Capítulo 2: El día en que todo cambio

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Desde que conocí a Midoriya las cosas parecían estar mejorando para bien, me fue bien en los entrenamientos que mis padres me daban para poder controlar adecuadamente mis poderes, además mi madre me había permitido poder quitarme los guantes, claro que solo en casa. Todo parecía estar subiendo tan rápido como la espuma, hasta que... llegó ese día.

Era un sábado por la tarde, ya casi estaba anocheciendo. El sol se estaba escondiendo entre las nubes y tornándolas de color caramelo.

(T/N) se encontraba volviendo a casa junto a sus padres, después de un duro entrenamiento no hay nada mejor que la seguridad y el calor que te puede brindar tu hogar.

Pov. (T/N) de 8 años:

-(T/N): Mamaaaaa, no quiero volver a casa aúnnnnn. -Dije por milésima vez, intentando soltarme del fuerte agarre de mi madre sobre mi muñeca.

-(N/M): Te he dicho que no, ya está oscureciendo y además estás toda llena tierra por todas partes.

Mi padre solo soltó una pequeña carcajada que hiso que se ganará mirada una mirada de muerte de mi enfurecida madre.

-(N/M): Has algo con tu hija.

-(N/P): Mía? Que yo sepa es de los dos. -dijo con un tono burlón, obviamente para provocar aún más a mi madre. Lo que no me convendría a mí después, por supuesto.

-(N/M): Suficiente! - De manera brusca me jalo del brazo, como si de una muñeca de trapo se tratara y me entrego a mi padre.

-(N/M): Encárgate tú! ¡Porque enserio estoy a punto de explotar!

-(N/P): Bueno, si tú insistes creo que llego la hora de ponerle fin a esto.

Mi padre me miro directo a los ojos y me dio una mirada seria. Creo que ya sé que viene, tengo que estar lista para...

-(N/P): La hora de la negociación- con una enorme sonrisa corrí hacia mi padre para darle mis argumentos sobre porque teníamos que comprar galletas antes de ir a casa, obviamente totalmente justificados.

-(N/P): Y bien que es lo que deseas a cambio de que podamos ir tranquilos a casa?

-(T/N): Galletas! – Dije con una enorme sonrisa mientras lo abrazaba.

-(N/P): Bien. ¿Y porque debería comprar galletas?

-(T/N): Porque son ricas y me las merezco. - dije con una mi mirada de "es evidente"

-(N/P): Y te porque te mereces las galletas?

-(T/N): Porque estoy entrenando muy duro y.... me saque buenas notas en el colegio.

-(N/M): Tengo que decir, que es verdad.

-(T/N): ¡Lo vez, hasta mamá está de acuerdo!

-(T/N): Y que gano yo?

-(T/N): Ver a tu única hija favorita muy feliz.

-(N/P): Y???

-(T/N): Un abrazo?

-(N/P): T/N????

-(T/N): Y galletas. – suspire derrotada, se dio cuenta de que no pensaba compartir mis galletas.

-(N/P): Biennn, esta decidido! ¡Vamos por galletas! - luego le lanzo una mirada de suplica a mi madre y yo me le uní.

-(N/M): No puede ser, ustedes son imposibles. Esta bien, vamos por galletas. – dijo con una cara derrotada, aunque puedo jurar que pude ver una pequeña sonrisa salir de sus labios.

La hora de negociación era algo que habíamos inventado mi papá y yo, básicamente cada vez que quería algo tenía que decirle a papá lo que quería, cuál es su beneficio, por qué lo merezco y lo que él gana. La mayoría de veces yo ganaba y papá prometía traerlo otro día. Claro aprovechaba que yo era una niña y que después de media hora ya no me acordaba del acuerdo. Era una jugada muy astuta de su parte. Papá era quien traía diversión a casa, era muy alegre y divertido; aunque a veces algo flojo, mamá era más estricta, siempre preocupándose porque estudiara y me portara bien. Casi siempre nos peleábamos, pero papá siempre estaba ahí para detenernos. Éramos una familia muy feliz.

Estábamos regresando a casa después de la compra de galletas, el sol ya se había ocultado por completo. Las nubes ya no eran de color caramelo ahora eran un azul oscuro, algunos dirían que es negro pero la pequeña (T/N) siempre la veía el color azul al cielo, por más nublado u oscuro que este. La hermosa luna salió junto a sus amigas las estrellas a decorar el bello y misterioso cielo nocturno. Nada parecía fuera de lo común, pero cuando papá iba a abrir la puerta de casa se detuvo en seco y con una voz fuerte y profunda pronuncio las siguientes palabras:

(N/P): Sal, de tu escondite. Te he descubierto.

¿????: No esperaba menos del héroe retirado... Spikes.

(N/P): ¿Qué es lo buscas aquí, en mi casa? – Este hombre me daba mala espina, podía ver que papá estaba muy tenso, estaba apretando los puños. Y su mirada reflejaba preocupación.

¿????: Lo diré de manera simple quiero a la niña.

No pude ni siquiera notar el momento en que papá me cargo y salió corriendo de ahí. Detrás de él pude observar al señor luchar con mi mamá. No comprendía nada de lo que esta sucediendo en ese momento.

Pronto llegamos a un callejón, papá al estar tan cansado decidido intentar esconderme en un contenedor de basura.

(T/N): P-papá que está pasando? ¿Qué pasara con mamá?

(N/P): No te preocupes mamá es fuerte estará bien. Necesito que te quedes escondida aquí. ¿Sí? Será como cuando jugamos a las escondidas. No debes de salir a menos que te diga que ya ha terminado el juego.

No pude hacer nada más que asentir la cabeza y decirle las últimas palabras que le diría.

(T/N): P-papá vuelve rápido y así comeremos galletas todos juntos. Tú, yo y mamá.

(N/P): Es una promesa, mi pequeña (T/N).

Después de eso papá se fue, paso mucho tiempo no sé cuántas horas fueron, pero gracias a el silencio se sintió como si fueran siglos sin decir nada. Hasta que algo impacto contra el bote de basura y lo volcó. No podía respirar, toda la basura estaba encima de mí. Así que decidí salir voltear el bote y luego volver a esconderme. Pero cuando salí desee nunca haberlo hecho y quedarme con la pequeña ilusión que tenía en mi mente. La ilusión de comer galletas otro día con mi familia.

Mi padre estaba cubierto de sangre y tirado en el piso como si de basura se tratase, me acerqué a él lo más rápido que pude. Pero cuando estaba por acercarme algo me agarro del cabello mas bien dicho alguien.

(T/N): P-papá!!- grite con todas mis fuerzas, esperando a que se levantara o dijera algo.

¿????: O pequeña, tu papá está agonizando. – luego de decir eso intente atacar al sujeto, pero me dio un golpe en la nuca, y cuando sentía que estaba a punto de caer en la inconsciencia, pude oír las últimas palabras que escucharía de mi padre.

(N/P): T/N m-mi pequeña, no olvides que, pese a todo, tu madre y yo t-te amamos.

Cuanto deseaba que solo fuera un mal sueño, una horrible pesadilla y que me despertará y todo fuera como siempre. Pero la vida es injusta y cruel, solo que yo esto no lo sabía hasta ese día.

Bueno este es el segundo capitulo, tengo problemas para escribir. Ahora en la pandemia las clases virtuales están como locas. Ya ni los feriados respetan. Bueno no olvides votar y dejar tu comentario con sugerencias. Gracias por leer. :D 

Palabras tóxicas Izuku y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora