Capítulo 1
La casa de los BeltonElah, como ya era costumbre, se había quedado dormida la noche anterior en uno de los sillones individuales de la habitación que ella y su hermana mayor Katherina, a quien todos llamaban Kate... la buena y adorable Kate, compartían.
Kate detestaba que Elah se quedase hasta tardes horas por la noche con la luz encendida cerca de la cama. Aquello no la dejaba dormir, y cuando lo conseguía por fin, la volvía a despertar con el ruido del desliz de los crayones sobre la hoja.
Elah había nacido con varios talentos, además de ser desobediente y bastante energética era muy buena pintando. No era algo que había aprendido en clase, era algo natural que había heredado de algún familiar lejano, y claro que aprovechaba aquel don. Elah vendía sus obras a la galería de arte del pueblo de Greentown, algunas no recibían el pago que merecían, pero la muchacha se había acostumbrado a regatear y aceptar hasta el último centavo. Sus intenciones, además de ahorrar para una buena universidad de arte y convertirse en una artista reconocida por su talento sobre el lienzo, también era mantener a la familia a flote.
Los Belton no eran pobres, pero tampoco les sobraba el dinero. Vivían en una hermosa casa de dos pisos de la que no se podían quejar, incluso tenían un cobertizo, el cual Elah se había apropiado para dibujar y pintar tranquila, aislada de los gritos de sus hermanas en toda la casa, también tenían una huerta y un pequeño gallinero de donde sacaban los huevos para cada comida. Sin duda los Belton vivían bien, felices y a gusto a diferencia de algunas familias de Greentown.
Aquella mañana Elah ni siquiera despertó al darle los rayos de sol sobre el rostro, estaba tan cansada por su desvelo de la noche anterior que ni el graznar de los gallos hizo efecto en ella como solía ser lo usual. Dormida con varias hojas de borrador sobre su vestido del día de ayer, algunos crayones sobre el suelo y uno en su mano, Kate se encargo de despertarla, sino Elah llegaría tarde y le había hecho prometer a su hermana mayor que la desvelara lo antes posible.
—Elah... —Kate se acercó a ella viendo el desastre de pies a cabeza sobre el sillón, la muchacha ni siquiera se inmutó, así que Kate la tomó por los hombros y la sacudió con la fuerza suficiente—. ¡Fiorelah!
Elah abrió sus ojos y se encontró con el bello rostro de su hermana. Kate había heredado la belleza de su madre, unos hermosos ojos verdes, una nariz perfecta y respingada, su piel era delicada, su cabello castaño largo y con unos hermosos y naturales bucles que comenzaban a la altura de sus hombros. Kate no solo era una joven hermosa, sino que también tenía una figura envidiable para lo que la época requería, y de eso se percataban varios muchachos del pueblo.
—No me llames Fiorelah... —se quejó Elah estirando sus brazos mientras bostezaba quitándose el cansancio de encima, o por lo menos eso intentó.
—Pues parece ser la única manera de despertarte, hermana —sonrió Kate, quien además de ser perfecta, era la mas buena, considerada y amable de la familia.
—A mi me parece que esa no fue la manera que dio resultado, Katherina —Elah le devolvió la jugada haciéndola reír, Kate pocas veces se enojaba y Elah solía ser la causante de esas excepciones.
—Te voy a sacudir más fuerte la próxima vez —Kate se alejó hacia la cama la cual parecía estar alisando antes de encargarse de desvelar a Elah.
—No gracias.
Elah se levantó dejando caer los borradores al suelo, se había quedado dormida antes de poder terminar la idea de su próximo dibujo y aquello la había dejado algo desilusionada. Tendría que terminarlo más tarde.
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𝐿𝑖𝑡𝑡𝑙𝑒 𝑊𝑜𝑚𝑎𝑛
Teen FictionMargo es una de las tantas hijas del amable señor Louis Belton, ella y sus hermanas viven cada día como si fuese una nueva aventura. Sin embargo, llega el día en que al pueblo de Greentown se presenta un nuevo muchacho llamado Finniksen. Ahora las h...