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Capítulo 9
Un verdadero hogar para Finnik

     Elah y Finnik llevaban rato jugando en aquel bote que incluso perdieron la noción del tiempo. Estaban exhaustos así que se recostaron sobre las tablas del bote para mirar el anaranjado cielo y su hermoso atardecer.

Los dos en silencio se acomodaban en el suelo del bote, Finnik veía las pequeñas nubes rojas para aquel momento y Elah observaba todos los colores que se formaban Gracias a este.

—Esa se parece a un caballo —le señaló Finnik alzando su brazo.

—Más bien a un dragón —bromeó Elah.

—Y sus huevos... —le mostró otras pequeñas tres nubes cerca de la más grande.

—Los dragones no ponen huevos Finn... —lo corrigió Elah tomando la manga de sus ropas y bajándola hacia ellos para que dejase de señalar.

—Claro que si Elah, ¿cómo crees que tendrán descendientes? —le preguntó Finnik girando su rostro para poder verla.

—Los dragones no existen, así que sus huevos tampoco —Elah se giró también a verlo.

—Pero si en nuestra imaginación —Finnik volvió a ver el cielo.

—Hablando de imaginación... —suspiró Elah—. ¿Quieres oír la tontería más grande que he escuchado Finn?

Finnik volvió a ver a Elah interesado, sus ojos azules la observaron con intensidad y ella sintió esa emoción de poder contárselo a su mejor amigo.

—Por supuesto que si, dime ¿qué es? —le preguntó entusiasta con una gran sonrisa.

—Primero prométeme una cosa —lo señaló Elah con seriedad.

—Lo que sea mi fiel camarada —bromeó Finnik haciéndola reír.

—Bien, júrame que nunca dejarás de ser mi amigo —sus cejas alzadas imploraban su seriedad y que no era un juego como siempre andaban jugando.

Finnik la miró con una sonrisa.

—¿Cómo dejaría de serlo Elah? —le sonrió divertido.

—¡Júramelo Finniksen Harlord! —extendió su mano hacia él mostrándole el dedo meñique—. ¡Júralo por el dedo!

Finnik extendió su mano y con su dedo meñique tomó el suyo entrelazándolos en una señal de buena y duradera amistad que sería para siempre.

—Seré su mejor amigo Fiorelah Belton, hasta que la muerte nos separe —sonrió apretando su mano—. ¡Lo juro por ti mi fiel camarada!

Elah comenzó a reír mientras soltaba su mano y se retorcía sobre las tablas del bote contagiando hasta tal punto al muchacho Harlord.

—¿Qué era lo que tenías para decirme? —le preguntó Finnik interesado.

Elah terminó por calmarse y llevar sus manos hacia su cabello negro y ondulado.

—Sophie me ha dicho algo muy gracioso hoy cuando caminábamos hacia aquí —comenzó ella generando esa tensión en Finniksen por saberlo.

—¿Qué fue lo te dijo? —curioso se acercó más a ella.

—Dijo que tú me miras de la misma forma que Theo mira a Kate... —le respondió Elah viendo la sorpresa que se generaba en el rostro de Finnik—... y que es por eso que tú tienes sentimientos por mi.

Elah comenzó a reír al ver la reacción de Finnik que incluso casi se cae del bote, no sin antes de que Finnik la tomara del tobillo y la jalara dentro nuevamente.

𝐿𝑖𝑡𝑡𝑙𝑒 𝑊𝑜𝑚𝑎𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora