Capítulo 5

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—Es tu padre. Él… falleció.

Jimin toma el móvil entre sus manos sintiendo cómo temblaba toda su anatomía de la impresión, en cualquier momento iba a quebrarse. ¿Su padre había fallecido?

—¿Jimin? ¿Cielo? Dime algo, por favor. No me preocupes.

La voz preocupada de su mejor amigo resuena por la otra línea, sus ojos se cristalizan de inmediato y suelta pequeños sollozos que parten el corazón del otro quien está detrás del teléfono.

—Voy para allá. No te muevas de ahí, ¿sí?

—J-Jungkook… —apenas logra articular ante el nudo que tenía en la garganta, era casi algo imposible mantenerse fuerte.

Tal vez su padre no fue el más cariñoso del mundo pero siempre estuvo ahí para él, lo cuidó cuando era solo un bebito y le apoyaba cuando estaba mal.

Su padre le quería a su manera, lo hacía. Y ahora ya no lo vería nunca más. Jamás volvería a abrazarlo.

Tapa su rostro con sus manos dejando las saladas lágrimas bajar y se permite desahogarse completamente. La puerta de su apartamento fue golpeada suavemente después de unos cinco minutos y la voz de su mejor amigo escucharse detrás de ella.

—Jimin, ábreme la puerta. Estoy aquí, soy yo.

No hubo respuesta.

—Por favor, Jimin. Ábreme la puerta o la tiraré. —pide nuevamente con serenidad aunque por dentro estaba más que preocupado por el rubio. Hablaba en serio cuando decía que derribaría la puerta.

La puerta se abre dejando ver al anteriormente mencionado con sus ojos llenos de lágrimas, era realmente devastador verlo así. Jungkook se apresura a acercarse hacia a él rodeándolo en un abrazo suave y cálido, no quiere soltarlo, está tan frágil.

—Lo siento tanto. No llores, por favor. No soporto verte así.

—Y-Ya no lo veré más. —suelta en llanto hundiendo su rostro en el cuello de su amigo, sus lágrimas empapando la oscura camiseta del contrario.

Jeon Jungkook podría soportar cualquier cosa excepto ver a un ángel llorar.





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Días después.


—¿Estás listo? —cuestiona acomodándose la corbata, eso lo hace lucir aún más perfecto de lo que ya estaba.

—Lo estoy, Jungkook.

Jimin torpemente trataba de hacer el nudo de su propia corbata, estaba muy decaído como para concentrarse.

—Déjalo, te ayudaré. —se ofrece amablemente acercándose con cautela hacia a él, con experiencia le hizo el nudo de la corbata tardando nada más que segundos.

—¿Jimin? ¿Ya están listos? —una voz femenina interrumpió el momento entre amigos y ambos se giraron para ver de quién se trataba.

—Uh, sí, mamá. —responde con suavidad comenzando a caminar fuera del apartamento siendo seguido por su madre y su mejor amigo.

Lo cierto es que la señora Park había quedado devastada ante la repentina muerte de su marido, sin embargo, no podía mencionar nada acerca de Min. Le aterraba la sola idea de hacerlo y terminar asesinada como él, las súplicas de su marido aún siguen frescas en su mente al igual que la ropa llena de sangre del verdugo que torturaba su mente.

Agradecía que Min no cuestionara sobre su hijo, aunque probablemente ya lo sabía porque vió las postales universitarias en su habitación. Ella no podía hacer nada por él, su temor era mayor que ni siquiera quiso intentarlo.





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—Queridos hermanos, estamos aquí de luto para despedir a un amigo, un compañero, un padre y un esposo...

Jimin visualizó a varias personas en el funeral, incluso algunas que no conocía. Se sentía tan pequeñito ante ellos, tan vulnerable que en cualquier momento sus ojos volverían a cristalizarse.

No sabe cuánto tiempo se quedó en sus pensamientos puesto que veía cómo la gente comenzaba a irse no sin antes darles sus condolencias.

—Lo siento mucho. —fue lo único que dijo el chico de cabellos castaños, aunque con esas cortas palabras logró expresar su apoyo. Kim Taehyung no era de muchas palabras pero era claro que apreciaba a Jimin, por no decir que le quiere porque aún le da vergüenza decirlo.

—Gracias, Tae. —logra articular el rubio sintiéndose orgulloso de sí mismo por la valentía que demostraba.

El castaño no responde y solo se limita a rodear el pequeño cuerpo del más bajo con sus brazos sin saber qué más hacer, únicamente le dió unas palmaditas en la espalda.

—Yah, te veo luego. Llámame si necesitas algo.

El rubio asiente dedicándole una cálida sonrisa mientras lo ve darse la vuelta dispuesto a irse.

—Jeon. —saluda cortamente antes de girarse completamente y marcharse del lugar.

El mencionado le ignora y se aclara la garganta llamando la atención de su mejor amigo.

—Jimin, llevaré a tu madre a comer, está muy debilitada. Ven conmigo, también necesitas algo. —ofrece tranquilamente mientras acaricia los rebeldes cabellos que salían de la cabecita de su adorable mejor amigo.

—Me quedaré un ratito más si no te importa. Quiero despedirme adecuadamente.

Jungkook asiente comprensivo antes de depositar un pequeño beso en su frente y después darse la vuelta llevándose consigo a la señora Park.

Todo esto sin notar unos ojos frívolos que los miraba intensamente.











MENTAL SANATORIUM. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora