Capítulo 16

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31/12/2020
Asesino




Llevo al menos 20 minutos conduciendo en círculos haciendo estupideces, e intentando comunicarme con el cabrón, pero no me contesta las llamadas, estoy saliendo de un mini supermercado que hay en una gasolinería, me había detenido para echar gasolina al auto y a "comprar" un batido. Miré la esquina derecha de la calle, aún seguía ahí la misma camioneta gris de hace rato, tomé mi teléfono y volví a marcarle a el idiota, coloqué el teléfono en mi oreja mientras me subía en el auto otra vez, el teléfono dio cuatro tonos y finalmente fue respondido.

—Hijo de perra –grito empezando a acelerar –tengo un policía pisándome los talones, no me deja respirar, formó una sospecha contra mí y lleva dos putos días siguiéndome, ¿qué diablos hacías que no me respondías?

—¿Terminaste? –su voz sonaba calmada, yo gruñí al sentirla –eso me dice que sí, deshazte de él, guíalo hasta nuestros invitados, sabes cómo actuar no tienes que llamarme.

—Eres un hijo de ...

La llamada se cortó, odio cuando me deja las palabras en la boca, algún día lo degollare como al resto, conduzco con dirección al busque, en él tenemos una cabaña con tres personas que mataremos hoy, Sara inicio un juego que le hará mucho daño, apenas íbamos a iniciar y nos desobedeció.

No aceleraba mucho para que el imbécil que me sigue pudiera continuar con el paso sin ningún problema, cuando llegamos a la cabaña me cerciore de tener todas las cosas en la mochila que traía desde mi casa, tomé un hacha que traía en el asiento del copiloto y la metí debajo de mi abrigo para la nieve que traía puesto, me divertiré con este.

Me bajé con cuidado, entre rápido a la cabaña y dejé la mochila en el primer sofá que encontré, sé que no bajará al menos que me introduzca al busque, ahí no podrá conducir y deberá bajarse a seguirme a pie. Empecé a adentrarme al bosque, efectivamente el imbécil me siguió, me percaté que duro un rato parado en la cabaña al parecer pensaba si entrar o no, pero no lo hizo para mi gran suerte.

Lo adentré más y me perdí entre los árboles, soy bueno escondiéndome, caminé en círculo alrededor de él, su cara me buscaba por todas partes, que gracioso se ve, le llamo imbécil por no saber su nombre, pero creo que le quedaba a la perfección, una carcajada salió de mi interior ahí lo vi activándose, mirando a todos lados.

—Que gracioso te vez, ¿creías qué no te había visto? –saqué el hacha de mi abrigo y pase mi dedo índice por el filo cuidadosamente –eres patético en todo el sentido de la palabra, dos días siguiéndome y aun así me desaparecía con facilidad, he hecho todo lo que he quiero tú estando ahí –aproveche que me daba la espalda para acercarme por detrás.

Escuché como quitaba el seguro de un arma y se giraba rápido a mi dirección, una pistola apuntaba mi cabeza en estos momentos, por inercia sonreí y pasé mi lengua por el labio superior.

—No soy patético, soy certero, ¿crees que llegue a ti por coincidencia?

—¿Esperas que te responda?, escucha, esto –digo señalándonos con la mano que tenía libre –no funcionara, tú estarás muerto dentro de poco, pero antes necesito que me digas quien más sabe sobre mí.

—¿Acaso no vez quién es que tiene una pistola en la mano? –su pregunta me causo gracia.

—¿Acaso no sabes cuál de los dos tiene un hacha y es un psicópata?

Sin pensarlo hice un movimiento con el hacha cortando la mano donde sujetaba la pistola, para ser más específicos lo corté hasta la mitad de la muñeca, él soltó la pistola inmediatamente, odio que se crean los dueños del juego cuando no lo son, soltó un grito agudo cayendo a la fría nieve del bosque.

Un Crimen Perfecto (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora