MI PECADO DE AMOR (MANGELITO EDITANDO)

CAP6. MI NUEVO HOGAR

Trabajando el turno completo creí que cubriría las horas que las niñas necesitaban de mí, pero solo me daba cuenta que yo necesitaba de ellas y que el turno completo se extendió, eventualmente el tiempo que pasaba en mi hogar era muy poco.

Siempre me retiraba ya muy noche, después de acostar a las niñas y hasta que Hannah se quedaba dormida leyéndole un cuento, de noche casi siempre el clima es muy severo con respecto a las lluvias, tenía que salir bien cubierto con botas de lluvia, impermeable y paraguas. Vivo a cuadra y media, ya saben, una corrida y casi llego. Pero al salir ya con mi kit completo me encontraba en la sala a un solitario señor Rogel, sentado en la oscuridad con una copa de vino.

No sabía que tenía como costumbre quedarse a solas un momento, claro que lo comprendo, sus días son agotadores y tener un momento de paz debe ser muy valioso, intente darle privacidad los primeros días y me retiraba en silencio a pesar del clima.

Después me notaba cuando iba a retirarme y me invitaba a sentarme un momento a su lado, obviamente me quitaba el impermeable y lo acompañaba, me ofrecía una copa de vino también, muchas ocasiones nuestras platicas se extendían tanto que me invitaba a quedarme en la habitación de debajo de las escaleras.

Yo como siempre sacando ventaja de los pequeños momentos que compartíamos, es que durante el día no tenía oportunidad de verlo, y para mí mirarlo y escuchar sus platicas tan interesantes es maravilloso, sin duda su madurez y experiencia en la vida le daban toda una paleta de aventuras para relatar, yo me sentía embobado imaginando todas las cosas que me contaba.

Yo que creía que al trabajar el turno completo me lo toparía a cada instante y era mi nervio principal, ahora me doy cuenta que no es así, él siempre esta trabajando en su laptop al lado de su esposa o en la habitación que está a un lado del cuarto de lavado, allí tiene sus libros y planos de ingeniería, y cuando no está trabajando, evidentemente está atendiendo a Sharon, total, pasaba mis horas atendiendo las necesidades del hogar en solitario.

Solo platicaba un ratito en las mañanas con el enfermero Guillermo quien se tomaba un café antes de subir a hacer las terapias a Sharon y me contaba de sus desgracias con los chicos y de los romances de hospital, nunca me hubiera imaginado que un lugar donde atienden enfermos y solo hay profesionales, hubiese tanto coqueteo entre ellos, me encantaba escuchar sus historias.

Pues, en fin, me desvié del tema, les decía: que después de meses trabajando de ocho de la mañana a once de la noche, encontré un momento y un lugar donde podía estar con el amor de mi vida, a las once de la noche, en la sala con una copa de vino y a oscuras.

Les mentiría terriblemente si les dijera que en el fondo de mi corazón aquello no era igual a una cita, mi corazón daba un vuelco cuando salía y lo encontraba en la sala y frente a él dos copas de vino, dioses, ¡¡Ya me esperaba!! Agradecía profundamente que le gustaba tener la luz apagada, para que no notara mis mejillas ardiendo. Me acercaba temblando, me sentía estúpido por la emoción que desbordaba.

Sobre todo cuando una de esas noches soñé que al esperarme en la sala terminábamos haciendo el amor. Mis nervios me traicionaban a veces y tartamudeaba ¿Qué pensara de mí? Él solo buscaba compañía para desahogar el cansancio de sus días y yo soñando que me amaba... Soñando que para él aquello también era una pequeña cita clandestina.

Pero háganle entender a mi corazón, porque yo ya no puedo, por más que quise convencerlo de dejar de amar al señor Rogel, se empeñó en meterlo más adentro cada día.

Sobre todo cuando descubrí lo solitario que era, el poco apoyo o casi nulo de parte de sus familiares, y amistades... solo lo escuchaba hablar por teléfono y cuando lo visitaban no pasaban de la puerta, no se daba tiempo para nada que no fuera su familia y yo era su único apoyo y soporte para todo, para su casa, para sus hijas y para sus conversaciones.