𝒚𝒆𝒔 𝒕𝒐 𝒉𝒆𝒂𝒗𝒆𝒏; 𝒄𝒉𝒂𝒆𝒏𝒏𝒊𝒆

𝟎𝟒

-No me gusta que fumes- se quejó Rosé mientras se recostaba sobre el pecho de Jennie.

Ya había oscurecido, la pintura de Jennie llevaba una hora secando así que decidieron quedarse en el parque algo más de tiempo. Ahora estaban recostadas sobre la tela en donde posó Rosé.

-¿Por qué?- cuestionó Jennie dándole más caladas a su cigarro.

-Am...quizás porque puedes morir- respondió la menor como si fuera obvio. Jennie soltó una risa dejando su cigarro a un lado para pasar sus brazos sobre la espalda de Rosé.

-¿De algo tengo que morir, no?- bromeo la mayor, Rosé le dio un golpe en su hombro. -Deberia llevarte a casa, tu madre me pidió que te dejara a las nueve.

-¿Y que hora es?- pregunto la menor cerrando sus ojos. Jennie miró el reloj de su muñeca y soltó una risa.

-Las diez- dijo, Rosé se levantó al instante con rapidez provocando que Jennie soltara una risa.

-¿¡Las diez ya!?- exclamó. -¡Tienes que llevarme a casa ahora!- Jennie se levantó con pereza mientras soltaba un quejido.

-Esta bien, iré a buscar el auto.- dijo yéndose a hacia el estacionamiento.

Rosé sabia que se metería en un problema por no llegar a la hora acordada. Desde que su padre huyó de casa hace un tiempo, las dejo a ella y a su madre solas.

Los vecinos comentaban mucho acerca del tema, tanto que llegaba a ser hostigoso. En especial para la Sra. Park quien al quedar sola con su hija estaba empeñada en buscar alguna forma de salir de allí.

Cuando Rosé vio a Jennie en su auto acercándose hacia el parque, tomó la tela del piso y las pinturas de Jennie. La morena bajó del auto corriendo a buscar su caballete con su gran obra para acomodarla con cuidado en la parte posterior aunque no estaba muy segura de dejarla allí por miedo a que se arruinara.

-¿Quieres que la lleve?- ofrecio Rosé al ver la desesperación de la morena. Jennie asintió entregandosela con cautela.

El cuadro es una verdadera obra de arte ante los ojos de Rosé, no es por ser egocéntrica, pero cada cuadro que pintaba Jennie sobre ella hacía que su corazón explotara en un sin fin de sentimientos.

Pues las obras de Jennie eran la visión que tenía de su novia plasmada en el lienzo.