Capítulo 6.

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Un año más tarde...

Desde ese viaje, por un motivo u otro no habíamos podido coincidir.
Ella pasaba más tiempo en Galicia que en Madrid y yo estaba empezando en un proyecto que llevaba años en construcción, mi propia academia de baile.
Desde pequeña me ha gustado bailar, creo incluso que antes de empezar a andar ya bailaba. Mi madre tiene vídeos míos de muy pequeña donde ya apuntaba a maneras.

Por otro lado, Miriam siempre ha sido más de guitarra y libreta, podría decir sin exagerar que tenía más de cinco cuadernos lleno de letras, tachadas, cambiadas e incluso subrayadas, pero lleno de letras que nunca han llegado a ningún lado más allá que las cuatro paredes de su habitación. Más de una vez ha intentado grabarse cantándola para poder subirla a alguna red social pero no llegaba a nada, o lo borraba o se quedaba en las profundidades de su galería del móvil.

Tras el nacimiento de sus sobrinos, Miriam pasaba más tiempo en Galicia que en Madrid, quería disfrutar al máximo de ellos y ayudar a su hermano y cuñada con el cuidado, aunque no era madre, entiende lo agotador que debe ser cuidar de dos niños día y noche.

Pensándolo en frío, la relación de Miriam y ella había quedado en nada, lo que pasó en aquel viaje se quedó allí. El no poder verse es un factor importante y por mucho que hablaran, nunca había llegado a nada más de un "¿cómo estás?"

Estaba preparándose para ir a ver el local que había comprado para su academia cuando su móvil sonó.

Estaba preparándose para ir a ver el local que había comprado para su academia cuando su móvil sonó

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De repente me había puesto muy nerviosa, hacía mucho que no nos veíamos. Estuve unos minutos pensando que decirle.

Después de un año nos íbamos a volver a ver, no suelo ponerme nerviosa pero con ella siempre me pasa

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Después de un año nos íbamos a volver a ver, no suelo ponerme nerviosa pero con ella siempre me pasa.

Salí de casa de camino al local, allí me esperaba Ricky, le había contado el proyecto y no dudó ni un segundo en ir para verlo conmigo y ayudar.

- Esto es precioso, Mimi — decía Ricky mirando cada rincón del local.

- Es todo lo que necesito, en cuanto lo vi no dudé en quedármelo — digo cerrando la puerta — Queda decorar y todo ese rollo pero creo que puede quedar muy bonito, por fin voy a poder conseguirlo.

- Estoy muy orgulloso de ti — Ricky me abrazó.

- Mañana veo a Miriam — le digo una vez se separó de mi.

Él abrió los ojos sorprendido, aunque teníamos un grupo en común con ella y su hermano, la verdad que casi no habíamos hablado por ahí.

- Me ha escrito antes, que vuelve mañana — digo una sonrisa tímida.

El resto de la tarde nos la pasamos hablando de todo un poco, miramos mil ideas para decorar el local y quedamos en volver a vernos la semana siguiente para empezar a limpiar y poner todo en orden.

Llegué a casa a eso de las 22:00h, llené la bañera y me metí en ella alargando la estancia lo máximo posible antes de meterme en la cama.

Aún estaba un poco nerviosa, verla mañana después de un año me despierta mil sensaciones, ¿cómo debería tratarla?, ¿cómo debía actuar con ella?, ¿seguirá todo igual que cómo hace un año? Todas estas dudas se quedaron rondando por mi cabeza durante toda la noche, no tenía respuestas a ninguna pero pronto lo descubriría.



¡Hola! No se si sigue alguien por aquí.
Voy a continuar esta historia, creo que puede dar mucho juego.

Espero que os guste esta segunda parte por llamarla de alguna manera.

Intentaré actualizar pronto. :)

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