Capítulo 12

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"Lo que tú digas polilla"

James:

¿Duele?

No tanto como guardar el secreto de alguien más, no lo suficiente como para que prometas guardarlo y de ello dependa tú familia.

Eran más menos las 10 de la mañana y el demonio aún estaba desaparecida en la mansión. Decidí hurgar en su habitación para ver qué me encontraba de interesante sobre su secreto pero nada me indicaba algo relevante. El compartimento secreto estaba sellado ahora y no pude volver a registrar ahí, todos estaban en "misa"; en realidad la mafia citadina se reúne ahí para llevar a cabo sus negocios turbios en lo que las mujeres intercambian nuevas formas de matar,

¿cómo lo sé?

Pues en Estocolmo pasaba igual, íbamos todos los domingos a una especie de capilla donde unos chicos clérigos nos enseñaban armas y formas de negocios. Era bastante retorcido saber que en un lugar "sagrado" como una parroquia era utilizado por los gánsters para esos fines.

– Bienvenido James– el señor Foster había depositado toda su confianza en mí para conocer a unos intermediarios en mi primera misión como Assassin.

Entramos a una cámara pequeña con una mesa ejecutiva en el centro. Poca iluminación, personas bien vestidas presentes y una penumbra rodeando las paredes de la habitación.

– Eres idéntico a Daddy– susurró una mujer mayor con un dejo de familiaridad.

Le di una simple sonrisa de boca cerrada. Ella acercó su mano a mi rostro en plan de tocarme pero retrocedí rápido en un acto reflejo.

–Bueno, a lo que vinimos– intervino Foster para restarle importancia a mi gesto.

La señora se apartó de mí sin dejar de mirarme fascinada, los demás presentes mantenían una mirada robótica como si esperaran a ser programados para su siguiente acción.

–Sabemos que el señor Bells tiene habilidades especiales que son necesarias para lo que estamos a punto de proceder– una chica salió de entre las sombras con un extenso cabello rojo oscuro bastante tupido, llevaba una falda ceñida al cuerpo que tapaba hasta sus muslos a juego con una camisa de mangas largas y unos tacones altísimos.

Enarqué una ceja y miré al señor Foster en busca de explicaciones. Nadie me había comentado nada de gente que sale de entre las sombras.

–Tranquilo, ella es de confianza– me aclaró asintiendo levemente.

–Cuentanos un poco sobre ti ¿te sientes a gusto en Estocolmo? ¿Cómo va tu tratamiento? ¿Haz progresado?– la señora me invadió con sus extrañas preguntas, parecía saber de mí incluso más que yo mismo.

Fruncí el ceño al notar la preocupación en su mirada. Estaba claro que me conocía bien pero no entiendo de dónde o cuando, recuerdo perfectamente el círculo de amigos de mi padre y esta mujer claramente no entra entre ellos.

Los suspiros de la extravagante pelirroja interrumpieron el vasto silencio del salón.

–Lo que queremos de ti es simple– hizo una pausa y tomó aire– Tienes que encontrar un pergamino antiguo en las oficinas del archivo secreto del Louvre– me explicó claramente con un tono retante, alcé las cejas ante su petición– Estoy actualizada por tus fascinantes habilidades memotécnicas con los mapas y pasadizos.

Su mirada me decía: "sé que quieres hacerlo"

Todos pusieron sus miradas en mí, esperando una respuesta de mi parte. Ella miró a Foster y luego apoyó sus manos en la mesa.

Bells MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora