-Capítulo 2-

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"El plan perfecto"

Mi alarma había sonado pero ni siquiera me preocupé en apagarla. Ya estaba despierta y no quería salir de la cama.

Gire mi cuerpo y estire mi brazo para agarrar mi celular, 7:38 a.m. marcaba el reloj del artefacto en mi mano. Desbloquee mi celular y revise mis notificaciones, no había mucho, solo unas de Instagram avisando que diferentes artistas habían posteado fotos y anuncios de YouTube, las elimine todas y deje mi celular en mi pecho. Mi mirada cayo en las cortinas oscuras de black out color negro, casi tocaban el piso de lo largas que eran y la luz no entraba a mi habitación, era como si un escudo protector estuviera protegiendo mi habitación de los rayos de luz que trataban de matarme. Lleve mi brazo detrás de mi cabeza y en ningún momento deje de mirar la ventana, sentía un pequeño impulso, una vocecita que decía:

<<Anda, abre la ventana, observa el sol y siéntelo en tu piel>>

Por un segundo pensé en salir de la cama y tirar de las cortinas para que se abran. Me senté en la cama de golpe, quería sentir el sol, quería mirar al cielo, tener que cerrar mis ojos y llevar mi mano a mis párpados para que el sol no me ciegue por unos segundos. ¿Cómo se sentirá eso? ¿cómo se sentirá que el sol pegue en tus ojos y no veas por unos segundos hasta que tus ojos se acostumbren a la luz?. Tampoco sabía cómo se sentía, si salía, no podía olvidar mis gafas ya que el sol también puede ser perjudicial para mis ojos.

De todas las enfermedades del mundo tenía que heredar esta.

Deje esos pensamientos para la noche y los aleje en el momento en el que me levanté de mi cómoda y hermosa cama y me dirigí al pasillo tomando mi ropa para una ducha fría. Dejé mi ropa en la tapa del inodoro, abrí el agua fría y un poco la caliente. Me quite la ropa y me adentre a la bañera, la lluvia del agua se esparcía por mi cuerpo dándome pequeños escalofríos por el frío del agua, pero no iba a calentarla mas, ya era bastante con no poder sentir el sol, así que todo lo que hago, lo hago exageradamente solo para poder llenar ese pequeño vacío que había en mi. Tome el shampoo y lo refregué por mi cabello, no tenía el pelo corto como meses atrás cuando lo había cortado en el verano pasado, sino que ahora ya casi me llegaba a la cintura. Enjuague el shampoo y llegó el momento del acondicionador, lo aplique en las puntas de mi cabello hasta un poco más arriba y deje que el agua se haga cargo de sacarlo por completo. Mirando a la pared marrón claro que estaba enfrente mío me abrace a mi misma, cerré mis ojos y por un segundo, me permití pensar que estaba en otro lugar.

Mi mente me llevó al sur de Argentina, donde los lagos eran grandes y tenían rocas por doquier, el agua era transparente, me imaginaba tomando sol en una de esas reposeras donde puedes acostarte completamente y tomar sol hasta quedar rojo como un tomate. Yo también quería quedar roja como un tomate, pero no podía.

Después de la ducha, me vestí e hice una estúpida rutina de cremas que mi madre había comprado hace unos meses no solo por tener mi piel hidratada, sino también porque ella pensaba que tener la piel limpia y brillante era mucho presentable, no tengo ni idea quien podría decirme que mi piel es linda, siempre veo a las mismas personas que viven en la casa a no ser que hagan alguna reunión familiar o salgamos a comer a algún restaurante a la noche, pero mamá tampoco lo permitía, aunque sea de noche no siempre me dejaba salir.

Soy alérgica al sol, no a la luna, Eleonor.

Salí del baño ya cambiada y fui a mi habitación para tomar mi clase de francés. Prepare mis libros, lápices y mi computadora, nunca fui buena en los estudios como matemáticas, historia, etc, como no podía asistir al instituto y mi madre nunca dejó asistir de noche. Estudié hasta el año pasado con una profesora que venía a mi casa y me enseñaba cosas sin sentido que nunca en mi vida pondría en práctica, para lo que si se me dio bien, es el aprender idiomas con la profesora. Con Clara, aprendí español, no hablaba a la perfección, pero lo se llevar. Ella era de Argentina, creo que ya volvió a su provincia, sabía que vivía en Bariloche, el sur de Argentina, ella siempre me mostraba fotos o me hablaba de lo que las personas podían hacer allí. Me emocione tanto que intente de que mi madre me dejara ir al menos unos días, pero debía viajar de día, hicimos todo lo posible para que acceda. El doctor dijo que podía viajar con el atuendo indicado, pero mamá se negó, Matt, Luke y Eric también hablaron con ella para que cambie de opinión, pero no pudieron, así que allá fue mi oportunidad de conocer ese lugar. En otra vida quizás.

La chica que se escondió del sol (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora