Capítulo 10

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Habría de ser honestos, la castaña vio las grandes diferencias entre el imperio Kou y el reino de Sindria

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Habría de ser honestos, la castaña vio las grandes diferencias entre el imperio Kou y el reino de Sindria. Primero que nada, el sol era más abrazador que en Kou e incluso los pueblerino de Sindria eran lo que seguía de amables.

En cambio en Kou, la mayoría era centrada en el trabajo militar, no había pequeños gustos como en Sindria, pero aun así y con todo esto, la vida en Kou era una de las mejores, y favorita de ell.

—Por aquí —llamó la pequeña niña rubia manteniendo el equilibrio en la orilla del pequeño puente.

No fue en la presentación. La amistad entre dos de los siete generales con la castaña era de verdad.

La pequeña Pisti y el caballeroso Spartos se libraron de los gritos de cierto albino. Aunque parecían no tener mucha importancia en el reino (Tal vez por su aspecto secundario) vaya que sí la tenían, pero un tercer aliado era suficiente para escapar.

— ¡No seas imprudente Pisti! — advirtió el peli violeta de título Rey.

ver al Rey por las calles es normal para los pueblerinos pero no para él mismo. Su trabajo de todos los días, en este mañana ni siquiera había comenzado.

—Iré a cuidarla, no se preocupe Señor Sinbad —dijo Spartos inclinándose frente a las figuras de la castaña y su superior, antes de irse formó un puño y chocó los nudillos con la chica.

Un nuevo saludo entre este par, donde también estaban incluidos Sharrkan y Pisti.

La caminata rutinaria fue el pretexto perfecto para Sinbad, Pisti y Spartos para pasar más tiempo con la compañera de Judal.

No había prisas por lo que caminaban tanto como la velocidad de un caracol.

—¿Y cómo fue tu primera noche en Sindria?

Los ocres orbes del Rey permanecían en el camino, tenía que cuidar perfectamente su lenguaje corporal.

La castaña levantó el mentón y puso su dedo pulgar en su labio inferior.

—Creo que cómoda.

—¿Crees? —Sinbad frunció levemente el ceño imaginando lo peor—. ¿Algo te incomodó? si es así puedo arreglarlo.

—Ah, no. No es nada de eso —respondió mientras negaba con ambas manos, cerró los ojos con un poco de fuerza.

En poco tiempo se acostumbró a compartir habitación con el azabache, noche tras noche peleaban, se hacían de palabras y bromas pesadas.

En lo que queda del viaje tendrá que aprender a dormir sola y vaya que será difícil, aunque es una cama individual siente como sí hubiese espacio para alguien y sus sentidos siguen esperándole toda la noche.

Sinbad tragó saliva y lanzó una despistada mirada a su compañera, ahora que la ve con atención en una palabra, le pareció bonita.

Las mechas de su cabello meciéndose levemente con el viento, sus ojos brillando por el sol y aquella tersa piel, sin mencionar aquellos rosados y bien hechos labios.

Sol negro ━ JudalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora