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📍Buenos Aires.
Celeste.

camino de un lado a otro en el pasillo del hospital.

–¡mamá!–chilla mirándome–, sentate que nos pones nerviosos.

–no puedo–digo, mientras sigo caminando.

–amor sentate, ya va a salir el doctor–Thomi me abraza.

iba a responder pero justo salió el doctor.

–¿Familia de Palacios?–nos mira y yo asiento.

suspiro antes de hablar.

–hoy alcanzamos a lavarle el estómago, si hubieran llegado tarde no lo ibamos a salvar–me mira y yo trago grueso–, está muy débil, tomó mucha cocaína y mucho alcohol, asique tenganle paciencia.–asentí–, pueden pasar de a uno, pero no lo abrumen.

asentimos y el salió.

–pasá vos mami, capaz habla algo con vos–Miranda me mira, asentí y entré.

–me hiciste asustar boludo–me siento y lo miro–, ¿mirá si no alcanzaba a agarrarte?, te perdiamos Teo, tené en cuenta que tenés hijos y quieren verte bien.

–me... me quie...quieren...sa...sacar a... Liam...–tartamudea bajito.

–¿quién te lo va a sacar, Mateo?–me enderezo.

–Nicki y Khea–murmura.

–listo, no hables más que no te podés forzar.–agarro su mano y el me mira–Ahora te tenés que esforzar para ganarle a Nicole, nosotros jamás te vamos a dejar solo Mateo, tenelo siempre en cuenta.

–per...perdón por todo–solloza.–Por todo lo que te hice.

negué.

–ya está Mateo, pasó hace mucho–sonrío–, te perdoné hace mucho tiempo.

–soy una basura–sollozo.–Perdí a mi papá, mi mamá y Emi están enojados conmigo, mi padrino también se fué, me dejaron solo, ¿entendés?

mis ojos empezaron a arder y mis nariz a picar.

–apesar de que mi papá no haya aguantado y tu papá tampoco, no significa que estás solo Mateo–me siento a su lado–, tenés a las nenas, a Liam, a mí, a Camilo y a todos los que están ahí afuera esperando que vos te mejores para poder volver.

Mi papá y mi padrino se habían ido de viaje a Uruguay solos en auto, cuando chocaron y no resistieron.

es una herida que no sana y que jamás va a sanar, pero hay que seguir, especialmente porque tenemos hijas atrás nuestro.

–¿están todos?–solloza.

–está hasta Paulo y con eso te digo todo–me río leve.

el larga una risita.

–¿vinieron las chicas también?–murmura nuevamente.

–todas las chicaaas–me río.

–perdón por el susto–me mira.

–me hiciste asustar feisimo, pero ya está, ya pasó.–sonrío.–Ahora recupérate nomás, siempre vamos a estar a tu lado.

hablamos un rato más y el se quedó dormido.

salí un rato y Cami me miró.

–andá a tu casa gorda, me quedo en la noche yo–me abraza.

–está bien, mañana vengo temprano–el me mira y asiento.

𝙠𝙖𝙧𝙢𝙖 ; 𝙩𝙧𝙪𝙚𝙣𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora