11

1.1K 94 96
                                    

A pesar de las altas horas de la noche, y para su fastidio, la carretera se encontraba saturada, ¿De dónde diablos salían tantos autos? Quizá todo esto era causa de un evento benéfico que se celebró en una de las plazas, donde obviamente él no estuvo presente, recuerda el sobre donde lo invitaban de forma "cordial ", pero simplemente tenía sus propios planes para esa noche.

Amaba manejar, realmente lo hacía, le daba cierta tranquilidad, pero con el tráfico era todo lo contrario, así que sin dudarlo tomó la primera intersección que miró, era un camino solo un poco más largo, pero casi nadie pasaba por ahí, le agradaba pues lo conocía de memoria.

El camino era algo oscuro, y la calle se miraba despejada, solo había un carro a unos metros más adelante que él, sonrió satisfactoriamente, los faros de luces estaban muy alejados entre sí, a tal punto en que ciertos momentos solo se miraba lo que su carro alumbraba, no le dio importancia y subió el volumen de la Sonata Claro de Luna de Bethoven, se sentía en el paraíso.

Había tenido un largo día lleno de conferencias, nadie le dijo que al trabajar de lo que más amaba iba a estar rodeado de personas odiosas e ignorantes.

Su vista estaba fija en el camino, disfrutando de aquella hermosa melodía en total silencio, a los minutos, logró divisar entre la oscuridad lo que parecía un pequeño bulto en la orilla de la carretera, un carro que iba delante de él pasó de largo, la iluminación y la distancia no ayudaban mucho, pero podía apostar que quizá era un animalito herido, no podía irse ignorando la situación, era un fiel defensor y amante de los animales, cuando estuvo lo suficiente cerca, intentó ver por su ventana, pero no logró divisar algo en concreto, bajó del carro dejando las luces prendidas, y mirando hacia ambos lados, esperando que esto no se tratara de una emboscada.

Su sorpresa fue cuando se acercó al pequeño bulto y, en definitiva, no era un animal.

Se acercó aún más y arrodillándose para quedar a la altura de aquella persona que se encontraba en una posición fetal, ocultando su cabeza de la luz, pudo notar que se encontraba temblando.

¿A caso se trataba de un indigente?

Su curiosidad pudo más y con su dedo pulgar tomo la barbilla del chico, haciendo que lo mirase, pero este bajo rápidamente la mirada.

El pequeño bulto pareció sobresaltarse.

No, sus facciones parecían ser muy finas para tratarse de alguien de la calle.

Pronto comenzaría a nevar y posiblemente se congelaría con el tipo de ropa que andaba, por lo que podía observar solo se trataba de un simple pants y camisa azul.

-Esta bien... Está bien- susurró mientras le tocaba el hombro, la otra persona intentaba alejarse- ¿Cuál es tu nombre? - pudo percatarse que parecía realmente joven, se trataba solo de un chico.

El menor lo miro con miedo, al no saber quién era, lo único que podía pensar es que podría ser una trampa del hospital, miró de forma desespera a los lados, deseando no encontrarse a ningún guardia detrás de aquel hombre, no había nadie más.

-No te hare daño, ¿Te encuentras herido? ¿Puedes caminar? -

-Por... por favor, ayúdeme- el menor logró mirarlo a los ojos, con esperanza que aquel hombre lo ayudará, luchaba por mantener los ojos abiertos pero cada vez parecía imposible, estaba cansado, sediento y su cuerpo realmente dolía.

-Tranquilo...Todo estará bien- tomó al menor con cuidado entre sus brazos- Voy ayudarte, no te preocupes, iremos a un hospital- dijo en tono suave.

-¡No!- Louis quiso alejarse un poco nuevamente.

-De acuerdo, pero déjame ayudarte- repitió de manera reconfortante, logró subirlo al asiento del copiloto colocándole el cinturón de seguridad.

Madhouse | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora