Capítulo 20

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Sara


Apague las luces de mi habitación y me acerque al ventanal, las habitaciones están en el segundo piso, la altura que hay de estos al suelo es bastante, quizás debía esperar unos quince minutos antes de arriesgarme a lanzarme del segundo piso, "Dios sí estás ahí arriba juro que sí caigo ilesa dejaré de tomar tanto alcohol".

Cuando pasaron los quince minutos simplemente abrí el ventanal y con toda la agilidad del mundo me trepé por los bordes de él con mis manos, me mantuve firme, no podía pensarlo por mucho tiempo o podría arrepentirme, sin más espera me lancé, mientras caía seguía haciéndole plegarias a Dios, y por obra del espíritu no me hice mucho daño, solo un pequeño golpe en el tobillo derecho.

Con cuidado y rapidez salí de la zona donde vivía, tardaría mucho en llegar a donde quería ir yendo a pie, me coloqué la capucha para que no me identificaran, cojeaba un poco al sentir el dolor en el tobillo solo eso me atrasaba un poco. Después de un largo rato al fin llegué al lugar con 8 minutos de anticipación, las calles estaban completamente oscuras, en verdad me sorprendía las mínimas personas que estaban por ahí, antes a estas altas horas de la noche las calles eran un mar de personas disfrutando de sus vidas y el libertinaje.

Esperé a que mi amigo llegara para poder entrar al lugar, mientras lo esperaba trataba de que pasaran de mí las pocas personas que transitaban por las calles, tiempo después apareció un chico vestido igual que yo totalmente de negro con una mochila a juego, por supuesto que lo reconocí de inmediato.

—Cuanto tiempo sin verte, pequeña bomba –me saludo con ese apodo que según él me representaba del todo.

—Adam, cariño, pensé que te había visto la semana pasada –le digo con sarcasmo.

—Siempre para utilizarme –dice con burla –¿para qué soy bueno? –preguntó yendo rápido al punto.

—Para empezar, necesito que abras esta puerta, necesitamos acceder al cuarto de cámaras de este lugar –le digo señalando la compañía de inmuebles que está a nuestro lado.

—Por supuesto, no es que sea difícil.

Mi amigo se quitó la mochila, sacó de ella un iPad y dos cables los cuales unieron el iPad a la barra de acceso del edificio, Adam es una de las personas más inteligente que conozco, vive de la tecnología y cada paso que da la humanidad él lo trata de superar triplicándolo.

Recuerdo como lo conocí, apenas teníamos 14 años, mis padres llevaban un caso de un pequeño que hackeó la oficina de policías obteniendo datos importantes y confidenciales del departamento, ese niño resulto ser Adam, en ese caso salió ileso, no se detuvo siguió aprendiendo y cultivando sus conocimientos.

—Estamos dentro –dijo al escuchar el sonido de abertura de la cerradura.

—Por supuesto que sí –me agarre bien la capucha y entramos.

Antes de venir investigué un poco sobre la edificación de este lugar, sé dónde está el cuarto de cámaras, conduje a Adam hasta ese lugar, entramos y él se acomodó instalando todo, es rápido y eso nos beneficia.

—¿Qué buscaremos? –pregunta al terminar de conectarse al sistema.

—Las imágenes que fueron borradas del 24 de abril del 2020 –le digo mirando su monitor, él no se movió.

—Así que es cierto que buscas al culpable –comenta con orgullo.

—Claro que sí, así que hazme sentir orgullosa y encuentra lo que la policía no pudo –le digo como motivación.

—Permíteme actualizarte mientras hackeo las cámaras de una inmobiliaria –dice empezando a teclear –en este último mes y medio me dedique a hackear dos organizaciones internacionales que nunca me habían interesado.

Un Crimen Perfecto (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora