A penas el sombrero había gritado hufflepuff, un fuerte ruido llego a sus oídos, asumía que eran los que componían su nueva casa. Al levantarse del taburete se quedo preso del pánico ya que no sabia a donde se encontraba la mesa de hufflepuff, por suerte la siguiente voz iba a ser su salvadora.
- Buenas noches señor Potter, soy Jeffrey Park, prefecto de hufflepuff. Es un honor tenerlo en nuestra casa, ahora si me hace el favor... - pudo sentir el casi tacto de Jeffrey en su hombro, mientras lo dirigía a donde suponía se encontraba su mesa - Okey, frente a ti hay un banco, te voy a tomar del brazo para que te estabilices ya que primero tienes que pasar un pie y luego otro. Eso es, muy bien Potter. Ahora espera a que termine la selección y el banquete, luego vendré por ti. - mientras se alejaba hacía su derecha si su oído no fallaba.
Harry lanzó un tenue suspiro, fueron los minutos más frustrantes de su vida, podía jurar que haría todo lo posible por pasar aun que sea un poco desapercibido, ya había tenido suficiente atención como para un año. No era necesario aclarar que no estaba acostumbrado a esta.
- Hola, me gusta tu cabello, tiene unos rizos bellísimos, soy Hannah por cierto - comentó una niña, que suponía estaba sentada a su izquierda por el sonido de su voz.
- Em, gracias -, rascándose la nuca, nadie además de su tía había elogiado su cabello, como se suponía que le devolviera el elogio si no sabia como se veía - tu voz es muy suave, me agrada. Soy Harry - extendiendo un poco su mano para que la niña la tomara lo cuál hizo, tenia la piel muy suave.
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𝙲𝙸𝙴𝙶𝙾, 𝙃𝙖𝙧𝙧𝙮 𝙋𝙤𝙩𝙩𝙚𝙧.
FanfictionLa noche del treinta y uno de octubre, Harry Potter no solo perdió a sus padres sino también la capacidad de ver al recibir el impacto de la maldición asesina. Que tan fácil sera para un Harry de once años cargar con las expectativas del mundo mágic...