— ¿un hada? —minho se encontraba comiendo de su sandwich mientras estaba en la banca del patio del orfanato— esas cosas no existen.
— ¡claro qué existen! —protestó— felix es un hada, no es mi problema que tu no me creas —se cruzó de brazos.
— ¿ese es su nombre?
— sí, se llama felix —cerró sus ojos— tiene unas lindas pecas y ojos de color azul, más que eso no puedo decir.
— ¿y ahora qué te tomaste?
— ¡lee minho! —le molestaba qué no pudiera creerle nada, aún que rompió la promesa de no decirle nada a nadie no pudo evitar contarle a su mejor amigo.
— lo siento pero no voy a creerte nada hasta que me presentes a esa "hada" —hizó unas comillas con sus dedos.
— es muy tímido apenas se dejó ayudar
— excusas, excusas —dijo minho rodando los ojos.
— ay sabes qué, ¡olvidalo! —se levanto de la banca y se fue de ahí para entrar de nuevo al orfanato.
minho solo negó varias veces y siguió con sus propios pensamientos, le parecia muy tonto escuchar ese tipo de cosas de parte de chan, tal vez demasiados libros ya habían afectado su forma de pensar e imaginación.
chan sólo ignoro lo que minho había dicho, sí el no le creía no le importaba, el iba seguir viendo a su amigo hada o bueno a felix.
pensó que tal vez sería buena idea llevarle algo de comer a su nuevo amigo, al parecer estaba soló en ese pequeño bosque así que un poco de comida no le sentaría mal, no sabía exactamente lo que le gustaba a felix pero tal vez unas frutas podrían ser de su agrado.
con el permiso de uno de los mayores que estaba en la cocina tomo algunas uvas para llevarlas con el, aún que no explico para quien eran no hubo tanto problema con que se las llevara, al final, ¿que podría hacer un niño pequeño con un par de uvas?
fue así como después de un rato volvió de nuevo a su lugar de lectura favorito, ya había pasado un día desde que felix y el se conocieron, era muy emocionante poder empezar una amistad con ese niño de pecas bonitas que aún que fuera tímido se mostraba un poco más confiado con chan.
al llegar se sentó debajo del arbol, esta vez llevaba un nuevo cuento, ya qué quería leerlo para felix, podría ser un lindo detalle de su parte.
— ¡felix!, he vuelto —se acomodó un poco y tomó una de las uvas que llevaba consigo— traje unas uvas para ti, espero que te gusten.
paso un rato y el pequeño no parecía dar alguna señal
— ¿uh?, ¿se abrá ido a otro lugar?
— estoy aquí —dijo tocando el hombro de chan, asustando al castaño por su repentina aparición— l-lo siento
— uff, sí eres tú —sonrió sobando su cuello— no te preocupes solo me tomaste algo por sorpresa —rió— traje esto — le enseño las uvas.
— uvas —dió una sonrisa— suelo comer mucho de estas —vió al contrario con una bella sonrisa— ¿puedo tomar una?
— claro, las traje solo para ti.
— pero, ¿podemos compartirlas? —chan rió al escuchar esa pregunta tan tierna.
— me parece bien —colcó la pequeña bolsa de uvas en medio de ellos dos— traje un nuevo libro
— ¿libro?
— una nueva historia —le mostró la portada del cuento— se llama peter pan, ¿nunca habías escuchado de el?
— mamá hablaba de el pero nunca pude recordar bien la historia.
— entonces yo te ayudaré a que la recuerdes —sonrió.
felix soló pudó reir y mientras comia de su pequeña merienda empezó a escuchar el cuento que chan iba a contar. era bastante entretenido escuchar como el castaño actuaba las voces de cada personaje y le daba cada detalle a las historias, haciéndolo una experiencia muy divertida y genial.
podía estar horas escuchando la voz de chris y nunca se podría cansar, apenas se conocía de muy poco tiempo pero por alguna razón lograron conectar muy bien.
— ¿peter pan puede volar?
— segun lo que dice aquí, eso parece —rió— ¿tú puedes hacerlo?
— ¿yo? —sus mejillas se coloraron— no creo poder hacerlo enfrente de alguien.
— vamos, somos amigos, puedo cubrir mis ojos sí quieres —habló cerrando sus ojos.
— no, no, no, quiero que lo veas —chan abrió sus ojos y pudo notar como felix estaba actuando nervioso— soló que es algo raro —habló avergonzado.
— no te preocupes, estas a salvo conmigo
— ¿ah?
— me refiero a qué no debes sentirte apenado, creeme que soy una persona segura y no te hare ningun daño —sonrió— estarás seguro conmigo
felix sintió su pequeño corazón latir con algo de fuerza le pareció muy lindo lo que había dicho chan y gracias a eso decidió mostrarle lo que más ocultaba, sus alas.
— esta bien —suspiró.
el menor cerró sus ojos y no tardo mucho para qué unos brillos aparecieran alrededor suyo, convirtiendose en ellos en una base de unas hermosas y preciosas alas de aspecto trasparente. eran mucho más grandes que el propió niño, haciendo de esto un mayor espectáculo para la vista de chan, quién se quedo con la boca abierta, no podía creer lo qué estaba viendo.
— wow —habló mientras miraba anonadado las alas del chico, sus ojos acababan de presenciar una total maravilla— que bonitas —felix se sonrojo al escuchar el cumplido.
— creó que son demasiado grandes para mí —habló tratando de agitarlas, al hacerlo unos pequeños brillos se desprendieron de estas— suelo ocultarlas casi siempre.
— deberías mostrarlas un poco más — se acercó hasta las enormes alas— son muy preciosa para que las escondas —tocó con uno de sus dedos la orilla de una de ellas y se lleno tambien con un poco de brillo.
— ¿te gustan? —volteó a verlo.
— ¡son perfectas! —sonrió— sigo sin poder creer lo qué estoy viendo.
— me alegra saber que te parecen lindas —trató de levantarse pero el peso de las alas casí lo hacen caer, gracias al cielo chan estuvo ahí para tomarlo— creo que sera mejor si las vuelvo a esconder
— pienso lo mismo —ambos niños rieron, fue así como el pequeño volvió hacer qué sus alas se ocultaran, era mucho más asombroso de lo que chan pudo haber imaginado— estoy muy sorprendido, nunca se me paso por la cabeza que las hadas no solo existieran en los cuentos —sonrió.
— creí que todos sabían —hizo un puchero.
— la mayoría no creen en esas cosas, como minho —se cruzó de brazos.
— ¿minho?
— un niño tonto —felix rió— en fin, gracias por mostrarme tus lindas alas.
— ¿por qué me agradeces?
— por que confiaste en mí, además que creiste en mí palabra y no tuviste tanto miedo —chan le dió un tierna sonrisa, tan sólo sintió como el pequeño niño se acercaba a el para darle un abrazo, chan aceptó el abrazó y al ver que felix era tan pequeño decidió tomarlo en brazos para tener un abrazo mas cálido— qué pequeñito eres~
— chris~ —se quejo mientras movía sus piernas que estaban tendidas.
ambos rieron y luego de bajar al menor de sus brazos volvieron a la lectura, pasando así una bonita y tranquila tarde.
ESTÁS LEYENDO
Fairy tale » Chanlix
Short Storymientras todos los demás niños de aquel orfanato corrían, jugaban y la pasaban bien, chan solo dedicaba a leer historias de fantasia debajo de un gran arbol lleno de hojas de colores verdes y amarillentas. lo qué no sabía es que no era el unicó que...