𝕏𝕍

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Yuri lo abrocha. 

—¿Está bien, JaeHyun?

—Si.

Ella revisa dos veces el arnés y dice: —Recuerda no perseguir un recuerdo específico, ¿de acuerdo?

La cubierta de vidrio se desliza hacia abajo, encerrándolo en una esfera oscura. El zumbido familiar de la máquina llena el aire como una canción de cuna jodida.

Coloca su mano sobre su rodilla para evitar que se mueva.

Un sonido de advertencia suena en el Pod, agudo y parecido a una ambulancia.

—¿JaeHyun?— Yuri dice a través del intercomunicador—Tu frecuencia respiratoria y cardíaca ya se están acelerando. Está seguro...

—Estoy bien—dice JaeHyun, cansado, muy cansado—Solo empieza. Por favor.

Yuri duda. 

—Voy a contar hacia atrás desde cinco, ¿de acuerdo?

—No te molestes. Hazlo ahora.

—JaeHyun...

Ahora.

Deja de hablar, las máquinas siguen funcionando y, durante un rato, se oye ese ruido delirante, medio vivo. Entonces, incluso eso termina, como el final de un final, o tal vez el principio de un final, y como una vela apagada, el Pod se ahoga en la oscuridad.

✈ ✈ ✈ ✈

—JaeHyun, es hora de irse a la cama.

La cara de mamá es borrosa. Lo único que puede imaginarse con claridad es el delineador de ojos que solía usar: tan grueso y afilado como sus tacones. Y su lunar. Ella tenía un lunar debajo de su ojo izquierdo al igual que él.

—No quiero ir a la cama—se queja.

Observa cómo se acuesta en la parte superior de las escaleras alfombradas y se niega a levantarse.

Mamá lo toma por el cuello y lo levanta.

—Lo siento, amigo—dice. Sus manos son cálidas y suaves, incluso si su agarre es duro. Huele a removedor de pintura, hibisco y ropa limpia—Tenemos iglesia mañana.

—No quiero ir a la iglesia.

—Eso es muy malo.

—Jugraj no va a la iglesia.

—Jugraj no es cristiano.

—Yo tampoco soy cristiano.

—Tampoco, JaeHyun.

—¡No! ¡TampocoTampocoTampoco

Ella chasquea. Es como una caña de clarinete partiéndose en dos pedazos desiguales. Es grafito desmenuzado y papel rasgado y recuerdos de la infancia rotos.

—Suficiente, JaeHyun—dice ella y lo lleva a su habitación.

También recuerda su habitación con claridad. Una puerta blanca con un letrero de "No entrar" que mamá le hizo. Pegatinas de Spiderman en el pomo de la puerta. Manchas de jugo de naranja en el tapete debajo de la ventana. Sus cortinas eran azules como sus sábanas y su estantería. Sus mantas eran rojas y su pequeña mochila Marvel que solía llevar al jardín de infantes también era roja. Tenía un piano de simulación y un par de tenis que le quedaban demasiado grandes. Tenía libros ilustrados en coreano e inglés. Tenía a mamá.

—¡Yoon Oh! Ve a acostarte en tu cama. ¡Ahora mismo!

No recuerda lo que sucede después de eso. Quizás la escuchó. Quizás no lo hizo.

IF ✈ JaeYong℠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora