La noche anterior a un evento importante siempre es crucial para recolectar energías, tal vez para una persona que se sienta preparada y confiada de sus habilidades, el conciliar el sueño no es un acto difícil de realizar. Lástima que este no era mi caso, mis nervios estaban a flor de piel y mis parpados por más que estaban cansados, no parecían tener intensión de cerrarse. Por suerte este sufrimiento no iba durar mucho, ya que un remedio caído del cielo iba llegar a mí y líbrame del mal que sufría. Y no, no hablo de las pastillas para dormir. Al principio ese era el plan, pero cuando mi abuela me vio saliendo tan tarde, me detuvo y me obligo a volver a mi habitación.
(N/A): Que pastillas, ni que nada. Esas cosas son adictivas y te pueden hacer daño.
(T/N): P-pero abuelita-
(N/A): Pero abuelita, nada. Aquí estoy yo para ayudarte. – y dicho esto me vi forzada a volver a mi habitación a regañadientes.
Y pues ya estando en mi habitación mi abuela se puso manos a la obra y empezó la hora del remedio mágico de la abuela, algo de manzanilla, unas cuantas rodajas de cascara de naranja, un toque de menta, un poco de raíz de valeriana, algo de canela y por último cedrón. Lo que quiera que sea el cedrón. Y pues listo tienes una infusión para dormir. Mi abuela se acercó a mi habitación junto a una taza de té, se acercó lentamente, dejo la taza en mis manos, me deseó las buenas noches y se retiró.
Contemple el líquido que contenía la taza, era un color amarillento y su olor no era muy fragante que digamos. Dicho esto, aguante la respiración y tome todo el contenido de la taza. Si bien su sabor no era muy agradable, el té logro su cometido. Unos 20 minutos después caí en un sueño profundo. A la mañana siguiente me desperté rebosante de energía y lista para lo que viniese. Me alisté rápidamente y me dirigí al punto de encuentro que Midoriya y yo habíamos acordado, después de unos 10 minutos vino un Izuku algo cansado y apresurado. Decidimos darnos prisa así que el resto de camino a la UA, nos lo pasamos corriendo. Una vez que llegamos a la puerta de la UA por fin pudimos para de correr.
(T/N): Por fin llegamos. – dirigí mi mirada al peliverde que me había acompañado. Quien a su vez estaba sumergido en sus pensamientos y emitía uno que otro murmuro. Desde hace un rato había notado, que algo estaba molestándolo.
(T/N): Midoriya estas-. – Antes de que pudiera completar siquiera una oración, fui interrumpida por un rubio explosivo con mala actitud.
Bakugo: ¡Fuera de mi camino Deku!
Midoriya: ¡Kacchan!
Bakugo: ¡No te pares frente a mí, te mataré! – no se si era ceño fruncido en su frente o la cara de fastidio en su rostro, pero creo que Bakugo no estaba de buen humor. Pero bueno estamos hablando de Bakugo ¿Cuándo se le ha visto de buen humor?
Midoriya: B-bueno días. ¡Vamos a esforzarnos! - dijo mientras agitaba sus brazos rápidamente, una acción con la que pretendía al parecer, calmar a la bestia.
(T/N): Bakugo Katsuki, la amabilidad en persona.
Bakugo: Eso también te incluye, pequeño monstruo.
(T/N): Pequeño monstruo? ¿Que no era Venonat?
Bakugo: Si te llamo por tu apodo, entonces tú también debes llamarme por el mío.
(T/N): Rubia explosiva?
Bakugo: Idiota. – si las miradas mataran probablemente yo ya estaría mil metros bajo tierra. Después de la bella mirada asesina que me dedico, el rubio siguió con su camino.
Para mala suerte de un peliverde, el universo se iba burlar de él, de manera muy irónica por cierto. Convirtiendo su primer paso de su camino a héroe, a una posible caída vergonzosa. Dije posible porque no sucedió, ya que una chica de pelo castaño logro detener justo a tiempo su caída.
ESTÁS LEYENDO
Palabras tóxicas Izuku y tu
FanfictionLas palabras pueden doler más que los golpes, más aún cuando son directas del corazón, pero no son pensadas por el cerebro. Las palabras pueden envenenar a una persona y matarla lentamente por dentro, como si en verdad se tratase de veneno. Pero las...