Capítulo 4

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Min Yoongi había escapado. Sí, el mismo chico que hace diez años asesinó a sus propios padres ahora estaba suelto por las calles.

Cuando el señor Park se enteró, se puso más blanco que la mismísima nieve, y es que tenía graves motivos para estar así, él había contribuido al encerramiento del famoso asesino y enfermo mental.

Tenía que avisarle a su hijo pero no puede hacerlo, no mandaría a la basura todo el proceso que pasó Jimin para convencerse de que el tipo era solo un producto de su imaginación cuando era niño.

Pero él iría de inmediato por su hijo y no iba a permitir que le hiciera daño.

Yoongi tendría sed de sangre y no se equivocaba al pensarlo, él está furioso por ser privado diez jodidos años de su pequeño bebé y probablemente está buscándolo.

Si no es que ya lo encontró.





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¡Noticia urgente! Muy buenas noches, ciudad de Seúl. Interrumpimos la transmisión debido a que el paciente mental Min Yoongi ha escapado del sanatorio mental después de asesinar brutalmente a dos guardias. Se les informa tener precaución debido a que el paciente fue diagnosticado con trastorno de demencia y obsesión compulsiva. Seúl no está seguro, mantengan a sus hijos dentro de casa. Min Yoongi está de vuelta.





—¿Has visto las noticias esta mañana por televisión? —cuestiona Jungkook a través de la línea, la angustia puede notarse en su voz.

—Sí, no entiendo porqué hacen tanto alboroto. Eso de suspender clases y prohibir la salida después de las ocho es una tontería. ¡Yo amo asistir a la universidad todos los días! —el rubio se queja tomando el periódico que anteriormente fue depositado en su puerta, la cerró con rapidez y volvió al sofá en donde desayunaba tranquilamente.

—¿Cómo es que tú no estás asustado? En cualquier momento podría salir ese asesino.

Jimin suspira encogiéndose de hombros aunque el otro no pudiera verlo, deja caer el papel periódico en la mesa con pesadez.

—Creo que me agradaba más cuando el alboroto era por los chicos de One Direction.

Jungkook soltó una risa a través de la línea, Jimin no pudo evitar tener la imagen mental de él, se reía de manera tierna y graciosa.

—Sí, bueno. Tú eras un causante de ese alboroto, ¿no lo recuerdas?

—Ya, no me avergüences ahora, por favor. —le dice entre pequeñas risitas y niega varias veces por las ocurrencias de su mejor amigo.

—Bueno, tengo que irme ahora, bebé. Ya sabes, mi madre quiere que estudie por mi cuenta desde que ya no hay clases en la universidad. —informa soltando quejidos muy chistosos para Jimin, incluso la voz de la señora Jeon podía escucharse en el fondo insistiendo en que tenía que finalizar la llamada.

—¡Diviértete mucho con los problemas algebraicos, Jungkookie!

Otro quejido se escuchó desde el otro lado de la línea y el de cabellos rubios sonrió con malicia por molestarlo.

—¡Diviértete con los maratones de prevención en la ciudad! ¡Los programas educativos para ti, Jimin!

—Tonto. —refunfuña enfadado con un pequeño puchero y finaliza la llamada prestando atención de vuelta a su desayuno.





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Min Yoongi tenía los nudillos llenos de sangre gracias al pobre hombre que lucía como si fuera a agonizar, hombre que era el progenitor de su amado.

—¡¿En dónde carajos está él?! ¡Respóndeme ahora! —exige ejerciendo presión en su mandíbula, las gruesas venas marcándose con violencia alrededor de todo su pálido cuello.

—No te lo diré jamás, Yoongi. Mátame si quieres. —responde el herido con el último aliento de coraje que le quedaba, no iba a poner a su hijo en peligro de ninguna manera

Yoongi le dedicó una sonrisa de sorna burlándose de las palabras del hombre. ¿En serio se creía tan valiente?

—Si antes no te metí un tiro por la cabeza fue porque eras el padre de la persona que amo, pero tú lo alejaste de mí y por tu culpa me atraparon. Diez jodidos años sin mi Jimin, diez años de pura mierda en ese asqueroso lugar. ¿Sabes qué se siente eso? —cuestiona con rencor sacando el arma de su fino saco, apuntándole directamente en la frente como si de algo simple se tratara—. No hay razón para no asesinarte ahora mismo, ¿o sí?

—Es mi hijo, ¿no lo entiendes? Yo no iba a permitir que tú te lo llevaras, eres un enfermo. ¡No estás bien de tus facultades mentales!

El hombre se retuerce adolorido cuando el contrario posa su pesada bota en su abdomen lastimando aún más su frágil cuerpo.

—Es mío. Ha sido mío desde que lo ví por primera vez, ¿sabes? —Min le menciona duramente aún apuntándole en la frente con seguridad y sin quitar la pesada bota del mismo lugar—. Y será mío toda una vida.

Sus labios se curvaron en una sonrisa victoriosa ante las súplicas de la víctima que se retorcía bajo sus botas oscuras, sin esperar más decidió jalar del gatillo acabando con otra vida.

La vida que había inaugurado nuevamente su regreso. Él estaba de vuelta.

—Púdrete en el infierno, viejo imbécil. —le dijo antes de limpiar la salpicadura de sangre en su perfecto rostro para después salir de la habitación. Se pasea por los pasillos con libertad en donde solía vivir su amado y toma el marco que estaba en la chimenea observando la fotografía del menor intensamente.

Un ruido en el piso de arriba lo hizo fruncir el ceño. ¿Quién mierda estaba ahí? Sin esperar más o importarle el cuerpo sin vida, decidió subir por las escaleras casi corriendo, visualizó la puerta abierta y por un instante sus ojos se cristalizaron ante la ilusión de que pudiera ser su Jiminie. Entró a la habitación y una vez más se sintió confundido.

—Sal ahora. No sé quién seas pero es mejor que salgas ahora o te encontraré yo y te mandaré al puto infierno de un balazo.

Unos sollozos provinieron debajo de la cama y antes de que él mismo pudiera sacar a la persona, esta ya había decidido salir del lugar.

Era la madre de Jimin.

—Y-Yoongi, no me hagas d-daño, te lo suplico.

—Nunca lo haría. No a usted, señora Park. Usted siempre me dejó estar cerca de él y estaré en deuda eternamente por permitirme ver cada día de mi jodida vida a ese precioso ángel. —declara antes de mirar una última vez la habitación con una extraña mezcla de melancolía y enojo.





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Dos días después.



Llamadas, llamadas y más llamadas inundaban el teléfono de Jimin. ¿Quién se atrevía a despertarlo de su bonito sueño? Indignante, totalmente indignante. El móvil vuelve a resonar fuertemente a lo que, enfadado, tiene que despertar de su sueño para atender la dichosa llamada. Mira el identificador como su peor enemigo pero segundos después se suaviza al notar el nombre de su mejor amigo en la pantalla.

—¿Hola? ¿Por qué llamas tan temprano?

—Jimin, tengo algo que decirte...

El rubio de inmediato se preocupa por el tono angustiante de su voz, su cuerpo siente escalofríos así que se tapa con las mantas totalmente.

—¿Qué sucede? Dímelo, no me asustes. —susurra no muy convencido, teme que sea algo horrible o que sea otra de las bromas de su tonto amigo.

Los suspiros de Jungkook se escuchan con claridad, parece que está preparándose para cómo decirlo. ¿Por qué no lo suelta y ya?

—Es tu padre. Él… falleció.













MENTAL SANATORIUM. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora