1 de julio de 20XX
—¿Qué hago aquí?— trato de hablar, mi garganta arde a cada palabra, apenas la puedo mover.
Miro la pared vacía frente a mí, intentando, por acto reflejo, tocar mi cabeza, pero mi cuerpo no reacciona.
Siento miedo, apenas y puedo ver lo que hay a mi alrededor, la luz me nubla el panorama casi por completo. Hay alguien más aquí.
—Tranquila pequeña, no te asustes— responde con dulzura ese joven—. Me alegro que por fin reaccionaste a los estímulos externos— me acostumbro a la luz, mas sigo sin percibir su rostro—. Has pasado poco más de un mes en cuidados intensivos. No te preocupes que estás fuera de peligro.
Aquel chico de delgada figura y de apariencia joven porta una filipina azul marino junto a su mascarilla. Tan sólo se alcanza a notar su cabellera negra y pálida piel.
—Sólo está usted. ¿Será que puede decirme qué hago aquí?— siento un vacío en mi pecho, apenas puedo articular palabra alguna, mi voz suena peculiar a lo que pensé con anterioridad.
—Tuviste un accidente vehicular, sufriste más que el resto de tu familia— me observa con serenidad—, no te preocupes, todos están bien. Por ahora tienes que guardar reposo. Tus padres vendrán en unos minutos, yo me tengo que ir.
—¿Quién es usted?— pregunto curiosa.
—Sólo alguien que vela por tu mejoría— sonríe amable.
—Al menos... Dígame su nombre— no parece escucharme porque abre la puerta para irse, me siento nerviosa, ya no puedo articular alguna palabra.
La puerta se abre, sacándome un poco de mis pensamientos, intento girar un poco la cabeza, sin éxito.
—¿Mi hija estará bien?— pregunta una mujer sollozando y acompañada de dos hombres, uno de ellos un médico.
—¡Hija! ¡Nadia! ¡Despertaste!— el hombre con ella se acerca a mí con cuidado.
Tengo ese sentimiento de familiaridad, recuerdo un pensamiento.
"—Nadia, te amamos con todo nuestro corazón, si nosotros faltamos, sabemos con perfección que no dejarás a tus hermanos— aquel hombre que me lo decía lloraba, veía tristeza con pizcas de seguridad en sus palabras.
Los abracé como nunca lo había hecho."
Los miro con mayor atención, notando que son mis padres. Esa emoción de paz mejora mi estado de ánimo.
—Si, estoy un poco mejor. Madre y padre.
—Estás bien mi niña — dice mi padre feliz.
—Doctor... ¿Me permite hablar con mi hija?— por alguna razón mi madre luce enojada.
—Tengo que hacerle varias revisiones, será en otra ocasión— dice el doctor de cabellos agraciados, él se acerca a mí y ellos se retiran sin más—. Como consecuencia del accidente tuviste una contusión cerebral, estuviste en constante revisión pero todavía necesitamos hacerte más estudios— hace una ligera pausa—. Permíteme revisarte para comprobar que todo esté bien.
El doctor me ha hecho distintas preguntas que he podido responder. Perdí parte de la movilidad en mi cuerpo, tengo vagos recuerdos de antes y durante el accidente.
4 de julio de 20XX
Todo esto es extraño para mí, trato de mantener la calma por los resultados y el diagnóstico en general.
—¿Cuatro meses?— pregunto extrañada. Mis padres ahí presentes me miran con una sonrisa.
—Hasta que tu recuperación sea total, sí— el doctor me da las mejores esperanzas—. Me gustaría hablar afuera con usted— dice a mi padre. Ellos salen y nos dejan solas.
—¿Hice algo mal?— pregunto, la he visto diferente a lo poco que la recuerdo.
—No es momento para hablar, todo a su tiempo— dudo que quiera decirme lo que piensa.
Recuerdo a tres pequeños niños, mis hermanos. Ellos también debieron estar durante el incidente.
—¿Mis hermanos están bien?— pregunto—. ¿Y ustedes?— cambio de tema.
—Todo bien, ellos están con tu tía y primos— me alivian sus palabras para después cerrar los ojos y suspirar—. Tendré una conversación muy larga cuando estés en tus cinco sentidos, sólo eso te digo— mi mente formula una rápida pregunta—. Tenemos que irnos— interrumpe antes de decir más.
Me quedo anonadada y con más preguntas de lo que creería. Minutos después entra ese chico de hace unos días.
—¿Todo bien pequeña mariposa?
¿Pequeña mariposa?
Sonrío ante ese 'apodo'.
—Si le soy sincera, no lo sé— él observa con una charola que posee un vaso y otro objeto que no logro reconocer—, estoy confundida, siento que no debería estar aquí, debo levantarme, necesito hacer algo— hago el mayor de mis esfuerzos pero sólo provoco un dolor en mi cabeza, él se acerca para tranquilizarme sentándose a lado de mí.
—No te esfuerces, acabas de despertar. No es agradable estar así pero todo va a estar bien, yo estaré contigo para lo que necesites aún cuando sea medianoche, ¿de acuerdo?— mi labio inferior tiembla, su respiración está en mi oreja—. Como dije antes, quiero ayudarte— se acerca a la mesa al lado de mí—. Así que toma— en una mano sostiene el vaso y en la otra una pastilla con colores púrpura y azul.
Nuestras miradas intercambian un extraño sentimiento, algo muy familiar. Por unos segundos él se queda inmóvil. Abro la boca temerosa, él nota eso.
—Es un antiinflamatorio— dice—, te servirán de mucho ahora que ya estás consciente.
Levanto mi dedo índice en señal de aceptación, por lo que él toca mis labios y me toma del mentón para abrir mi boca, su agarre es sutil.
Sus dedos son muy suaves.
Coloca la pastilla en mi lengua. La trago sin rechistar y me da a beber un poco de agua. El sabor que tiene es dulce y suave. Aunque después se vuelve amargo.
—¿Quién es usted?— pregunto con voz adormilada—. Esa pastilla me dio sueño.
Bostezo, de mis ojos brotan pequeñas lágrimas por dicha reacción. No puedo más y el sueño me invade.
"—¿Por qué diablos hiciste eso? Una niña como tú no puede estar...— su voz invade mi cabeza—. Eres peor de lo que pensé, no eres más que una...
Cállate, cállate por favor.
—Eras mi lucero. ¿A dónde fuiste a parar?
Cállate... ¡Cállate!
—¿Es este mi castigo por revelarme contra...
¡¡CÁLLATE!!
¡PERDÓNAME POR FAVOR!"
Esas voces... No es la primera vez que las escucho.
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Derecho a Olvidar (piloto)
أدب المراهقينUn accidente me provocó una pérdida de memoria casi total, los fragmentos que aún me quedan son pesadillas y frases acortadas. Aquella libreta y aquel chico pueden darme respuestas a las incongruencias pero, me temo que puedo caer en un dilema del c...