Cántares De Un Vago

01

Cantár de un alma en pena
Aquella que renunció a la esencia de su existencia.

Silencio.

Un par de ojos en los trópicos celestes de un cielo que se oscurece
Desde un punto distinto mira la inutilidad de su caminar
Cuando mi cuerpo y el de la noche se besen otra vez
Nos negamos a ser merecedores de la luz del sol.

Caricias y cartas abismo en el que se deshecha un corazón
Tembloroso dudar de palabras que aparentaban poseer humanidad
Esa voz que nos daba autenticidad
Ha muerto.
En una bocanada lánguida translaticia de temor a la soledad
Buscamos un escape de ese bucle de palabras
En el que nos hemos censurado.

Autor de árida mente inflamable
Insalubre pasaje de promesas irreverentes
Afirmaciones e intereses culposos
Soy aquello a lo que le temo hoy.
Reflejo del desinterés culposo 
Purista del bien humano 
Y callado mulato que se niega a observar

El esclareciente destello en el que encontraste
Casualidades mortiferas que nos asfixian de noche.
¿Cuál era ese placer de volver a despertar?
Convirtiéndose en la clase de persona que acalla su verdad
Complices abstractos de lo imaginado y lo real
¿Qué puedes decir de la noche de ayer?

El silencioso vaivén de la oscuridad que acaricia huesos huecos y frágiles
Atormenta una conciencia conquistada por brotes sociales de cosechas motivacionales.
El como se tambalea en mi lengua verdades dolorosas que nadie debe escuchar
Desacreditan nuestra bondad.

Un saco de respuestas amables y confiables
Amordazado por una cordura desconfiada.
Incapaz de procesar alguna emoción
Perteneciente de algún profeta loco  postulando.
Difumina y niega la buena vida
Que de aquel hombre no quedan más que trizas
Atadas por la preocupación de un recipiente de secretos sin profanar.
Me han sido ocultas esa palabras que había soñado con decir.

Autor de injustificado odio al cambio
Con falta de decisión y monotonía al hablar
Palabras somáticas que se echan con él a dormír
Morfeo de su voluntad. 
Recuerdos en repetición que le impiden continuar
Trasgresión de escuchar su voz hablar para sí.

Pequeño destello de luz incandescente
Profundo aquel dónde encontraste
Razones ajenas por las que se pudiese atormentar.
Cristales rígidos y palpitantes
Que lloran silencio inamovible 
Observando la luna desaparecer
¿Qué puedes decir de la noche de ayer?

Ardientes pensamientos punzantes
Que niegan su voluntad de noche
Palabras y sueños escandalizados.

Fulgor que ciega el propósito genuino de su despertar
Con casualidades e interpretaciones que nos asfixian durante la noche
¿Qué era eso, lo que añoran gritar?
Con su nula luz inundando el exterior 
Esperando pronto alguna señal
Que le permita cerrar sus ojos
Que traiga su aclamada voz a su mente.

Así con los primeros destellos reales de vida en el aire
Se pregunta 
¿Cuántas lunas hemos visto pasar?