𝕏

1K 98 71
                                    

El vínculo sisea, hirviendo y esforzándose, y por primera vez desde el incidente en el lago Sejeong, se vuelve frío, como si un jardín de flores heladas hubiera brotado dentro de los pulmones de Taeyong y le hubiera robado el aire. Cuando JaeHyun lo besó, también dejó a Taeyong sin aliento. Pero JaeHyun también había hecho que sus dedos de los pies se doblaran y su cuerpo ardiera. Había hecho cosas con su lengua y con sus manos que Taeyong todavía recuerda. Taeyong no quiere recordar. Quiere borrar el toque de JaeHyun, pretender que nunca sucedió y, sin embargo, su vínculo está siendo molestamente agresivo. Tira de cada centímetro de su piel, expuesta o no, dejando rastros de piel de gallina. Una fina capa de sudor cubre sus palmas y su estómago se contrae repetidamente.

Detente, parece decir su vínculo, no hagas esto.

Taeyong agarra el cabello de Ten y lo acerca a él.

Una punzada aguda de dolor irrumpe en su pecho, rompiendo el jardín helado en astillas de hielo que destrozan incluso los rincones más remotos de su cuerpo. Casi se cae de nuevo en la cama.

JaeHyun... JaeHyun ...

Ten rompe el beso primero.

—Amigo—dice, sorprendentemente tranquilo—¿Qué diablos?

JaeHyun se ha ido.

Su ausencia atraviesa a Taeyong como un hilo a través de una aguja: todo está cosido en su color. No tiene que mirar para saber que JaeHyun ha cruzado el umbral de la puerta y se le escapa como gotas de lluvia cayendo por las aberturas de sus dedos.

(Cuando era niño, solía ahuecar sus manos durante las tormentas, preguntándose si podría atrapar el cielo. No podía. Algunas cosas son inútiles).

—¿Taeyong?

Taeyong abre los ojos. No hay tormenta. No llueve. En el lugar de Ten está Jungwoo; debe haber cambiado de lugar con Ten sin que Taeyong se diera cuenta. Jungwoo lo observa con atención; aunque luce la más mínima sombra de un ceño fruncido, sus ojos están libres de juicio.

De alguna manera, eso es peor.

—¿Estás bien?— Jungwoo murmura.

Taeyong abre la boca. Si. Sí, por supuesto. ¿Por qué no lo estaría? Es Lee Taeyong, el campeón indiscutible del torneo. Una vez más, es el mejor de su clase. Quizás, en un momento diferente y en un lugar diferente, esto importaría lo suficiente para que él se jactara en voz alta, pero en este momento, los ojos de Jungwoo son tiernos y cálidos; le recuerdan los edredones de su abuelo y los tés de su abuela.

Hacen imposible esconderse.

El niega con la cabeza.

—No—susurra Taeyong, con la voz atrapada en algo intangible, algo que no debería ser real. Y sin embargo lo es, y sin embargo está dentro de él, una criatura hambrienta que no sabe cómo saciar—No estoy bien. Estoy todo lo contrario, en realidad.

Jungwoo asiente, luciendo triste.

—Eso es un comienzo, Taeyong.

✈ ✈ ✈ ✈

Una vez que la conmoción se apaga, el Dr. Kim se roba a los demás, alegando que necesita atender sus heridas. Jungwoo se niega y se sube al catre de Taeyong. En una impresionante demostración de madurez, Taeyong no frunce el ceño cuando Yuta se acerca cojeando para darle un beso de despedida a Jungwoo antes de irse.

¿Cómo puede él cuando tenía ... cuando tenía ...

Taeyong juega con sus sábanas, apretándolas con los dedos. La expresión confusa de Ten se repite en su mente como un acorde atascado en bucle. Pero es más fácil fijarse en Ten, y también en Yuta, que meditar el dolor hueco en su pecho; el dolor desapareció un poco después de que Ten se fue, pero la sensación de... de vacío, permanece.

IF ✈ JaeYong℠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora