MI PECADO DE AMOR (MANGELITO EDITANDO)

CAP8. LA PASION QUE SE DESCONTROLO (NARRADO POR MANGEL)

Antes de leer: Este capítulo nace gracias a una petición de una lectora, me solicitó de ser posible (amablemente) si podía escribir todo este libro pero narrado por Mangel, la verdad se me haría muy repetitivo pero sabiendo que desean conocer lo que él siente y piensa, dedico un capítulo más narrado por él, ya que también narró el capítulo cinco, muchas gracias por sus peticiones cuando se acercan con cariño y sobre todo cuando son de los que siempre están apoyando con sus likes y comentarios, tratare en la medida de lo posible de complacerles.

Este será un capitulo un poco más largo (ya que todos son relativamente cortos) ya que abarcara el retroceso desde el capítulo seis y siete, espero lo disfruten.

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A Sharon le cuesta cada vez más hablar, su pecho se está poniendo rígido a pesar de las terapias de Guillermo, aunque desde un principio sabíamos que las terapias no detendría el deterioro de la enfermedad, son simplemente para calmar en la medida de lo posible el dolor de sus articulaciones. Me cuesta mucho ver como se extingue una mujer tan maravillosa... Mejor salí de la habitación, dejé a Guillermo con su trabajo, este día inicio Lolito el turno completo en casa, es un alivio para mí que esté presente y sobre todo que siempre está buscando que hacer, simplemente yo no podía solo abarcar tantas necesidades del hogar, este chico es sorprendente, alegre y con tanta energía.

Entre a la cocina para prepararme mi café, tengo proyectos de la oficina que no he podido concluir, creo que ahora que está aquí Lolito tendré más tiempo para mis responsabilidades laborales, bastante paciencia me tienen en la oficina esperándome con los planos, además que hace meses no me presento, solo voy para dejar y recoger trabajos, diseños a veces maquetas. Ya saben todo lo que un ingeniero debe realizar, todos han sido muy comprensibles desde que Sharon enfermó.

Mientras preparaba mi café escuchaba la risa del chaval desde el patio, abrí la cortina para mirarlo, estaba recogiendo el desastre que dos Husky siberianos dejan en sus travesuras y no lo dejaban ni caminar por querer jugar con él, cosa que le parecía al chico muy graciosa al parecer, que bien saben los perros a quien pueden acercarse de más, a mí no me tocan porque odio que ensucien mi ropa con sus patas.

Su risa es contagiosa y me hace sonreír mientras le daba un sorbo a mi bebida, creo que ya lo he visto suficiente, va pensar que soy un loco pervertido, aunque... porque lo pensaría, él no sabe que yo...

Sin saber porque, en tres pasos ya estaba yo afuera y los tres me voltearon a ver.

- ¿Necesitas ayuda?-

Levanto su rostro y su cabello apenas dejaba salir entre sus mechones naranjas, sus enormes ojos esmeralda, me sonrió con timidez, aparto su cabello con las manos, que criatura tan hermosa.

- Estoy bien señor, ya casi le gané a Modrick con el pedazo de cartón que no quiere soltar-

- ¡Modrick!-

Le grité, y de inmediato soltó el trozo al que Lolito se refería y se fueron corriendo Pipi y Modrick al interior de su casita, amedrentados por el grito.

Después de eso le abrí la puerta de la cocina para darle el paso primero, deja una huella en el ambiente que huele a fruta, a limpio, fresco. Creo que debo alejarme de este chico, tiene algo en su mirada que me hace sentir... lo que hace mucho tiempo no sentía.

Me concentré en mi trabajo, en cuanto llegaba Guillermo casi al instante me encerraba en el estudio, lo escucho andar todo el día, mover aquí, mover allá, cada rincón de la casa le pertenecía, en el poco tiempo que tenía de turno completo, su presencia se hacía sentir por todos lados.