Cap 4. Un jinete al suelo

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Tres días después, Sarah estaba en el lago pasando una tarde de lectura sentada junto al roble. Un caballo asustado corre por el campo y en el movimiento el jinete cae. Andrew, era quien iba en el caballo. Lastimado, Sarah, corre y verifica si está bien.

- ¿Cómo te sientes?

- Ay, ay- se queja el joven, creo que me lastimé la pierna.

Sara revisa un raspón sobre la pierna derecha visible porque su pantalón se ha rasgado.

- Veo una contusión, tienes una herida.

- Espera, no te muevas. Iré a casa y buscaré ayuda.

Andrew está sorprendido por la actitud hospitalaria de una Sarah afectada por la situación que acaba de ver.

Mientras tanto Sarah corrió con todas sus fuerzas y pronto llega al cobertizo, una doncella y el jardinero conversan sobre el estado de las hortalizas. ¡Molly, Señor Morgan! ¡vengan!

¿Qué sucede Señorita?

Es Andrew Lancaster se ha caído de su caballo.

El señor Morgan alistó la carreta de las verduras y fue hacia el roble que queda al sur de la laguna. Allí inmóvil Andrew esperaba. Algo adolorido intentó incorporarse.

-Lord Lancaster no se mueva. Molly, Sarah y el señor Morgan levantaron y subieron a Andrew a la carreta. Al llegar a casa, Sarah pidió que lo subieran a su habitación.

Era un lunes, Valentine era la única en casa, había estado en la cocina supervisando como iba la cena. Los condes habían ido a la ciudad, Gabrielle los había acompañado.

¿Qué ha pasado Sarah?

Lord Lancaster ha tenido un accidente. Lo han subido a mi habitación.

¿Qué? Mamá no aprobará eso, no está bien que un hombre esté allí.

Valentine deja eso, no creo que sea importante ahora, puedes enviar un mensajero a casa de Lord Lancaster, y también dile que vaya por un médico que lo revise para ver si no fue nada grave.

Deja la puerta abierta y no estés con él sola, ahora escribiré los mensajes.

-¡Lady Sarah! Llamó Andrew desde la habitación

¿Dime?

-¿Me tuteó, la señorita Sarah?

-Perdón no sé qué me pasa, estoy nerviosa. Creo que solo estoy preocupada porque mis padres han ido a la ciudad y no han vuelto.

Solo Valentine, los criados y yo estamos en casa.

No, no se disculpe, puede hacerlo, dígame Andrew.

-Ha sido muy háblame

Sarah, puede decirme Sarah, recuerde lo que mi padre ha dicho en la cena.

Ha sido muy amable Sarah- repitió Andrew.

Aunque me gustaría evitarle un problema, si la condesa me viera en su habitación se disgustaría. No es bien visto que un hombre entre a una habitación de una mujer soltera.

Primero no fue usted quien subió, lo cargaron y dejaron sobre mi cama. No se preocupe mi madre entenderá que fue lo primero que se me ocurrió, además en su condición no debe moverse hasta que un médico no lo examine, puede tener una lesión.

¡Gracias Sarah!- exclamó Andrew.

El secreto de un tulipán en el jardín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora