Un lobo en invierno

3.- El amigo secreto de Harry

Harry estaba tan emocionado con su nuevo amigo que casi se olvidó de que debería mantener en secreto la presencia del lobo y le espetó a Severus mientras secaba los cubiertos después de la cena:

– Oye, papá, ¿y si te dijera que vi un lobo en el árboles hoy? –

Severus estaba tan sorprendido por el tono práctico de su hijo que buscó a tientas una fuente y casi la deja caer.

– ¿Viste qué? ¿Un lobo? Pero Harry, te lo dije, los lobos están extintos aquí. A menos que estén en un zoológico. ¿Dónde viste a este animal, hijo? Tal vez era un perro grande que parecía lobo –

Pero Harry negó con la cabeza obstinadamente.

– No, papá. Era un gran lobo plateado, como Silverstrike, y jugamos juntos en la nieve –

– Como Silverstrike, ¿eh? – Severus dijo a sabiendas. Quizás se trataba de un amigo imaginario, Harry tenía una imaginación fantástica y Sev recordaba haber tenido amigos imaginarios también, cuando era niño, antes de que Lily viniera a vivir al lado.

Era perfectamente normal para un niño de la edad de Harry, especialmente porque tenía que tener cuidado con los muggles con los que se hacía amigo en la escuela, y pasaba gran parte de su tiempo después de la escuela con Severus en Hogwarts, en lugar de entre niños de su misma edad, aunque más de la mitad de los estudiantes del Maestro de Pociones adoraban al niño y lo trataban como un cruce entre un hermano menor y una plaga adorable.

Aun así, tal vez el niño estaba solo, y Severus se preguntó si podría arreglar un momento en el que Harry pudiera asociarse con un niño mago de su edad, como los Zabini, cuya madre Angelina también era maestra de pociones, y tenía un hijo Blaise que era un unos meses mayor que Harry. Los Zabini eran sangre pura, pero no estaban asociados con Voldemort, como los Malfoy, y dado que Severus se había retirado de sus deberes de espionaje el año pasado, se negó a asociarse con personas tan sospechosas por más tiempo.

Pero, ¿cuándo puedo encontrar el tiempo para que Harry juegue con Blaise? El próximo trimestre estará muy ocupado y no sé cómo puedo arreglar las cosas. Pero eso fue un rompecabezas para resolver en otro momento. En ese momento, Severus deseaba relajarse un poco y disfrutar de las vacaciones con su hijo.

– Mañana, quizás, podamos ir a patinar en el estanque y construir un fuerte de nieve. ¿Qué te parece? –

Harry lo consideró. Tenía muchas ganas de volver a jugar con Silver, pero también disfrutaba pasar tiempo con su padre, porque Severus a menudo estaba ocupado o cansado durante el año escolar y rara vez tenía mucho tiempo para jugar con él. Además, le encantaba aprender a patinar sobre hielo.

– ¡Claro, papá! Eso será genial – Solo esperaba que el pobre Silver no regresara y lo esperara todo el día.

– Después del almuerzo, mañana, iremos a patinar, Harry – Severus dijo, luego agregó con severidad, solo para estar seguro – Y si ves algún perro grande que parezca lobo, debes mantenerte alejado de ellos, podrían morder –

Harry retorció el paño de cocina en sus manos y no respondió. No quería prometerle a su padre algo que no podría cumplir.

>> ¿Harry? ¿Me entiendes? –

– Sí, papá – murmuró el joven de mala gana, y se sintió instantáneamente culpable por decir algo que sabía que no quería decir. Odiaba mentir así, Severus le había enseñado que mentir era algo terrible y que uno nunca debería mentir a menos que decir la verdad fuera una cuestión de vida o muerte. "La palabra de un mago es su vínculo, y siempre debes recordar eso y decir la verdad", le había dicho a su hijo. De hecho, la única vez que Harry recordaba haber sido azotado fue cuando tenía cinco años y había jugado con la varita de Severus y luego mintió y dijo que nunca la tocó, a pesar de la evidencia que decía lo contrario.