Aún atónito por todo el espectáculo que había podido observar me quede quieto de nuevo frente al cadáver del ciempiés y analice todo lo que había visto de la batalla. Definitivamente habían utilizado magia, ahora estaba seguro de ello, en un combate donde utilizaban los elementos, aquellos con los que parecían más afines, con una increíble naturalidad como si fueran otra extensión de su cuerpo. Esto me lleva a cuestionarme sobre la verdadera naturaleza de la magia, pues no tenía absolutamente nada en claro para este punto y las dudas sólo se acumulaban.
Por lo que había podido experimentar anteriormente con mis sentidos todo el espacio está cubierto de maná, como si el mismo mundo estuviera inundado en un mar de esta energía que lo cubre todo, pero que además también se encuentra dentro de todos los objetos y criaturas vivas. Además, también está circulando constantemente por todas las cosas, con diferentes naturalezas dependiendo del objeto de donde surja o en un estado un poco más puro sólo como energía ambiental y por supuesto, con diferentes concentraciones siendo más denso en ciertas criaturas u objetos. Incluso dentro de un mismo ser vivo, con lo que había comprobado con el ciempiés, había un punto donde se concentraba la mayoría de su energía a pesar de que todo el cuerpo tenía una densidad mayor que la del ambiente.
Realmente era algo magnífico y que definitivamente enriquecía la naturaleza del mundo, pero lo que más curiosidad me daba por mucho es sobre si yo también podía hacer uso del maná que aparentemente circulaba por todas las cosas. Con esto en mente me recosté sobre la piedra y decidí centrarme en intentar sentir la energía y empecé a concentrarme, tratando de aislar mis sentidos del exterior como si de una meditación se tratase, vaciando en la medida que podía mi mente y simplemente dejando fluir mi pulso y respiración. Escuché mi corazón latir con calma y constancia y lo sentí bombear mi sangre dándome vida en el proceso. Inhale todo el aire que podía con la calma con la que me encontraba, dejando que el aire inundara mis pulmones y descubriendo en el proceso la capacidad de estos. Y fue entonces que tras un tiempo en meditación lo sentí.
Justo debajo de donde se encontraba mi corazón pude sentir lo que sólo describiría como la concentración de un remolino con el fluir de mi energía, mezclándose en perfecta armonía con el aire que recogía y liberaba del ambiente y con la sangre que fluía por todo mi cuerpo pero que sin lugar a duda fungía como núcleo de esta. Permitiéndome sentir específicamente el flujo, la concentración, la fuerza y la naturaleza del maná de mi cuerpo, emitiendo un frío intenso y un cierto cosquilleo energético allá por donde circulaba. Simplemente dejándome llevar por el momento trate de controlar este flujo natural y regulado, aumentando su potencia desde mi núcleo imaginando como si de abrir un grifo de agua se tratase para aumentar la corriente de esta.
Pude empezar a sentir como la energía circulaba con más intensidad por mi cuerpo, emocionándome en gran medida en el proceso, pero sin tener un plan real de lo que estaba haciendo. Así pues, directamente influenciado por mi exaltación, solo la deje fluir con más fuerza de una manera libre y descontrolada aumentando la potencia con la que salía. Se sentía increíble el fluir intenso del maná por todo mi cuerpo, dotándome de energía y agudizando mis sentidos; simplemente resultaba en extremo emocionante. Empecé a verme familiarizado con la energía y experimente como su naturaleza y fuerza me invadía, sintiendo ese frío intenso que debería congelarme irremediablemente pero que en su lugar se mezclaba conmigo y me hacía sentir parte el, así como de aquella energía electrizante que parecía siempre estar fluyendo y recorriendo mi sangre y músculos.
Era un estado en el que me hallaba completamente inmerso y extasiado, pero el maná no paraba de seguir aumentando en la fuerza de su flujo. Preocupándome en el momento en el que me empecé a sentir más agotado y sin control sobre la energía que solo estaba fluyendo como un río furioso sin cauce. Empecé a alarmarme bastante al punto de casi perder la calma cuando ya no sentía control del flujo de mi maná, generando un dolor cada vez más intenso en todo mi cuerpo; como si se tratase de un contenedor que ya no puede soportar más presión sin liberar su contenido y termina agrietandose en el proceso. Pero entonces aferrándome a la razon de tratar de encontrar una solución, simplemente me concentré con todas mis fuerzas en intentar cerrar el grifo de agua que representaba mi núcleo, pausando mi respiración lentamente con la intención de regular mi pulso a pesar del dolor y recuperando poco a poco el control del maná hasta restaurar el flujo natural.
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Karion: Reencarnación en lobo
FantasíaTras reencarnar en un lobo en lo profundo de una cueva, Elder Albertsen aprenderá a sobrevivir en un mundo de fantasía épica donde se enfrentará a increíbles aventuras, una intervención en su futuro que dejará una marca en su destino guiada por el a...