capitulo 7

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Carlos' pov

Era un día soleado en Austin, un día más en que disfrutaba de Wendy's con la novedad de que hoy lo hacía con mis hijos. Estela y Hugo.

T.K. estaba sentado a mi lado frente a Estela y Hugo mientras disfrutábamos de nuestra hamburguesa en jueves.

—Papi, después de esto ¿podemos ir por un perrito? —pregunto con su dulce voz de mi hijo con la boca llena.

Tenía meses que escuchaba en mi cabeza a los pequeños pedir un perrito, querían un dálmata y aunque también lo quería tenía que consultar a su papi.

Habían desarrollado un método para no confundirse, en el cual T.K. es papi y yo soy papá, aunque a veces fallaba su método ya sabíamos reconocer cuando hablaban y a quien.

—Lo estuve hablando con su padre y estamos convencidos acerca de lo del perro, pero tendrán que esperar para su cumpleaños, pero hoy frente a toda esta gente les prometo que tendrán su dálmata

Afortunadamente mis hijos, aunque no eran de la misma madre, habían tenido la fortuna de haber nacido el mismo día en diferentes años.

Ambos festejaron mientras llevaban papitas fritas a su boca con una felicidad muy evidente en sus rostros.

En el camino de regreso a casa, como era de esperarse, se la pasaron proponiendo nombres, entre los cuales las propuestas más fuertes fueron demasiado Disney, siendo éstas Cruella y Patch, tomando en cuenta que se trataría de un dálmata.

T.K. y yo de vez en cuando intercambiamos miradas mientras escuchábamos las propuestas de los niños que iban en los asientos traseros de la camioneta de padre de familia. Una que nos hizo reír bastante fue Carlos, ellos decían que por el hijo de Cruella en Descendientes, pero, si algo era obvio era que, no me quería llamar como el perro, no solo para evitar confusiones sino también porque no era lo más cómodo escuchar que el perro de tus hijos y tú tienen el mismo nombre.

Vivíamos en un vecindario tranquilo en el cual, si bien no había gran relación con los vecinos, sí que mis hijos tenían una gran cantidad de amigos, Hugo solía decir que en la escuela los pequeños se le acercaban al contar que sus dos papás eran un bombero y un policía.

Cuando venían a casa escuchaba a los pequeños pedirle a Hugo que les mostrara mi arma y, como era de esperarse, T.K. hacia sus chistes con doble sentido pidiendo lo mismo. Aunque sabía que ellos como niños no lograban entenderlo, aun así, le daba pequeños golpes a T.K. pues muchas veces podían llegar a comentarlo con sus padres y la responsabilidad caía sobre nosotros.

Al llegar a casa mis hijos bajaron contentos en dirección al interior de la casa, yo por mi parte caminé con T.K. de la mano como si aún fuéramos novios.

La casa tenía un jardín con un par de grandes árboles con hojas que hacían sombra al pasto bajo estos, aprovechando éstos, comenzamos con la construcción de una casa del árbol. Otra cosa por la cual mis hijos habían rogado.

Mis hijos no se resistieron y apenas entramos a la casa vi a Hugo sentándose en la batería y Estela poniéndose la guitarra eléctrica. Mis hijos sabían cosas muy básicas de los instrumentos, pero amaba verlos como su dúo funcionaba demasiado bien, envidiaba la relación de este par.

La guitarra de mi hija era una Squier de un rojo muy intenso, a simple vista incluso lucía como una manzana acaramelada, la batería de Hugo era de un azul metálico con detalles blancos.

Aunque a veces era desesperante todo el ruido que podía haber en la casa, yo era fan número uno de Los reyes Strand —T.K. juraba que era él, pero nadie me ganaba en el fandom—.

𝐰𝐢𝐥𝐥𝐨𝐰 | 𝐭𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 | 𝟗-𝟏-𝟏: 𝐋𝐨𝐧𝐞 𝐒𝐭𝐚𝐫 | 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora