Capítulo 2

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Aún nos quedaba todo el fin de semana por delante.

Y menudo fin de semana.

Tras llegar al hostal y ducharnos, Ricky y yo decidimos bajar al bar a tomarnos algo.

Tras pedir las bebidas, nos sentamos en una mesa que daba justo a la montaña en la cual estuvimos unas horas antes.

-¿Entonces estás bien?- Ricky no paraba de preguntarme una y otra vez lo mismo.

-Que si, Ricky, que pesao eres, estoy bien, si la que se llevó el golpe fuerte fue ella.

-Era guapa,¿eh? - dijo alzando una ceja dejando ver sus intenciones.

-Ricky... por favor - le dije antes de darle un trago a mi bebida.

-Mimi, tía, estás de un soso - dijo antes de mirar alrededor del bar - es bonito este sitio, ¿eh? Es que tengo un gusto increíble.

Me reí ante sus palabras y también miré el lugar, es verdad que era muy bonito. Un lugar muy grande y con grandes ventanales que daban a la montaña llena de nieve.

-Oye, y ¿sabes como se llama la chica? - dijo Ricky captando mi atención.

-No, solo me dio tiempo de decirle lo siento, si es que casi la mato, Ricky, me siento súper mal.

-Pues si quieres puedes ir a pedirle perdón de nuevo - dijo mirando hacia la entrada del lugar, haciendo que yo me girase y la viera entrar.

En comparación con esta mañana, que iba en chandal, llevaba un jersey rosa de cuello alto  y unos pantalones vaqueros negro con unas deportivas blancas. El pelo lo llevaba como esta mañana, caía en cascada por ambos hombros. Iba guapísima.

-Mimi, vuelve al mundo - escuché decir a Ricky riéndose.

-Que guapa va - dije mientras bebía de nuevo.

Ricky me miró orgulloso y bebió también de su vaso.




Me di una ducha rápida y me vestí. Mi hermano Efrén había reservado sitio en el
bar de abajo para tomar algo los tres juntos.

La verdad es que no me había quitado de la cabeza a aquella chica rubia.
Era muy guapa, no había duda de eso, y tenía ganas de verla otra vez, demasiadas diría yo.

Bajamos al bar y nos sentamos después de pedir nuestras bebidas. Miré cada parte del bar hasta que la vi a ella. Iba con el pelo recogido en una coleta alta, ya no iba con el chandal de esta mañana, llevaba puesto un top negro de tirantes, unos pantalones negros anchos y unas deportivas blancas con plataformas que la hacía más alta de lo que ya era. Junto a ella estaba su amigo, ¿Ricky? No sabía el nombre de ella pero el de su amigo creo recordar que lo mencionó.

-¡Miriam! ¡Miriam! - mi hermano pasaba su mano por delante de mi cara para que reaccionara y le hiciera caso.

-Perdón Efrén, estaba en Albacete.

Mi hermano levantó una ceja y rió ante mi comentario.

Seguimos la conversación, aunque de vez en cuando miraba hacia su mesa viendo como reía ante los comentarios de su amigo, que por la distancia no lograba escuchar.


Ricky y yo hablábamos de lo que íbamos ha hacer el fin de semana, aunque sabíamos que al final no haríamos ninguna de las cosas que íbamos diciendo.

-Ricky, voy al baño un segundo - dije dándole un último trago a mi vaso y me levantaba camino al servicio.

Entré rápido al cubículo, no podía más.
Tras salir de allí y dirigirme al lavabo para lavarme las manos y retocarme un poco me encontré con ella, haciendo exactamente lo mismo que iba ha hacer yo.

-Hola - la saludé poniéndome a su lado.

-Hola - dijo ella mientras me sonreía a través del espejo.

-¿Cómo estás? - le pregunté mientras apretaba mi coleta.

-Mejor, gracias - se giró mirándome a los ojos.

-Me alegro. Por cierto, llamo Miriam, aunque llámame Mimi, todo el mundo me llama así - dije dándole dos besos.

-Pues me llamo igual que tu, aunque a mi si que me llaman Miriam - dijo ella tras separarnos y se reía.

Su risa me hipnotizaba, bueno, toda ella lo hacía realmente, era demasiado...¿perfecta?

Nos quedamos unos cuantos segundos mirándonos hasta que mi móvil empezó a sonar.

-¿Si? Voy, voy, que si, con hielo por favor, gracias, adiós - colgué y me volví a meter el móvil en el bolsillo - tengo que irme, un placer conocerte Miriam, y lo siento otra vez.

Salí de allí casi corriendo, ¿qué me estaba pasando? En los segundos que estuvimos en silencio en ningún momento me sentí incómoda, al contrario, me sentía como si nos conociéramos de toda la vida. Era algo raro de explicar.

Las mariposas que perdí hace más de un año habían vuelto, y tenía miedo, mucho miedo, no quería que me volvieran a lastimar. Creo que es pronto para decir que estaba enamorada, pero si que sentía algo por ella, no sabía realmente el que, era la primera vez que me pasaba, no sabría explicarlo con palabras.

SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora