Capítulo 30

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ELSA

No quería llorar, me hacía sentir débil, pero no podía evitar hacerlo. Salí corriendo del departamento de Jack y me dirigí al elevador. Presioné el botón varias veces, y esperé a que el elevador se abriera.

-¡Elsa, espera!.- Dice Jack, corriendo hacia el elevador.

-¡Ni se te ocurra subirte porque juro que te rompo la mano con la puerta!.- Grité a lo lejos.

Cada vez sentía la voz de Jack más cerca.

La puerta se abrió y entré rápidamente.

Presione el botón de "Planta Baja" del elevador varias veces, pero no cerraba.

Apareció Jack corriendo hacia a mi y la puerta ya estaba cerrando. No sé cómo, pero apenas logró entrar.

Carajo.

-Te estoy gritando desde hace rato, ¿qué no me escuchas?.- Dice Jack agitado.

-¡Basta! No quiero escucharte, Jack. Así que por favor, cierra la boca mientras estamos en el elevador si es que no quieres que te rompa la cara.

Me sorprendió como Jack se quedó callado mientras estábamos en el elevador. El me miraba de reojo, pero yo solo miraba al frente.

Fue un silencio bastante incómodo, pero el viaje fue corto.

Después de lo que se me hizo una eternidad, la puerta se abrió y Jack me seguía. Yo solo caminaba rápido para que no me alcanzara.

Jack me detiene, tomándome del brazo.

-No dejaré que te vayas hasta que hablemos de esto.

-¡Dije que no quiero hablar!

-¡Entonces solo escúchame!

-De acuerdo, vamos. Solo dime que excusa vas a usar ahora, ¿Elena te hechizó con su varita mágica?

-Aunque no lo creas, fue algo muy parecido.

-Bien, suficiente. Yo me largo.- Dije intentando abrir la puerta de mi auto pero Jack la cerró.

-Tu no te vas de aquí.

-Dios, apestas a alcohol, Jack.- Dije arrugando la cara.

-Elena trató de emborracharme para que la besara.

-¿Y qué rayos hacia Elena en tu departamento?

-¿Y tú que hacías ahí?

-Yo te pregunté primero, ¿o lo qué pasa es que no encuentras una buena excusa?

-Elena vino con el pretexto de que estaba arrepentida de todo y se quería disculpar...

-¿Y fuiste tan idiota de creerle?

-¡Lo siento! ¿De acuerdo? Yo...yo no pensé bien las cosas. ¿Pero sabes que es lo que mas duele? Que mientras tú te la vivas en mi cabeza, te estés besando con Tadashi Hamada en pleno centro comercial.

-¿Qué? ¿Pero como es qué...?

-Los vi. Te vi de lejos sola, tomando un helado. Quise ir a saludarte pero al parecer ese tarado me ganó, y sin pensarlo, los vi besándose y al parecer tú lo estabas disfrutando.

-¡No fue así! Bueno, si fue en parte. Pero lo aparté después y le dije que yo te amaba a ti.

-Pues eso no fue lo que yo vi.

-¿Sabes qué? No se que fue lo que viste o no, pero te estoy diciendo la verdad. Ya no espero que me creas.

-¿Y ahora a quien estás tratando de convencer? ¿A ti o a mi?

Nuestro Lindo Secreto | JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora