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El atardecer pronto comenzará a vislumbrar sobre el lago, los músicos tocaban melodías movidas que mantenían a las personas alegres, unas bailando y otras riendo en las esquinas.

Luego del extenso discurso de la cumpleañera donde narró toda su vida, pues 84 años es un gran número.

Contó cuando se mudó a este pueblo, cuando se casó con su único amor ya fallecido, la crianza que les dio a sus dos hijos y cuando descubrió que su pasión era la pesca.

Lo bueno fue que mientras ella hablaba nos sirvieron la comida.

Desde que llegue al muelle me había dedicado a comer y comer, manteniéndome lejos de la abuela. Aún sigo molesta con ella por no aceptar mis decisiones, a pesar que ya han pasado varios años.

Me levantó por quinta vez de mi silla hasta la mesa de picadillos. Observó el último dumpling pero antes de tomarlo este es tomado por otra persona.

Disculpa yo lo iba a tomar primero — digo apretando los dientes mientras cierro los ojos tratando de no crear una escena por un dumpling.

— Te terminaste la mayoría de los bocadillos, no te molestaría dejarme el último dumpling ¿cierto?

Abro los ojos al mismo tiempo que me volteó y veo al ladrón de mi bocadillo.

Mi ex novio, Park Jimin.

Hola, Mimi — sonríe, sus ojos se convierten en dos medías lunas.

Su cariñoso apodo solo hace que me sienta de nuevo como al despertar de mi accidente.

No esperaba verlo y mucho menos después de como terminaron las cosas entre nosotros.

— ¿Que haces aquí, Park?- digo ignorándolo mientras busco otro picadillo que comer.

Fui invitado a la fiesta, bueno mi hermana insistió mucho que debía venir — explicó parándose a mi lado mirando la mesa de bocadillos — ¿y tú?

— La abuela

— Sigue convenciéndote para venir.

Cada cierto tiempo, si — mencione tomando un vaso del ponche dándole un sorbo, lo miró de reojo  — Sumin dijo que te graduaste de la academia con honores.

Si, eso ... — agacha su cabeza con un semblante caído — eso fue el año pasado, si.

¿Año pasado?

Ahora que lo pienso, la última vez que nos vimos y hablamos fue hace dos años y medio.

Oh, pues felicidades tardías. — sonreí sin mostrar los dientes.

Mire alrededor donde las personas sonreían en un ambiente cálido y armonioso.

Estar en este lugar me hacía sentir igual al momento después que desperté en el hospital sin recordar parte de mi vida.

Triste, presionada, ansiosa y ese sentimiento de que algo no cuadra.

Recuerdo que llegue a sentirme en una prision en mi propio cuerpo, todos decían conocer quien era MiRae menos yo.

El silencio era un poco incómodo y más cuando sentí que su mirada se centró en mi. Desvíe el rostro buscando una excusa para alejarme pero la vida no sería tan fácil.

— Mimi, yo quería...

Oh, aquí estás. Que bueno qué hayas podido llegar Jiminie — le interrumpió la abuela muy emocionada — Veo que ya se encontraron, MiRae estaba muy emocionada por que llegarás — tomó sus manos, yo alce una ceja acostumbrada con la seriedad con la que ella manipula y miente.

Soy REALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora