Esta es la historia de Gun, un joven de 20 años, que tiene que madurar al enterarse que será padre, sin saber si contará o no con la ayuda de su novio, si es que todavía tenían una relación.
Luego de hablar sobre como se sentían decidieron que se tomarían las cosas con calma, se darían el tiempo de conocerse mejor y sanar las heridas que ambos tenían. Esa era la forma correcta de comenzar una relación, en teoría, porque Off estaba que caminaba por las paredes, no aguantaba estar un minuto más sin poder tocar a Gun, pero el menor había sido muy claro en su decisión de mantener la relación lo más inocente posible, sin besos, abrazos, y ni hablar de sexo. Off acepto porque estaba desesperado por una segunda oportunidad, pero no contaba con lo difícil que se volvería estar cerca de Gun sin tocarlo. El no tocarlo era el mayor castigo que tuvo que afrontar en toda su vida, pero si eso le garantizaba el perdón de su pequeño, lo haría, aunque perdiera su cordura.
Las semanas pasaban y Off ya no podía ver a Gun sin tener que reprimir la tentación de arrancarle la ropa, tirarlo sobre la mesa y por fin cumplir las fantasías que había estado acumulando en todos los años que no pudieron estar juntos. Pero no podía hacerlo, tenía que demostrarle a Gun que lo respetaba y que de verdad quería formar una familia con él y con sus hijos.
Semanas después
Off y Gun se encontraban almorzando juntos y hablando sobre un tema muy importante, el cumpleaños de Nirin.
- Mi amor, ¿tienes alguna idea para festejar el cumpleaños de nuestra hija?- pregunto el mayor. Gun seguía sorprendiéndose cada vez que Off decía nuestra hija, pero sentía una hermosa sensación dentro, porque cada día que pasaba se convertían más en una familia y eso le hacía mucha ilusión. Además, Off era todo un caballero ya que respetaba su pedido de ir lentamente y conocerse mejor como no habían hecho cuando se conocieron por primera vez.
- Estuve pensando mucho y creo que la mejor idea es hacer una fiesta de disfraces- dijo Gun muy emocionado- siempre me han gustado los distreses.
-Mi amor, si los disfraces son lo tuyo, podemos jugar cuando quieras- dijo el mayor intentando sonar sexy, lo que hizo que el menor comenzara a reír como un niño.
-ja ja ja... fue la peor insinuación que me han hecho en toda mi vida ja ja ja ja ja ja- continuo riendo hasta que el mayor lo interrumpió repentinamente.
- Me puedes decir ¿Quién se ha atrevido a insinuársele a mi pequeño?- dijo Off intentando que no se notaran los terribles celos que sentía en ese momento. Gun dejo de reír y lo miro, aún con una sonrisa en sus labios.
- Cuando trabajaba como mesero reciba propuestas todas las noches- contesto con sinceridad, ya que parte del trato era ser siempre sinceros el uno con el otro.
- ¿y tu... las aceptabas?- preguntó casi con miedo, pero tenía que preguntar, sino moría por la incertidumbre.
- Nunca, pero tienes que ser agradable con los clientes si quieres conseguir propinas, y yo necesitaba todo el dinero que pudiera conseguir para Win- dijo un poco molesto con la pregunta del mayor.
-Lo siento, no debí preguntar, pero desde el momento en que te perdí, siempre tuve miedo de que conocieras a alguien mejor y me olvidaras. Se que soy egoísta, pero te amo como nunca he amado a nadie y si te viera con alguien más no podría soportarlo. Podría perder todo, pero si los perdiera a ti o a nuestros hijos, creo que enloquecería- dijo Off mirando a su pequeño a los ojos, para que pudiera ver la sinceridad con la que decía cada palabra. Se miraban de una manera tan intensa, que no se daban cuenta de como se iban acercando, hasta que fundieron sus labios en el beso más dulce e intenso que hayan compartido en mucho tiempo.
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Luego de lo que pareció una eternidad, dejaron de mirarse uno al otro, y comenzaron a planear la fiesta para la pequeña Nirin.
- la fiesta es la mejor opción- dijeron ambos mirándose a los ojos. Luego comenzaron a planear la fiesta juntos.
