Capítulo 5

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El compañero del Diablo:

James:

—Ya te dije que no—repitió por enésima ocasión hoy— Tú puede que seas mi hermano pero ella es mi mejor amiga y no pienso traicionarla de esa forma.

—Sol simplemente quiero que la distraigas para yo poder descubrir que se trae entre manos— dije finalmente. Estábamos parados en el medio del gimnasio que estaba vacío a esta hora de la mañana.

—James, lo que me pides es traición, además no tienes pruebas de lo que dices— musitó bastante segura de lo que hablaba— Aparte de eso estamos hablando de Nirvana, la chica más aburrida, sensata y ordinaria del mundo ¿qué pudiera esconder de este mundo?— enarcó una ceja pensativa.

Si mi hermana no me logra entender como espero que mis amigos lo hagan y más cuando Jack parece perdido en sus curvas.

—Solecito, lo que te digo es cierto, ella entró en aquel armario...

Pero el sarcasmo salió de su cara de fastidio:

—Y ella se fue a Narnia dejando la puerta cerrada— interrumpió rodando los ojos como cansada de mi historia— James, no intentes ver cosas en donde no las hay, acepta el hecho de que una sola y simple mujer te hizo pasar las 24 horas más dolorosas de tu maldita vida...

Me dió un tierno beso en la mejilla y se fue del gym sin mencionar nada más, al parecer todo parecen comprender y aceptar la idea de que ese demonio acabó con mi mente.

Kailan entró radiante como todas las mañanas mientras contaba sus navajas personalizadas. Logró levantar la vista y me dedicó una sonrisa super hermosa, todo parecía tomar su lugar con la alegría que emanaba este ser.

—Mira lo que me trajeron los guardias— musitó alegre enseñándome sus cuchillos, plumas de pavo y las placas del ejército de su padre.

—Vaya, creí que nunca volvería a ver mi pluma— dije sarcástico mientras tomaba una de sus manos.

— James devuélvela— reclamó sonriendo nerviosa.

—Oblígame— pronuncié acercándome a ella. Se veía increíble vestida con ese mono negro y la camiseta blanca que dejaba al descubierto sus llamativos pechos.

Estoy seguro de que la pongo nerviosa, puedo notar como su respiración se agita a cada momento, como logro hacer temblar cada fibra en ella, eso me encanta.

—Más tarde, ahora no estamos solos— dijo tragando saliva y cambiando de expresión mirando por encima de mi hombro.

Ahí encontré el motivo del repentino cambio de humor de Kai: el demonio blanco.

—Hola Nirvana— dije seco y distante.

—Hola chicos— musitó bajo e inexpresiva, como siempre, llevaba una sudadera negra, una licra bien ceñida al cuerpo de color gris y una manzana en la mano.

Ambos la miramos serio por aguafiestas, ella parecía importarle poco nuestras expresiones, de hecho parece que el mundo entero le da igual al bicho raro. De repente entraron Jack y Luna charlando animadamente, Sol y mi padre detrás de ella.

—Buenos días pandilla— dijo mi padre de muy buen humor. Todos devolvimos el saludo al unísono— Bueno a partir de hoy todos tendrán tareas, ejercicios dirigidos y trabajaran en parejas, no se pueden cambiar dichas parejas así que no objetemos sobre ello.

Una vez hecha esta aclaración Nirvana dio un paso al frente, se colocó al lado de mi padre tras una seña que este mismo le hizo y la ira comenzó a consumirme. Sentí el peso de la mirada de Kai, que estaba a mi lado, ella sabe bien cuando tengo mis arranques y este era uno de esos momentos; ella logró tomarme de la mano y respirar hondo para que la siguiera, poco a poco las respiraciones fueron bajando mi enfado teniendo mejor claridad del contexto.

Bells MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora