Capítulo 25

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Giles
29/07/2004


Todos mis amigos corrían jugando al escondite, siempre era el último en salir corriendo a esconderme, hoy jugábamos en un granero pues celebrábamos mi cumpleaños número 10, había pasado todo un mes pidiéndole a mis padres que viniéramos, así fue como terminamos mis amigos y familia ahí, desde que empezamos a jugar mi hermanita de apenas 4 años empezó a insistir en jugar con nosotros y la dejamos a un lado por lo pequeña que es.

Corrí hasta un montón de paja para esconderme detrás de ella, me gusta este juego es divertido el esconderte y esperar a que no te encuentren, escuche gritar a uno de mis amigos decir que saldría a buscarnos, mi vista se quedó clavada en la nada, normalmente me pasa mucho, esos momentos en los que me voy un poco de la realidad como si estuviera pensativo, pero en verdad no lo estoy sino al contrario simplemente estoy en blanco.

Empecé a escuchar la risa de los que encontraban, salí de mi trance y me percaté de un colibrí cerca de mí, yo alegre lo fui a tomar en mis manos, ya cuando lo tenía en ellas quería acariciarlo, pero me pico mi manita, triste y enojado lo lance al suelo con algo de fuerza, el colibrí quería volar después que impactó, eso me irrito y lo pise lastimándolo.

El colibrí no se movía y ahí vino mi arrepentimiento, me arrodillé a su lado y empecé a llorar como nunca, "¿por qué hice eso?", fue lo único que pensé en ese momento, en eso mis amigos me encontraron y mis padres llegaron con ellos, mi madre llegó a mí y me miró con mucho amor y ternura.

—¿Qué pasó, mi pequeño? –me pregunta mientras trata de calmarme.

—Lo pisé por accidente, le hice daño –le digo llorando, por primera vez en la vida le miento a mi madre.

—Tranquilo, solo fue un accidente –dice acariciando mi cabello y yo asiento.

Me siento mal por mentirle, pero no quiero que sepa que fue de forma intencional que lo lastime, no quiero que me trate diferente por algo que no pensé y siento que sí le digo lo hará, es mi madre y la conozco.





16/11/2018







Me despedí por última vez de mis padres y de mi hermana, hoy me iría a Berlín a seguir mis estudios en medicina, había obtenido una buena oportunidad en un excelente hospital y para mí fue la cosa más grata que había recibido en mi vida, abordé el avión que me llevaría hasta allá, sería una nueva vida y aventura fuera de la ciudad.

Después de años estudiando medicina me había graduado y tenía las ganas de ir a hacer mi especialidad, ya había llegado mi oportunidad para hacerlo, al llegar a Berlín un chico me recibió, mis padres se encargaron de buscar un lugar en donde yo pudiera vivir de manera cómoda en mi estadía aquí y el chico que me esperaba me llevaría hasta ahí.

El chico me llevo hasta una zona de edificios conformados por pisos, me ayudó con las maletas y me llevo a uno de los pisos, me pareció cómodo al momento de entrar sin duda mis padres me conocen a la perfección, algo rústico, pero moderno como me gusta.

—Bienvenido finalmente a Berlín –dice el chico dejando las maletas en el pasillo –una advertencia rápida, Berlín es hermoso, pero ya no es seguro, así que cuídate mucho por las calles –coloca una de sus manos en mis hombros.

—¿Gracias? –le digo confundido –en serio gracias por tu ayuda, espero que mis padres fueran buenos contigo –él asiente y sale del piso.

Estoy cansado, lo bueno es que no comenzaría a laborar en el hospital este mismo día, debía pasar mañana a firmar unos documentos y después empezaría normal a trabajar por mi especialidad, tomé mis maletas llevándolas a la primera puerta que deduje era la habitación, ahora solo quiero descansar, creo que después saldré a caminar y a buscar buenos lugares para salir.

Un Crimen Perfecto (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora