Capítulo 7

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Los momentos en que soñaba conocerlo como un hombre se hicieron realidad, ella ya tenía más de doscientos años aunque con un poco de trucos sucios de su linaje era más que suficiente para parecer de la misma edad

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Los momentos en que soñaba conocerlo como un hombre se hicieron realidad, ella ya tenía más de doscientos años aunque con un poco de trucos sucios de su linaje era más que suficiente para parecer de la misma edad.

Acomodó sus cabellos frente al espejo e instantes antes de salir, revisó las bolsas de debajo de sus ojos, las cuales eran pocas. 

Como si la mala suerte le persiguiese desde hace años haciendo tropezar una y otra vez, se le comunicó que tendría que ir a dicha a sala a hacer presencia en una reunión.

¿Has visto a Judal? ¿Estaba bien? quería preguntar al sirviente, pero ella se conocía, no era lo suficiente amable como para hacerlo sin mencionar que era obvio el estado del azabache y nada iba a cambiar en un par de horas.

Su siesta bien tomó cinco horas de luz perdiendo así la comida, perfecto, sus tripas rugían por comida y ahora tendría que esperar a la cena. Con pasos agigantados llegó a dicha sala.

Estaba tapizada de tela aterciopelada de color rojo vino y las decoraciones dignas de un imperio eran de oro puro, alguna que otra cortina de pedrería.

En el fondo de la habitación en las únicas dos sillas enormes reposaban las divinas figuras de todo Kou.

Bajando un par de escalones los consejeros y después de ellos, Kouen, Koumei, Kouha, Kougyoku y por último; Hakuryuu y Hakuen.

El oráculo misteriosamente estaba rodeado por un gentío de personas con trapos blancos en el rostro, así es como ella les identifica.

Todas las personas presentes enmudecieron ante la presencia de la castaña y cómo no, llegó abriendo la puerta sin pudor, bien pudo informar que ha llegado y alguien más le haría entrar discretamente, pero ella no andaba con rodeos. Tal y como imaginó el pelinegro.

«¿Qué demonios haces aquí bruja?» dijo en un susurro Judal. Si todos tenían una posición de ímpeto respeto, Judal era todo lo contrario. Tienen suerte de que esté aquí, pensaba y en ocasiones ni siquiera se dignaba a aparecer formando así su reputación de "Si quieres hablar con el oráculo, ve haciendo un mapa para encontrarlo".

—Bien —la máxima mujer espetó, sus labios carnosos se arquearon en una sonrisa asquerosa—. Ahora que estamos todos, podemos hablar bien del tema.

Aunque generalizaba dando así la oportunidad de opinar, era valiente quien hablaba en estas juntas.

—Tengo entendido que hace poco llegó cierta persona.

Su voz tan odiada por todos los hermanos, en especial por el menor; Hakuryuu. Resonó en todo el lugar provocando expresiones de recelo en más de uno.

La castaña solo estaba en sus pies, indiferente a la situación aunque de vez en cuando desviaba la mirada a un nuevo objeto que no había visto antes en su llegada. Ese jarrón debió costar mucho, ¿Cuándo dejará de hablar esta mujer? ¿Esas ropas no son pesadas? parece que carga un cerdo. Era lo único que pensaba en un momento tan serio.

Sol negro ━ JudalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora