Capítulo 3

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Sara


Me desperté por lamidas en mi rostro, Ares me despertó porque el despertador no dejaba de sonar, me reí y lo acaricié, adapté mis ojos a la luz y mire la hora, apenas eran las 9:13, me quedé inmóvil en la cama mirando el techo, ya no tengo clases hasta dentro de un mes y el levantarme temprano no me sienta del todo. Escuché rasguños en la puerta, giré a su dirección y vi que Ares quiere salir creo que quiere hacer sus necesidades, con pereza me levanto de la cama y le abro la puerta, él salió disparado a la planta baja, mi madre debe de estar ahí tomándose su café y le abrirá la puerta para que salga al patio.

Volví a la cama y me cubrí por completo con una manta, no tengo ganas de salir, ahora que recuerdo debo de crear una idea rápida para la recaudación para darles un incentivo a las chicas de que "trabajaré en ello", aunque al final todo lo terminarán haciendo ellas.

Después de un largo rato de pensar y dejar que pasara el tiempo me levante con iniciativa de arreglarme, yo soy de las que primero busca que ponerse y después se ducha, abrí mi closet y empecé a buscar que ponerme. Saqué un jean negro, un buzo rosa pastel, una camiseta blanca con bordes negros y por último tomé mis tenis blancos, dejé todo en la cama y me desvestí.

Eran las 9:50 cuando me había motivado a arreglarme, me duché en 10 minutos, en 4 estuve perfectamente arreglada y en 2 me arregle el cabello en una media cola, a las 10:06 estaba completamente lista, me mire al espejo estaba bien, tomé una mini bolsita color negra; entre mis llaves una gomita de repuesto para el cabello, en el espacio de tarjetas entre mis identificaciones, tarjeta y algo de dinero, lo único que me faltó de entrar es el teléfono, pero lo tomé para responder mensajes.

Salí de mi cuarto ya a las 10:13, antes de salir debo de colocarle comida a mi bebé, sentada en una de las sillas de la isla de la cocina estaba mi madre, entretenida en su iPad, Esmeralda estaba recogiendo los tratos sucios que había dejado mi madre.

—Buenos días –les digo entrando de lleno a la cocina.

—Buenos días –responde mi madre sin quitar su mirada del dispositivo.

—Buenos días, mi niña –responde Esmeralda regalándome una hermosa sonrisa.

—Ares –llamo a mi bebé mientras busco su comida, él llega contento desde el patio, tomo su plato y le coloco la comida y el agua –ahí tienes, mi amor –le digo mientras se lo coloco.

—¿Qué vas a querer para desayunar? –me pregunta Esmeralda con amor.

—No desayunaré aquí, iré con las chicas –le digo mirando mi reloj que marca las 10:21 –se me hace tarde, así que me iré, nos vemos más tarde –le digo acercándome a ella para darle un beso en la mejilla, igualmente lo hice con mi madre.

—Ve con cuidado –habló mi madre antes de que saliera.

Llegué al garaje, le di al botón de la pared para que se abriera la puerta, entre mi teléfono en el mini bolso y saqué las llaves de mi auto, un hermoso Porche Cayenne 2019 blanco (algo anticuado, pero de mi gusto), después de estar ayudando todo un año en el bufete de mis padres me lo gané, aborde el auto y lo saqué del garaje, estando fuera utilicé las llaves para cerrar la puerta.

El local donde nos reuniríamos no queda tan lejos de mi casa, en unos 4 minutos en auto llego. Tal cual en 4 minutos llegué, me estacioné y salí del auto con rapidez, siempre suelo llegar más temprano que las niñas, entre al local y busqué una mesa, bueno nuestra mesa de siempre, una al lado de una ventana, no pedí nada y esperé unos minutos a que las chicas llegaran, las cuales no tardaron.

—Buenos días, nena –dice Allegra sentándose al frente mío.

—Buenos días –dice Nadia sentándose a mi lado.

Un Crimen Perfecto (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora