MENTAL SANATORIUM. ➸yoonmin

Capítulo 12

—Yoongi lo prometió... Él existe...

Jimin despierta bruscamente de la terrible ensoñación en la que estaba. ¿Qué era todo eso? ¿Por qué sentía todos los recuerdos quemarle la mente? ¿Por qué de pronto se sentía como un completo desconocido? Era tan raro...

—Hey, Jiminie... ¿Tú...? —aclara su voz en un intento para que la impresión se fuera pero era inevitable, con un exagerado entusiasmo le toma de las manos admirando su rostro. Los ojos de Yoongi brillaban como si fuera un niño recibiendo algún regalo, todo era tan extraño— ¿Tú me has recordado finalmente? ¿Lo hiciste, bebé?

El rubio niega frenéticamente quitándole las grandes esperanzas que Yoongi poseía.

—Te ví... —susurra con agonía sin quitar sus manos del agarre del mayor, traga saliva para alejar el terrible nudo que su garganta sentía— Te ví en mis sueños. Tú me has dicho la verdad desde el principio pero... yo no tengo idea de mis recuerdos. Siento que soy un desconocido, un Jimin diferente al cual tú quieres. Entiéndelo por favor, no soy tu Jimin.

—Hey, no —Yoongi niega tomándole de las mejillas con cariño; ambas miradas conectadas como en los viejos tiempos en que solo solían ser unos chiquillos—. Aunque no recuerdes nada, yo sigo enamorado de ti igual que la primera vez. Siempre serás mi pequeño, Jiminie.

—Déjame ir a casa, ¿por qué… te aferras tanto a mí? No sé quién eres.

—Te amo, Jimin. Y también hubo gente que trataba de convencerme de que lo que hacía estaba mal, pero ¿por qué está mal amar? ¿Por qué era algo horrible amarte? ¿Por el hecho de ser hombres? ¿Por los pocos años que nos llevábamos?

—¡Era un niño tonto que no sabía! ¡Lo ví todo! No pude experimentar ese sentimiento de amor con alguien más porque tú estabas ahí, incluso si no te recordaba. Siempre estabas ahí, justo en el medio. —reclama el rubio separándose de su toque, no quería estar cerca de él ni un solo instante más. La sola idea le repudiaba tanto, quería irse.

—Yo sé que eras inexperto e inocente porque yo también lo era y yo jamás te puse una mano encima, nunca te dañé ni una sola vez —aclara mirándole con dolor, intenta acercarse un poco pero el chico se aleja rápidamente en cuanto nota sus acciones—. Te cuidé. Yo jamás te tocaría si no quisieras, Jimin. Si te tengo aquí es porque quería explicarte todo, quería tener un poco de tu amor después de toda esta tortura de estar en la cárcel sin verte. Sin ver cómo lograbas tus metas, me he perdido de todo, ¿verdad?

Yoongi suelta una pequeña risa irónica dejando que las escasas lágrimas cayeran por su rostro, el menor lo miraba atento sin saber exactamente qué decir. No podía regresar a un Jimin que fue borrado a la fuerza, no podía ser de un día para otro el niño que según estaba enamorado de él.

—Lo siento.

—No es tu culpa, fue la de tu maldito padre y Kim Taehyung.

—Lo hicieron para alejarme de ti, somos hombres, Yoongi —le dice evitando su rencorosa mirada. El de tez pálida aún tiene unos insanos indicios de terminar lo que empezó con Taehyung, pero eso sería después—. No era correcto, yo era alguien inexperto y tú solo te aprovechaste de eso.

—¡No, no! ¡Jimin! Por favor, no digas eso, mi amor —niega frenéticamente tomando su mano para jalarlo hasta sus brazos, lo abraza con desesperación porque no quiere seguir escuchando esas palabras que tanto le destrozan—. Tú me amabas, lo hacías. Siempre lo hiciste.

El menor suspira sin poder evitar zafarse de la frustrante laguna en su mente, siente la devastadora forma en la que probablemente se siente Yoongi por esperar a alguien que no lo esperaba de la misma manera.

—Lo siento... Lo siento muchísimo, pero no soy el Jimin que conocías, él no existe más.

Y Yoongi solo puede hundir su rostro en el cuello de Jimin aspirando su tranquilizador aroma.

Lo sabe, tiene que comenzar desde el principio, con la diferencia de que esta vez nadie va a interponerse. No de nuevo.

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—¿Cómo está? Dímelo ahora, por favor.

Hoseok le sonríe cariñosamente posando su mano en el hombro del contrario para transmitirle aunque sea algo de calma.

—Él está muy bien, Jungkook se mantiene estable —le responde sentándose a un lado de la camilla teniendo el cuidado de no lastimarlo; nota como Taehyung suspira aliviado—. Ha sacado el coraje de mantenerse vivo, es un chico fuerte.

—Necesito verlo, ¿crees que me dejen ir ahora mismo? —es todo lo que logra formular dirigiéndose a Hoseok, el contrario niega rápidamente ante su petición.

—No estás en condiciones, puedes abrir el vendaje de nuevo.

—¿Me prometes que está bien?

—Lo prometo.

Taehyung sonríe un poco, solo un poco.

—Gracias... por todo, por estar aquí.

—Y estaré siempre, Taehyung. —asiente acariciando su cabello con calma, el castaño se remueve un poco incómodo pero no lo aleja, de alguna forma le recuerda a Jimin.

Está tan confundido, su cabeza es un lío.

—No te merezco, Hoseok —le afirma cerrando sus ojos con pesadez, se siente tan mal por dentro, desea regresar el tiempo atrás en donde Jimin y él estaban divirtiéndose aquél día en la playa del verano pasado—. No lo hago...

—No, no lo haces.

El chico suelta una pequeña risa que contagia a Taehyung haciéndolo reír con él, ambos teniendo un momento en paz.

—Me alegra haberte conocido, heladitos.

—A mí también, chico que no me quería decir su nombre la primera vez.

—Ahora lo sabes.

Hoseok asiente dejando su cuerpo caer a un lado del contrario, Taehyung parece cómodo y no quita la sonrisa de su rostro.

—Sí, ahora lo sé.

—Lo sabes, pequeño atardecer.

—¿Atardecer? —cuestiona sin entender, se ríe nuevamente entre confusión—. Creí que heladitos sería mi apodo para siempre.

—Lo cambié porque creo personalmente que cuando tú miras a alguien transmites un sentimiento cálido —dice mirándolo fijamente—. Como cuando ves un atardecer y sabes que no habrá ningún momento mejor que ese.

El chico suspira sintiendo su pobre corazón acelerado a mil por hora, o al menos así piensa él porque en cualquier momento podría salir de su pecho.

¿Cómo no ilusionarse si Taehyung lo mira de esa manera? ¿Cómo no tener esperanzas si parece mirarlo como lo más bonito del mundo? No hay respuestas lógicas para las preguntas del pobre enamorado de Hoseok.