Capítulo 3

355 41 1
                                    

La mañana floreció y una simple figura se retorcía en la cama

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La mañana floreció y una simple figura se retorcía en la cama. Esta vez la fémina tuvo la mala suerte de despertar sola.

Apoyada en sus codos cerró los ojos lanzando un suspiro "No puedo dejar que se me vaya de las manos". Un color carmín nació en sus mejillas al oler esa fragancia respectiva de Judal y esa mirada carmín penetrante se apodero de su mente.

Es frustrante sentir cómo sus deseos eran aplastados pero el trato era ese, solo ser una simple espectadora más.

—De nada me servirá estar así —compuso para palmear sus mejillas y levantarse con energía de la cama. Dispuesta a disfrutar de su tiempo restante divisó la habitación y un sentimiento aplastante le invadió.

Ropa tirada por doquier, restos de comida y alguna ni si quiera tocada ya estaba pudiéndose, incluso juguetes de madera, la primera cosa que detestaba era el desorden y esta vez era en exageración.

Se las arregló para conseguir un balde con agua y alguna franela. Comenzó por separar la ropa sucia de la limpia y en un cesto desechar los frutos podridos. Fregar el piso y sacudir un poco los muebles viejos y polvorientos, fácilmente una cenicienta peculiar.

La limpieza le tomó casi toda la mañana. Aprovechó que Judal no estaba para tomar una hoja de papel y tinta.

(...)

Puso punto final para enrollar aquella carta y esconderla muy bien en sus pertenencias "Aún no es momento, Judal". Cerró la puerta para encontrarse a Judal queriendo entrar, sus miradas se entrelazaron pero ella le golpeó levemente el pecho.

—¿Por qué no me despertaste? —protestó rodando sus ojos para así evitar esa mirada color sangre.

—No quería verte tan temprano — compuso arrogante para apartarla de la puerta con un "Estorbas", pero ella quedó estática en su lugar.

—No puedes entrar —lo empujó con ambas palmas, con mirada nerviosa—. Mejor cumple la apuesta de ayer.

—¡¿Eh?! ¿tú me estas negando la entrada a mi propia habitación? —formuló retándole. Sonrió burlón—. Ahora venía por ti para hablar sobre eso.

La rodeó de los hombros para así caminar juntos por el pasillo.

—Es un trabajo que solo un Magi puede realizar y te lo estoy confiando —alardeó, para entonces ya habían arribado a las entrañas del imperio. Siendo más específicos a una inmensa puerta con decoraciones a rojo y verde. El Magi sonriendo juguetón llamó a esta con sólo dos toques.

De la puerta apareció una peli rosada, por un momento cruzó por la mente de la castañ que podría ser Kouha vestido de mujer, pero es simplemente una idea estúpida así que la descartó.

La princesa de imperio Kou era quien estaba frente a ellos, sus tiernos ojos color rosados se posaron en la figura de Judal.

—Judal —llamó con pesadez la jovencita para dejarse caer dramáticamente sobre el mismo, tocando su frente triste—. ¿Has venido en mi auxilio, verdad? Ka koubun no tiene un bueno sentido de la moda.

Sol negro ━ JudalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora