Capítulo 10: Un día junto a ti

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Ha pasado ya un tiempo desde que decidí que me convertiría en héroe. La verdad es que creí que con saber que quería hacer era suficiente. Pero luego la realidad me abofeteo en la cara. Tuve que duplicar mis horas de estudio debido a que; el estudiar como un estudiante promedio, no me daría el puntaje que necesitaría para ingresar al curso de héroes. Y no solo eso, sino que también entrenar más para obtener mayor control de mis poderes. Pero quitando eso de lado, Midoriya y yo hablamos muy a menudo. De cierta manera cada vez que hablo con él, siento aquella misma alegría que sentía cuando aún éramos niños y jugábamos todos los días. También parece que he entablado algo parecido a una amistad con Bakugo. Digo algo parecido porque según él no me soporta y quiere que me muera. Pero sé que muy dentro de él le caigo bien.

Pov. (T/N)

Es domingo y ya es medio día. Me encuentro volviendo a casa después de un agotador entrenamiento sin muchos resultados.

Una vez ya en casa, tomo una ducha y me cambio de atuendo. Me recuesto en mi cama y disfruto de la comodidad que me brinda. Esta semana ha sido agotadora, entre el estudio y los entrenamientos; no he tenido ni siquiera un poco de tiempo para mí.

Después de un rato de pensar en que podía hacer. Se me ocurrió visitar Midoriya y ofrecerle estudiar juntos. Se que estudiar no es la mejor manera de relajarse, ya que estoy cansada debido a ello. Pero en todo caso es la excusa perfeta para poder charlar un rato.

Me levante rápidamente, cepille mi cabello, tome mis llaves y salí de casa. Según recuerdo Midoriya me dijo que su dirección seguía siendo la misma de siempre. Después de un pequeño lapso de tiempo, logre llegar. Me acerque lentamente a la puerta y toque de forma un poco tímida. Ahora que estoy aquí no me pregunte si es que habría alguien casa. ¿Capaz debí haber avisado que vendría?

Antes de que algún otro pensamiento negativo pasara por mi cabeza la puerta se abrió despacio. Revelando la figura de una mujer adulta que yo ya conocía.

Inko: ¿Sí? ¿En qué le puedo ayudar? – pronuncio suavemente mientras una dulce sonrisa salía de sus labios.

(T/N): Ah-h. Soy (T/A) (T/N). Soy una compañera de estudios de Midoriya. M-me preguntaba si Midoriya se encuentra en casa. – Me estaba poniendo cada vez más nerviosa y de cierta manera emocionada. No había visto a la madre de Midoriya en años. Aún recuerdo cuando ella solía acompañarnos en las horas de juego que teníamos Midoriya y yo.

Inko: Espera acabas de decir (T/A) (T/N)?

(T/N): Si, esa soy yo. – Dije con una sonrisa alegre en el rosto. El hecho de que parecía estar recordando quien soy me emocionaba cada vez más. Y creo que cada vez se me hacía más difícil ocultar esa emoción.

De pronto ella me envolvió en un enorme abrazo.

Inko: (T/N) ha pasado tanto tiempo desde la última vez que te vi. Mírate estas enorme.

Inko: Izuku salió temprano hoy. Últimamente lo hace todos los domingos, pero suele regresar a estas horas. Pasa puedes esperarlo en la sala; si quieres te puedo servir un poco de té.

(T/N): Gracias, espero no estar molestando.

Inko: No te preocupes, por el contrario, me alegra volverte a ver después de tiempo (T/N).

Al entrar ayude a la señora Midoriya, a preparar el té y algunos aperitivos. Charlamos sobre aquellos recuerdos que me traía este pequeño, pero acogedor apartamento.

No me había dado cuenta que la madre de Midoriya había cambiado físicamente con el tiempo, ahora su contextura era un poco más robusta y su altura había disminuido eso o será por el hecho de que yo he crecido? Pero a pesar del tiempo la calidez que irradiaba seguía sintiéndose igual.

Palabras tóxicas Izuku y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora