei. De hecho, ambos motivos de la discusión habían sido cosas que se podrían solucionar fácilmente.

Era cierto que en parte tenía flojera de echar la ropa a lavar y esperaba que Yusei lo hiciera, y era cierto que su trabajo no era tan arduo como lo era el del pelinegro.

Estaba pensando en llamarle cuando Yusei volvió al apartamento, aparentemente más tranquilo. Le dirigió una sonrisa cauta al castaño y éste se acercó para darle una abrazo y beso.

-No me gusta pelear -dijo Judai-, menos contigo. Te dije cosas feas.

-No, no -dijo Yusei a su vez-. Está bien. Estamos estresados o algo.

-Pondré a lavar la ropa. Tienes razón, a veces tengo mucho tiempo libre y tú te ves cansado.

-Gracias, amor -Sonrió el pelinegro, tomando de la cintura al castaño antes de que éste se alejara-. De todos modos, hay secadora. ¿Me darías un masaje?

-A la orden, mi rey -acató Judai, tomándolo de la mano para llevarlo a la habitación.

Tal vez no sería la primera vez que discutieran, pero preferían no pensar en eso, para sí, ahora ambos sin ropa, disfrutar el uno del otro.

 8 días Starshipping - Drabbles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora