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Aquí esta su pastel de chocolate con una bola de vainilla y chispas de colores para el cumpleañero.

El niño pequeño aplaudió mientras su rostro no dejaba de sonreír.

— Gracias señorita

No hay de que — conteste acariciando su cabello castaño— Es el mejor pastel que probaras, te lo garantizo.

Sonreí al verlo llevar el primer bocado a su boca sin dejar de sonreír.

Gracias— agradeció su hermano, quien lo acompañaba.

Es un gusto servirles — les mire a ambos antes de marcharme a atender a los demás clientes— Vuelvan pronto.

Recogí los platos vacíos llevándolos a la ventanilla de la cocina.

Ahora trabajo como camarera en una cafetería que además en la parte de atrás es una librería donde podrías leer un libro mientras disfrutabas una taza de café o un postre.

Ya llevo cuatro días aquí y me gusta más que repartir boletos para la perfumería en ese caluroso traje de oso.

La campana de la puerta sonó me voltee para saludar a la persona que había entrado. Una chica rubia con gafas, un traje azul marino entallado y una cartera de diseñador camino con fineza hasta una mesa en la esquina bastante lejos.

Algo me decía que no sería una cliente fácil, respire profundo y puse mi mejor cara con una sonrisa tan falsa mientras me acercaba a su mesa.

—Buenas tardes —le extendí el menú —soy MiRae, hoy seré su mesera. El día de hoy tenemos de exhibición un postre de tres sabores, mango, fresa y...

— Solo quiero un capuchino — me interrumpió sin mirarme.

Asentí caminado a la cafetera para preparar la orden.

Mi compañera estaba en su hora de descanso así que yo tenía que preparar todas las órdenes aunque agradecía que solo me tocaba la parte de al frente pues otro empleado se encargaba de atender la librería en la parte de atrás. Además, no habían muchos clientes.

Una vez su orden lista me dirigí a su mesa entregando el café.

— ¿Es con leche de soya? — dijo aún sin mirarme solo viendo su teléfono.

Oh, no ahm — conteste — es con leche fresca regular.

—¿De vaca? — me miró

—Eh, si de vaca.

Hizo un ruido de desagrado.

Tráeme otro con leche de soya — agito la mano diciéndome que me marche mientras se volvió a concentrar en su teléfono.

Apreté los labios, tome el capuchino y me dirigí de nuevo a la máquina de café. Busque en la pequeña nevera alguna leche de soya pero solo había regular y de almendras.

Oye DamNi — llame al cocinero por la ventanilla — ¿tenemos leche de soya en la alacena?

Kim DamNi es el cocinero del café es un gran chico que estudia en la universidad de artes culinarias.

Posiblemente sea un chico muy popular, su piel acaramelada, sus ojos marrones, su cabello rubio y su gran estatura lo convierte en un chico guapo según la Sra Kim, la dueña, su amuleto de la suerte ya que gracias a él la tienda siempre está llena de chicas adolescentes y mujeres buscando pareja.

¿Soya? — cuestionó, asentí — No lo creo, la única adicional a la regular es la de almendra para las batidas.

Oh vaya — mordí mis labios pensando que ofrecerle a la clienta.

Soy REALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora