captitulo 4.

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T.K's pov.

Si esta fuera la primera vez que conocía a Carlos definitivamente me hubiera enamorado inmediatamente. Todo estaba ya preparado.

Afortunadamente Buck y Eddie se habían vuelto nuestros amigos tiempo antes en su visita navideña, por lo que Carlos aprovechó aquello pidiéndoles un poco de ayuda.

Al llegar a Los Ángeles, ya teníamos hotel e incluso la renta de un auto, gracias Buck y Eddie, solo espero no hayan estrenado nada de esto.

Espero haya sido una broma de mal gusto pero la habitación de hotel era de dos camas matrimoniales. ¿Qué creyeron estos hombres?¿que habíamos venido a rezar?

Una de las camas la destinamos para colocar las cosas sobre ella, mientras que la otra la ocupamos para dormir sobre ella... quizás no solo dormir.

Habíamos llegado al rededor de las 7 de la noche, no tenía muchas ganas de salir a conocer la ciudad de noche, prefería un poco más aprovechar que el sol se estaba metiendo y mis ganas por descansar para terminar con el pendiente que dejamos la noche que le pedí a Carlos se casará conmigo.

La habitación era blanca con detalles negros, amaba la dualidad, sentía que nos quedaba como anillo al dedo a mi y a Carlos. Carlos solía ser ese yang que mantenía a este ying en orden.

Las cobijas eran como un par de lienzos, pero no eran los únicos lienzos.

Cuando Carlos desnudo poco a poco mi piel, retirando una a una mis prendas, se descubrió otro lienzo.

Sus dedos eran como múltiples pinceles que al recorrer con delicadeza cada centímetro de piel dibujaban una obra de arte. Aquellos pinceles unían mis lunares como si de constelaciones se tratasen, repintaban mis tatuajes y reimaginaban mis cicatrices, haciéndolas en auténticas obras de arte.

Sus grandes manos sobre mi cuerpo me hacían querer entregarle todo de mí.

Si ser sexy era un delito entonces me declaraba culpable y siendo honestos solo estaba esperando a que el oficial Reyes me pusiera las esposas. Si le gustaban los chicos malos para eso estaba yo.

Mis labios conectaban con los suyos, se unían en un beso tan perfecto como si hubieran sido hechos uno para el otro, justo a la medida como un rompecabezas. Como el rompecabezas que era mi vida y Carlos era la pieza faltante para que fuera perfecta.

Alguna vez me pregunté, ¿hay algún motivo para estar vivo?. Hoy sabía que sí lo había, era Carlos. No sabía que habia después de la vida y honestamente pensar en eso era algo que me aterraba, aunque a veces me preguntaba: si Carlos es un cielo en la tierra ¿qué puedo esperar para cuando muera?

No era alguien religioso, por lo que jamás estuve de rodillas, hasta que conocí la macana del oficial Reyes.

Me sentía como un bebé con su chupón, si alguien me la quitaba de la boca podía asegurar que se quedaría sin tímpanos por mi horrible y desgarrador llanto.

Lamia y succionaba con mi técnica legendaria que hacía que todos mis ex novios amaran mis felaciones. Los ponía en fuego.

A veces la sacaba de mi cavidad bucal para con mi lengua recorrer cada vena que brotaba de su palpitante erección.

De vez en cuando mientras lo hacía tenía que dirigir mis ojos verdes a su rostro para saber cómo la estaba pasando. A veces no era tan necesario ver su cabeza echada hacia atrás con sus ojos apretados, pues mi sentido auditivo era tan bueno que con los que escuchaba era más que suficiente.

—Que falta de ética, Strand —mencionó Carlos comenzando con un vaivén en sus caderas—. Como bombero no deberías iniciar fuegos que bien sabes pueden terminar en incendios

𝐰𝐢𝐥𝐥𝐨𝐰 | 𝐭𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 | 𝟗-𝟏-𝟏: 𝐋𝐨𝐧𝐞 𝐒𝐭𝐚𝐫 | 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora