𝓾𝓷𝓸

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- fue así como blancanieves mordió la manzana de aquella bruja malvada -el pequeño niño de cabello rizado y marrón se encontraba como de costumbre en su lugar favorito para leer sus libros de fantasia favoritos- cayendó así en un hechizo que la hizo desmayarse al instante.

christopher bang chan, un niño de doce años que vivía en un orfanato desde que tiene memoria. nunca supo o entendió la razón por la cual terminó ahí pero con el tiempo pudo acostumbrarse a estar relevantemente soló.

tenía muchos amigos y aún que a veces debía despedirse de ellos siempre trató de llevarse bien con todos los que llegaban, hasta a veces les contaba de sus propias historias a los más pequeños.

- no entiendo, sí alguien te da una manzana y tiene una mala cara, ¿por qué se la aceptarías? -para su propio pensamiento creía que todo era bastante tonto.

el niño escucho una pequeña risa por lo que parecía ser las ramas del arbol.

- ¿uh? -levantó su vista pero no vió nada- juro haber escuchado a alguien -volvió a escuchar un ruido, pero esta vez eran de pisadas- ¡hey! -vió detras del arbol pero no había nadie- minho, ¿eres tú? -buscó por los arbustos que estaban alrededor del arbol- ¡sí querías venir debiste avisarme!

se escucho como una rama se rompió, fue ahí donde chan corrió hasta donde había dejado su libro pero encontro una sorpresa.

un niño algo más pequeño que el, su cabello era rubio y brillaba demasiado y sus ojos parecían tener un color azulado. al parecer se había tropezado con una rama tratando de tomar el libro de chan que se encontraba algo más adelante suyo.

- ¿estas bien? -chan sé acercó hasta el pero este parecía ser demasiado tímido ya que intento levantarse para irse pero la herida en su pierna no se lo permitió- tranquilo, no voy a dañarte -trató de calmarlo.

el pequeño sólo asintió lentamente, parecía estar bastante asustado, pero dejó ayudarse, chan no se miraba como alguien peligroso.

- solo te raspaste -chris buscó entre uno de los libros que tenía una pequeña bandita, llevaba una consigo por que de vez en cuando se lastimaba al tratar de subir al arbol, era uno de sus objetivos contar sus historias desde ahí arriba- aquí hay algo que puede servir -volvió en donde estaba el rubio y colocó con cuidado la bandita en el raspón- listo ya estas curado.

el contrario soló se quedó viendo a chan, parecía que estaba bastante sorprendido con lo que había hecho, era la primera vez que un humano lo trataba de una forma no peligrosa.

espera, ¿un humano?

- no parece qué hablas mucho -se arodillo para poder tomar una postura algo más cómoda- me llamo chan, puedes decirme chris también -sonrió- ¿cual es tu nombre? -el castaño notó un camino de pecas que el más pequeño tenía por todo su rostro blanquecino- no había notado que tienes unas pequeñas pecas -rió dulce- pero no seas tímido, soy una buena persona o bueno eso es lo que dicen de mí.

no obtuvo ninguna respuesta, era mucho más tímido de lo que creía, ni si quiera le daba una sonrisa o agradeció, tan solo miraba al castaño de arriba a bajo.

- ¿a ti también te gustan los libros? -chan tomó el cuento de blancanieves y se lo dió al pequeño- puedes quedartelo, tengo muchos más en mi cajón

- gracias -susurró el menor.

- ¡puedes hablar! -dijo alzando la voz asustando un poco al rubio- lo siento, prometo no volver a gritar -felix soló dió una pequeña sonrisa.

- mi nombre es felix -bajo un poco la cabeza dejando ver un poco mas sus orejas, las cuales tenían una forma muy particular.

- tus orejas se miran algo raras -el contrarió avergonzado cubrió estas creyendo que habían asustado a chan- no, no, solo pienso que son algo diferentes.

chan se acercó un poco más y tomó las manos de felix para retirarlas de sus orejas, las cuales eran puntiagudas y algo rojizas.

- waoh, son como las orejas de una hada -fue ahí cuando el niño se dió cuenta de la verdad- espera...

- shh -felix cubrió su boca con un dedo callandolo al instante- nadie puede saberlo -chan abrió sus ojos al confirmar su pequeña teoría.

- eres un hada -el mayor sonrió en grande, no podía creerlo, estaba delante de una verdadera criatura mitológica, eso explicaba por qué felix actuaba tan tímido, era por qué tenía un miedo a los humanos- ¡eres un hada! -se abalanzo contra el rubio para abrazarlo, el pobre niño ni si quiera logró hacer algo antes de recibir aquel abrazó del cual no pudo escapar.

chan estaba más que contento, fue como sí todas aquellas historias de fantasia se volvieron totalmente reales, ahora podría presumir que tenía un hada de amigo.

Fairy tale » ChanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora