06. Ella me vió

3.7K 425 125
                                    



— ¡Aphrodite! —detuve mi camino al escuchar que me llamaban

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¡Aphrodite! —detuve mi camino al escuchar que me llamaban. Era Gilbert quien me llamaba. Miré a la chicas, quiénes también detuvieron el paso.

—Sigan sin mí —ellas asintieron y continuaron y murmurando entre ellas acerca de que Gilbert me había llamado —. ¿Pasó algo, Gilbert?

—Escuché que eres muy buena en medicina natural —asiento afirmando que era cierto lo que decían —, un amigo mío se está enfermando. No está acostumbrando al frío de Avonlea por los he está acostumbrado al calor por su isla natal.

—Podré ayudarte —este sonrió al escuchar lo que dije—. Llévame donde él.

Nos pusimos en marcha hacia la casa de su amigo, él me vino comentando que le ha dado de todo para sanarlo, pero ninguno funcionaba hasta que escuchó de parte de Diana que era muy buena con la medicina natural, que varias veces había curado a sus padres con tomas que hacía cada vez que ellos se enfermaban.

Pero qué les puedo decir: mi poder es controlar la naturaleza por lo que sé todo acerca de ella, incluso sé cuáles son plantas curativas que 1890 aún no conoce y 2019 tampoco conoce por el momento.

—Por cierto, fue muy valiente de tu parte enfrentar al profesor Philips para defender a Anne.

—Alguien ya debía ponerlo en su lugar —murmuré mientras acomodaba la bufanda, el frío cada vez aumentaba. Ya ni siento mi trasero del frío que hace —. De donde vengo, las mujeres ya estamos teniendo más poder que el hombre.

Este se sorprendió ante lo que dije. Mierda, no debí decir eso.

— ¿Eres de Corea, cierto? —me preguntó, a lo que asentí —. Es aquí.

Subimos unos escalones y este abrió la puerta, se quitó la bufanda y el abrigo para después pedirme el mío a lo que agradecí con un "gracias".

Este me guio a una habitación que quedaba finalizando el pasillo, abrió la puerta y logré ver a un señor de color en la cama con un paño húmedo en su frente y como con veinte sábanas en él.

—Aphrodite, él es Sebastian. —me presentó a lo que le sonreí, noté un poco de asombro en sus ojos.

—Gilbert me ha hablado maravillas de ti. No para de hablar acerca de aquella asiática que se enfrentó a su profesor. —este rio. No pude evitar hacer una sonrisa ladeada, en parte me alegré al escuchar eso.

Me acerqué a Sebastian y le quité el paño húmedo, toqué su frente y está parecía una olla de presión.

—Tu frente es capaz de freír un huevo —comenté. Ellos rieron ante lo que dije —. Pero, parece que nada más tienes gripe.

—Vaya, creí que era algo más grave. —escuché susurrar a Gilbert.

—Conozco una toma que te ayudará aliviar en poco tiempo —miré a Gilbert—. ¿Tienes Lavanda?

Este negó.

—Sé dónde conseguirla. Iré por ella.

—Te acompaño. —negué.

—Tú quédate con él. Se le puede subir la fiebre y puede tener un desmayo —dije saliendo de la habitación con Gilbert detrás mío —. Cámbiale el paño por otro un poco más caliente.

Este asiente. Justo cuando estaba por salir, él me detiene.

—Muchas gracias por ayudarme...digo ayudarnos. —reí.

—No es nada. Me gusta ayudar a las personas.

❪...❫

Llegué al bosque, me tiré de rodillas a la nieve y puse mis manos frente mío, pero antes miré a todos lados buscando que nadie estuviera cerca.

Me concentré y entre las nieve logré ver qué una lavanda estaba creciendo poco a poco. Justo cuando estaba por arrancarla escuché que algo caía a la nieve.

Alcé la mirada y vi que ella me miraba entre asombrada y temerosa.

—No es lo que tú crees, Diana. Déjame explicártelo.

Me levanté de la nieve e intenté acercarme a ella con pasos lentos, pero ella retrocedía cada vez más. Se levantó del suelo dispuesta a salir corriendo, pero las ramas de los árboles se alargaron e impidieron su paso.

Saqué de mi abrigo una bolsita que contenía un polvo dentro de ella, eché un poquito sobre mi mano justo cuando se volteó le soplé el polvo sobre su rostro. Cayó inconsciente a mis pies.

—Bueno, a la final Reginald siempre tuvo la razón. —murmuré entre risas y recordando sus palabras.

—Número ocho —me llamó furioso Reginald —. ¿Qué te he dicho? ¡Siempre lleva contigo el polvo de Burundanga!

—Oh vamos, padre. Nunca nadie me mirará usando mis poderes sin las máscaras.

—Eres demasiado distraída, número ocho. Casi siempre se te olvida llevar la máscara a las misiones. —dice.

—Está bien. —contesté entre dientes agarrando la bolsita de terciopelo azul oscuro con el polvo de Burundanga dentro de ella.

 —contesté entre dientes agarrando la bolsita de terciopelo azul oscuro con el polvo de Burundanga dentro de ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


☔• ¿Qué casa de Hogwarts creen que es Aphrodite?

-Yo soy Slytherin, ¿y ustedes?

𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔,    anne with an e¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora