Capítulo 4

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¡Escucha cómo palpito!

Desde que Stiles vio al profesor en el cruce peatonal, lo ha visto prácticamente en todos lados; en el supermercado, en las avenidas principales, en su restaurante de comida rápida preferida, tiendas departamentales... sí, en todos lados. En sus entrañas, sentía que no le quedaba más remedio que huir del sitio, pero a su vez, tenía mucha curiosidad de saber qué lo trajo aquí de nuevo.

A la par, hizo algunas averiguaciones, descubriendo que Derek estaba impartiendo clases de nuevo en el instituto donde estudió. Y que, por ende, vivía con su tío. No era mucho, pero sí lo suficiente para sentar su bases para mil teorías, todas con la misma conclusión: una demanda por acoso y una orden de restricción.

— Lo más seguro es que le hayan dado una plaza ahí por el servicio que hizo en la escuela— puntualizó el joven Stilinski—, y eso lo "obliga" a vivir aquí. Pero sabemos que está aquí de caza. Y yo soy su presa.
— ¿De dónde sacaste esa información?— cuestionó Scott con el ceño fruncido.
— Le pregunté al profesor Finstock cuando me lo encontré en la calle— contestó con simpleza.

Había cosas que no han cambiado. Como el joven de ojos color miel haciendo "investigaciones" de la talla del FBI.

Scott solo rió por lo bajo, mirando a su amigo. Recordó esa vez que hizo sus averiguaciones, en sus inocentes 13 años. Mentiría si dijera que Stiles no tenía esa mirada iluminada como en aquellos años de escuela. Lo único que cambiaba era esa latente — y absurda— preocupación de una demanda que no procedía.

La noche había caído, el otoño estaba en su punto máximo.

— Gracias por la cena, Scotty— dijo el joven Stilisnki, sobándose la panza en señal de satisfacción.
— No es nada— contestó sonriendo.

Ambos se dispusieron a recoger la mesa, llevando lo usado a sus lugares correspondientes: los trastes sucios al fregadero, la comida sobrante al refrigerador, y una nota por parte de Scott para su madre, indicándole que esa era su cena y que esperaba que su día haya sido tranquilo y que la amaba mucho.

— Por cierto, ¿tú y Kira se siguen viendo?— mencionó Stiles mientras terminaba de secarse las manos, luego de haber terminado de lavar los trastes.
— Si, solo que con lo de su universidad no ha tenido mucho tiempo para dedicarme— contesto su amigo algo entristecido.

Scott sabía que no podía demandar mucha atención a su novia, pero la extrañaba mucho. Esperaba que las vacaciones de invierno llegaran ya, así podría tener su atención y compañía 24/7, como ambos querían.

— ¿Y no se mandan mensajes o hacen videollamadas?— preguntó curioso su amigo.
— Si, de vez en cuando. De hecho, oh cierto, hoy tenemos una videollamada programada a las... ay, ya mero—. El joven McCall se levantó de su sitio, yendo a la sala a buscar su laptop.
— Bueno, esa es mi señal—. Por su lado, Stiles, con una sonrisa sincera dibujada sobre su rostro, tomó sus pertenencias y se dirigió a la salida de la casa McCall— saluda a Kira de mi parte. Nos vemos Scotty. Ah, y gracias por la cena, te quedó genial.

Escuchó que su mejor amigo dijo algo, pero no le entendió.

Camino a casa, pensó en Derek, o más bien, rememoraba cosas del pasado, lo que conocía de él. Sería genial también averiguar cosas nuevas, sus nuevos objetivos y cosas así.

«Sería genial acercarme a él» concluyó.

Al cabo de 30 minutos, Stiles llegó a su casa sumamente cansado. Su padre, de nuevo, se quedaría en el turno nocturno. Así que tenía casa sola. Sí, casa sola para dormir y roncar tan fuerte que hasta su propio ronquido lo despierte en plena noche.

Días de escuela [AU Sterek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora