Cap 6. Una plática en el jardín

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El jardín estaba alumbrado con lindos faroles. En el centro del lugar se hallaba una fuente con tres ánforas de las que brotaba agua cristalina.

 -¡Es muy bonito su jardín!

-¿Seguro que acá nadie nos observará?

-claro, a menos que algún par de tórtolos me haya querido robar la idea- susurró Andrew.

Juguemos a cinco preguntas. Dijo cambiando de tema.

-¿Cuál es tu flor favorita?- 

Me acaba de tutear.

- sí , te prometí que en privado sería menos formal.

- ¡no evadas la pregunta!

- mmm, creo que las rosas... no mejor, ya sé . ¡Los tulipanes! Mi madre tiene unos cuantos sembrados en el jardín de nuestra casa. Sin embargo hay uno que especial que no deja tocar.

¡tulipanes, interesante!

Andrew la llevó al cenador y le pidió que cerrase su ojos. Luego cortó un tulipán en el jardín y se lo dio a Sarah.

- Es para ti.

-¡Gracias, está hermoso!

-¿Por qué lo cortó?

- Me acabas de decir que es tú flor favorita, Además , ¡Puedes venir aquí cuando quieras y tocarlos todos!

Ahora es tu turno.

-¿Mi turno?, está bien. -Sarah aún no se acostumbraba a que la trataran con tanta confianza que se ruborizaba.

-¿Por qué cabalgaba ese día, el día que se cayó del caballo?

- Primero una aclaración, soy un buen jinete. Solo que ese día me encontraba cabalgando para entrenar, ya que pronto partiré hacia Londres para estar al servicio de Su majestad. 

-¿se marchará?- Sarah trató de ahogar un efímero sentimiento de melancolía.

 -Sí,  pero por unos meses, mi madre ha hecho todo lo posible para que sirva en la corte de la reina o haga una carrera militar antes de tomar los negocios de la familia. Desea que yo sea un militar como lo fueron mi padre y mi tío Phillippe. Aún no sé en qué me ocuparé pero me estoy preparando en todo.

-La vida militar puede ser peligrosa.

-El peligro es algo que no se puede evitar en la vida militar. Y en lo cotidiano también.  Ya ves, me caí por un susto del caballo. Afortunadamente fue una lesión menor que no me dejó secuelas.

- Me alegra que no haya sido nada grave. Ese día me asusté mucho. 

-Lo pude ver, me asombró tu diligencia y audacia.

- No fue nada, creí que era mi deber de buena cristiana.

-De todas formas, estoy muy agradecido. Pero cambiemos de tema. No quiero aburrirte con esto, hoy es un día para festejar. Si deseas hablaremos de ello después.

-¿Tu recuerdo más bonito?.

Leyendo un libro bajo la sombra del roble que está junto al lago. 

-¡Pero eso es algo que haces seguido!, ¡así no se vale! Ambos rieron-

-¡bueno, amo ese lugar!

-¿y el suyo?

-El mío es el de una muchachita pelirroja empapada entrando por el vestíbulo de su casa.

¡ay no!- dijo Sarah agachando la cabeza

¿Dije algo malo?- preguntó  Andrew

- Ese día Gabrielle me retó en el lago,  no recordábamos el compromiso con Uds. Lo lamento mucho. No estaba presentable.

- No tienes porque disculparte. Aún mojada lucías muy linda.

- Ud. tiene el poder de hacerme sonrojar.

-Lo anotaré en mi lista.

-¿En su lista?

- Si en la de logros. dijo con una mirada pícara el Lord. Siguiente pregunta.

- ¿En serio, le gustan las leyes?- 

Si. Al principio solo fue por deber pero tengo la firme convicción de que debemos hacer algo para que la gente viva mejor. No podemos estar siempre sonrientes y hacer como si nada  cuando hay muchas personas vulnerables. Mi padre era un militar, uno que quería hacer algo por el reino. Ahora es mi turno de hacer un bien pero desde la legislación.

-¿Te gustó charlar conmigo?

 si, creo que fue diferente a todo lo que me había imaginado. Pocas veces tengo la oportunidad de estar así hablando con un hombre. Muchos menos a solas. Pensé que sería algo más rígido. En grupo lo veo más distante, o más serio.

-bueno eso es porque hago lo que esperan de mi, pero en confianza soy más ameno.

- Tengo una pregunta que ya te hice pero no contestaste, la pregunta que te hice  el día en que nos conocimos.

- Aún no la he pensado, le daré una respuesta si va a mi fiesta de cumpleaños, antes de que se vaya a Londres.

-¿Me tutearás algún día?

Sarah se quedó pensativa, Andrew se sentó junto a ella, tomó sus manos y preguntó de nuevo.

-¿Me tutearás algún día?, por favor dime que sí.

-Lo haré, lo prometo. No sé cuándo, pero espero hacerlo. 

Hubo un silencio entre ambos. Ninguno había observado lo cerca que estaban el uno del otro.

Sarah miró hacia adentro de la Mansión. 

-Creo que ya debemos entrar, los demás se percatarán de nuestra ausencia si nos demoramos más.

El secreto de un tulipán en el jardín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora