Cyara RossLa cena transcurrió con normalidad, Zabdiel guardó su celular en el bolsillo nada más sentarse y no dijo nada al respecto.
Creo que no es consciente de lo agradecida que estoy con él.
Ricky salió contento de su departamento , cosa por la que también estaba agradecida, por lo que al llegar al suyo le pagó a la supuesta niñera y fue directo a la cama. Nada de golpes, nada de malas palabras.
—Descansa.— susurré al ver a Zaid completamente dormido, acaricié su mejilla con cuidado de no despertarlo y me quedé mirándolo durante unos instantes.
Christopher parecía tan seguro de que mañana todo saldría bien...
Solo esperaba que si, que fuera así. De lo contrario no quiero ni imaginarme cómo acabarían las cosas.
Dejé un pequeño beso en su carita antes de ir a deshacerme de mi ropa para ponerme el pijama, acto seguido me metí en la cama. Los brazos de Ricky se envolvieron en mi cintura para pegarme a él, de inmediato sentí mi cuerpo tensarse.
—¿Quieres que te folle, putita?— pregunta pegando sus labios a mi oído.
—No...— murmuro sin siquiera moverme, sé que si lo hago solo sería peor.
—Uhm... Yo creo que si.— lo escucho decir antes de que sus labios empiecen a besar mi piel.
¿Estaba de acuerdo con lo que pasó a continuación?
No, por supuesto que no.
El sexo con Ricky era simplemente sexo. Yo estaba ahí, esperando a que él terminase para poder satisfacerlo.
Lo peor no era que yo no disfrutara, lo peor era que él muy jodido no usaba protección... Y yo no deseaba un hijo suyo.
El amanecer de la mañana siguiente fue bastante normal, era muy temprano pero tenía que hacerle el desayuno a Ricky antes de que él se fuera.
¿Un secreto? Odiaba cocinar.
Sin embargo, a él eso no le importaba.
"Eres una mujer, tú obligación es hacer de comer. Te guste o no."
Hijo de puta.
—Cyara, hoy no te has lucido nada... Estaba bastante soso el desayuno.— se quejó arrugando su nariz—. No voy a comer en casa, más te vale que la cena esté mejor.
—Oh si, lo estará.— murmuro dando un leve asentimiento en su dirección.
Estoy tentada a ponerle veneno, ah.
—Bien, yo ya me voy que no quiero llegar tarde.— murmuró antes de dejar un beso en mis labios.
Sonreí por su acción pero en cuanto cruzó la puerta pasé mi antebrazo por mi boca para borrarlo.
Fui a por Zaid para darle de comer, y mientras que me encargaba de realizar esta acción la puerta de la entrada fue abierta.
—Me olvidaba de unos documentos que tenía que entregarle.— dijo buscando entre sus cosas la dichosa carpeta que contenía estos—. ¿Sabes? Creo que el magnate Vélez tiene un departamento en este edificio porque lo vi subiendo las escaleras.
—Oh, que casualidad.— digo como si no me importara lo más mínimo.
—Más vale no salirte del puto departamento.— dice amenazante—. De lo contrario te vas a arrepentir.
Lo miro por escaso segundos ya que Zaid se rompe a llorar, me obligo a prestarle atención a mi hijo en vez de perder el tiempo con mi esposo.
—Quedas advertida, Cyara.— dice antes de volver a irse.
Espero que para no regresar.
Cuando Zaid termina lo dejo gateando en el suelo, sintiéndome orgullosa cuando se pone de pie él solito y sin ayuda de nadie.
Los golpes en la puerta hacen que ambos miremos en esa dirección, me levanto del sofá y camino hacia allí con pasos lentos.
—Pareces sorprendida.— dijo alzando una ceja.
Es que lo estoy.
—Pensé que te echarías para atrás en el último momento.— murmuré encogiéndome de hombros.
Él negó sonriente antes de entrar al departamento, sin que yo le dejara hacerlo...
—Esto te pertenece, necesito tu firma.— dijo sacando de una carpeta (la cual no me había fijado que llevaba) unos papeles. Posó estos en la mesa y me extendió un bolígrafo.
—¿Qué pasa si él no firma?— pregunto mientras firmo en el espacio que Chris acababa de indicarme.
—Tendrá que hacerlo, la opción de ir a juzgado no creo que le guste más.
Asentí lentamente antes de devolverle el bolígrafo, él sonrió para después buscar a Zaid con la mirada. En cuanto dio con él se acercó para cargarlo en brazos.
—¿Tienes listas tus cosas?
—Eh... No.— admito tragando saliva—. Yo no sé si esto es una buena idea...
No es que estuviera indecisa, es que tenía miedo... Pánico.
—Cyara, ve a por tus cosas.— dijo serio—. Ahora.
Oh, mierda. Eso había sonando como una jodida orden. Suficiente tenía con que uno me diera órdenes.
Bajo la mirada mientras camino al cuarto, no había deshecho mi maleta del todo así que solo sería guardar un par de cosas.
—¿Todo en orden, ángel?— preguntó cuando salí de la habitación con la maleta en la mano, asentí ligeramente—. Bien, yo me encargo de eso, trae.
Con uno de sus brazos sostuvo a Zaid mientras que con el otro llevaba mi maleta.
Vaya, que atento.
—Mi departamento está al otro lado de la ciudad, ¿es eso un problema?
—No lo creo, nunca antes estuve en Estados Unidos como para saberlo.— digo encogiéndome de hombros.
—Vaya, alguien necesita turistear un poco.— murmura divertido.
Nada más salir al exterior nos recibe un señor de mediada edad, él se encarga de abrir la puerta del auto y tomar la maleta de las manos de Chris para guardarla.
Wow, que lujo.
—Acostúmbrate.— susurró guiñándome un ojo.
Lo haría con gusto.
¿Pero por qué presentía que algo malo iba a suceder...?
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Magnate Vélez
RomanceEl Magnate Vélez conoce a Cyara Ross en uno de sus viajes a Marbella. Como cualquiera joven, a Christopher le encanta pasársela bien. Una noche fue suficiente para desatar su pasión y terminar durmiendo en la misma cama. A ninguno de los dos parecí...